Guerrero, se ha convertido en un lugar complicado para ejercer la labor de reportero, no solo por el entorno violento atribuido a la disputa que libran grupos vinculados con el crimen organizado, sino también cuando se revelan y critican al sistema político, que ha dejado un saldo de cinco comunicadores asesinados, tan solo de 2018 al 2022.
La última víctima fue el periodista Fredid Román, acribillado afuera de su domicilio en la ciudad de Chilpancingo, capital del estado, curiosamente tres horas antes de haber publicado su columna en la que critica al gobierno federal y a un ex gobernador, sin que existan a la fecha pistas de su asesinato.
En este estado suriano, los índices de violencia no bajan, por el contrario, se siguen elevando, a pesar de la militarización y la presencia de la Guardia Nacional, que no han logrado reducir los escenarios de inseguridad, que son caldo de cultivo de amenaza para el quehacer reporteril.
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Esta situación, va emparejada a las condiciones de precariedad en la que trabajan los que ejercen el oficio de informar, con bajos salarios han sido vulnerables al sistema político y acatar, prácticamente, la autocensura a sus escritos de crítica y publicar noticias en complicidad con el poder.
Por ello, no es difícil entender que una de las primeras líneas que apuntan a los crímenes de los comunicadores esté relacionada con su labor, al hacer críticas en el tema de la política y, en segundo término, a las publicaciones relacionadas sobre el crimen organizado, corrupción y seguridad pública, principalmente.
Es de entenderse que se trabaja bajo mucha presión y enfrentan situaciones complicados, derivado de años de control que ejerció el sistema político sobre los medios de comunicación, que limitó su autonomía y coartó el ejercicio de la libertad de expresión, al grado que ahora no se acepte a los periodistas abiertamente críticos y sean objeto de ataques del propio gobierno.
Por tanto, no hay nada que festejar este día de la libertad de expresión, cuando se ha teñido de rojo y no existan garantías para ejercer el noble oficio de informar a la sociedad sobre los acontecimientos más relevantes del día a día.
Las cifras no mienten, según reportes de la oficina de Reporteros sin Fronteras, en Guerrero, del año 2000 al 21 de agosto de 2022, fueron privados de la vida 17 periodistas, en el sexenio de Vicente Fox Quezada se contabilizaron tres; seis en el de Felipe Calderón Hinojosa; cuatro en el de Enrique Peña Nieto y 5 en lo que va de Andrés Manuel López Obrador.