A pesar de estar postrado en una silla de ruedas, el joven Andrés sale a vender helados y contribuir al sustento familiar.
Este hombre de lucha, vive en La Cima, desde donde se traslada a su centro de trabajo y de ahí toma la costera Miguel Alemán, para ofrecer sus helados.
En breve entrevista, envío un mensaje a todas las personas que como él sufren de alguna discapacidad, para no rendirse y seguir echados pa' delante.
- ¿Cómo fue que terminaste en silla de ruedas?
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Tenía 3 años cuando enfermé y me afectó las extremidades, deje de caminar y tuve que usar sillas de ruedas desde ese momento.
Sin embargo, dice que continuó con su vida y con el apoyo de sus padres, estudio preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, hasta ahí dejó su formación académica.
A la edad de 14 años, aprendió a fabricar papalotes o también conocidas como culebrinas, pero solo duró tres meses, porque no dejaba mucha ganancia.
Andrés recuerda que ayudaba en su casa, pero la economía no era buena, así que buscó donde ocuparse y se enteró que la empresa de helados "Bonais", requería personal.
Fue así, como hace seis meses se dedica a vender helados y le deja buenas ganancias, que le permite contribuir a los gastos de su casa.
A pregunta de que si alguien sufre una discapacidad debe de rendirse, tajante dice que no y es cuando debe de motivarse para ser útil a la sociedad.
Les hago un llamado a todos los que padezcan algún tipo de incapacidad, a que no se rindan y que sigan adelante, los obstáculos se los pone uno mismo, dijo.
En su caso, aprendió a tomar el taxi y llegar a su centro de trabajo, de ahí sale a trabajar y regresa por la tarde al lado de sus padres.
Andrés, sin perder su optimismo, agradece la entrevista y sigue ofreciendo su producto a sus potenciales clientes con la seguridad de que tendrá buenas ventas.