/ jueves 4 de marzo de 2021

Día Mundial de la Obesidad

Desde hace un tiempo, en muchos medios de comunicación se escucha hablar de la obesidad y el sobrepeso, como un problema de salud pública; México, según estadísticas, ocupa el primerísimo lugar en obesidad infantil y eso preocupa a los gobiernos que empezaron a diseñar programas para reducir este grave problema. Hoy, este tema lo abordo debido a que leí que el 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad y el Sobrepeso, por lo que me enfoco a lo que el sector de salud señala: que tenemos en el mundo problemas graves generados por lo que comemos. “La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal”. Así describe la Organización Mundial de la Salud (OMS) a lo que ahora se reconoce como una enfermedad mortal.

La obesidad en México, causa la muerte de más de 200 mil personas al año; de éstas, más de 80 mil son por diabetes, y más de 100 mil por enfermedades cardiovasculares. Así como los niños, el resto de la población también padece de sobrepeso, debido a conductas alimentarias descontroladas. En la población de hombres, emocionalmente no afecta tanto la gordura, pero en las mujeres se ha convertido en la gran pesadilla, debido a esta mala alimentación rica en carbohidratos y a esa predisposición genética y desequilibrio hormonal.

Surge otro problema que es la “gordofobia”, que algunas feministas manejan con ese título; este concepto se refiere a un sesgo automático e inconsciente, que lleva a discriminar y minusvalorar a gente con sobrepeso. En las personas, y especialmente en las mujeres que tienen sobrepeso, conscientes de esta aversión hacia ellas, también se sienten angustiadas por querer ser aceptadas en nuestra sociedad; por ello es que la imagen física de la mujer (y también del hombre) cuenta más que su salud, y a costa de lo que sea, se someten a dietas mortales, a tratamientos costosos, a tomar laxantes y medicamentos dañinos para su organismo, debido a una baja autoestima.

Muchas mujeres influenciadas por los anuncios comerciales sienten ansiedad por sentirse no aceptadas en sociedad. Este problema estresante por el sobrepeso, se refleja en no usar cierto tipo de ropa, en no ir a los balnearios, en no ponerse prendas a la moda y en el temor a ser rechazada por personas del sexo masculino.

Tener una buena alimentación conlleva a una buena salud; más que tener la fijación de la imagen corporal, es pensar en que, para chicos y grandes, a pesar de que nos enseñaron que comer bien era sentirse lleno (satisfecho), eso no es lo ideal. Lo importante es no tener enfermedades derivadas del sobrepeso como diabetes y otras afectaciones. No es lo mismo, tener una dieta sana en alimentos que nutren, que el comportamiento obsesivo compulsivo para bajar de peso.

Lo paradójico es que los alimentos chatarra, pastelitos y fritos, que han inundado los comercios y las tienditas, los siguen consumiendo chicos y grandes, no obstante, las recomendaciones de los nutriólogos y los médicos. Pero también los anuncios televisivos para bajar de peso siguen apareciendo como milagrosos, y con ellos el riesgo de la salud.

Desde hace un tiempo, en muchos medios de comunicación se escucha hablar de la obesidad y el sobrepeso, como un problema de salud pública; México, según estadísticas, ocupa el primerísimo lugar en obesidad infantil y eso preocupa a los gobiernos que empezaron a diseñar programas para reducir este grave problema. Hoy, este tema lo abordo debido a que leí que el 4 de marzo es el Día Mundial de la Obesidad y el Sobrepeso, por lo que me enfoco a lo que el sector de salud señala: que tenemos en el mundo problemas graves generados por lo que comemos. “La mayoría de la población mundial vive en países donde el sobrepeso y la obesidad cobran más vidas de personas que la insuficiencia ponderal”. Así describe la Organización Mundial de la Salud (OMS) a lo que ahora se reconoce como una enfermedad mortal.

La obesidad en México, causa la muerte de más de 200 mil personas al año; de éstas, más de 80 mil son por diabetes, y más de 100 mil por enfermedades cardiovasculares. Así como los niños, el resto de la población también padece de sobrepeso, debido a conductas alimentarias descontroladas. En la población de hombres, emocionalmente no afecta tanto la gordura, pero en las mujeres se ha convertido en la gran pesadilla, debido a esta mala alimentación rica en carbohidratos y a esa predisposición genética y desequilibrio hormonal.

Surge otro problema que es la “gordofobia”, que algunas feministas manejan con ese título; este concepto se refiere a un sesgo automático e inconsciente, que lleva a discriminar y minusvalorar a gente con sobrepeso. En las personas, y especialmente en las mujeres que tienen sobrepeso, conscientes de esta aversión hacia ellas, también se sienten angustiadas por querer ser aceptadas en nuestra sociedad; por ello es que la imagen física de la mujer (y también del hombre) cuenta más que su salud, y a costa de lo que sea, se someten a dietas mortales, a tratamientos costosos, a tomar laxantes y medicamentos dañinos para su organismo, debido a una baja autoestima.

Muchas mujeres influenciadas por los anuncios comerciales sienten ansiedad por sentirse no aceptadas en sociedad. Este problema estresante por el sobrepeso, se refleja en no usar cierto tipo de ropa, en no ir a los balnearios, en no ponerse prendas a la moda y en el temor a ser rechazada por personas del sexo masculino.

Tener una buena alimentación conlleva a una buena salud; más que tener la fijación de la imagen corporal, es pensar en que, para chicos y grandes, a pesar de que nos enseñaron que comer bien era sentirse lleno (satisfecho), eso no es lo ideal. Lo importante es no tener enfermedades derivadas del sobrepeso como diabetes y otras afectaciones. No es lo mismo, tener una dieta sana en alimentos que nutren, que el comportamiento obsesivo compulsivo para bajar de peso.

Lo paradójico es que los alimentos chatarra, pastelitos y fritos, que han inundado los comercios y las tienditas, los siguen consumiendo chicos y grandes, no obstante, las recomendaciones de los nutriólogos y los médicos. Pero también los anuncios televisivos para bajar de peso siguen apareciendo como milagrosos, y con ellos el riesgo de la salud.

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