/ viernes 28 de diciembre de 2018

Venir a Acapulco, una odisea para la familia Hernández

Tras horas de viaje y paradas continuas, la familia Hernández por fin está en el puerto de Acapulco, con sus 80 miembros, para disfrutar del sol, mar y playa

Tras horas de viaje y paradas continuas, la familia Hernández por fin está en el puerto de Acapulco, con sus 80 miembros, para disfrutar del sol, mar y playa, en estas fiestas decembrinas, aunque apretándose el cinturón para poder regresar a su León, Guanajuato.

Este jueves por la mañana, después de hospedarse en un hotel de la zona Tradicional, todos, luciendo sus trajes de baño, shorts ajustados, sin faltar los sombreros para protegerse del inclemente sol, llegaron a la playa Caleta.


Sin perder el ánimo y satisfechos de poder estar nuevamente en el puerto de Acapulco, todos, perfectamente organizados, por aquello de que se les vaya a perder uno de los infantes, se enfilaron a darse un chapuzón, aunque, antes, tuvieron que ponerse de acuerdo si iban o no a la isla de La Roqueta.

El patriarca de la familia, Adolfo Hernández Viveros, hombre de mirada seria, pero de fácil sonrisa, relató que, desde el mes de mayo, reunió a todos sus hijos y hermanos, con quienes intercambió opiniones sobre qué destino de playa iban a visitar en estas fiestas decembrinas.

“La Navidad es costumbre que la disfrutemos en nuestro León, Guanajuato, pero nos tomamos cuatro días de las vacaciones y visitar al puerto de Acapulco, para regresarnos y estar en la casa celebrando el Año Nuevo”, dijo.

Admitió que fue toda una odisea reunir el dinero para rentar dos autobuses de turismo, porque tuvieron que ahorrar desde el mes de mayo y que toda la familia, integrada por 80 miembros, pudiera llegar al puerto de Acapulco, haciendo escala en algunos puntos para comer y…, comprar también.

Ahora, su primera parada, es darse un remojón en la playa, con sus cinco hijos y 14 nietos, así como la señora de la casa, quien dirigía a todos los integrantes de la familia Hernández, para ir organizados y evitar cualquier incidente.


Don Adolfo admitió que han escuchado algunas noticias malas de este balneario del Pacífico, pero aseguró que hasta este momento no ha ocurrido nada y su familia, incluyendo, “los arrimados”, se preparan para que su estancia en este destino de playa sea inolvidable y que puedan disfrutar del clima.

Así es como la familia Hernández se confundió con otros cientos de visitantes que también disfrutan de estas fiestas decembrinas, para después retornar a sus lugares de origen y en espera de que el 2019, sea mejor que este año que se va.

Tras horas de viaje y paradas continuas, la familia Hernández por fin está en el puerto de Acapulco, con sus 80 miembros, para disfrutar del sol, mar y playa, en estas fiestas decembrinas, aunque apretándose el cinturón para poder regresar a su León, Guanajuato.

Este jueves por la mañana, después de hospedarse en un hotel de la zona Tradicional, todos, luciendo sus trajes de baño, shorts ajustados, sin faltar los sombreros para protegerse del inclemente sol, llegaron a la playa Caleta.


Sin perder el ánimo y satisfechos de poder estar nuevamente en el puerto de Acapulco, todos, perfectamente organizados, por aquello de que se les vaya a perder uno de los infantes, se enfilaron a darse un chapuzón, aunque, antes, tuvieron que ponerse de acuerdo si iban o no a la isla de La Roqueta.

El patriarca de la familia, Adolfo Hernández Viveros, hombre de mirada seria, pero de fácil sonrisa, relató que, desde el mes de mayo, reunió a todos sus hijos y hermanos, con quienes intercambió opiniones sobre qué destino de playa iban a visitar en estas fiestas decembrinas.

“La Navidad es costumbre que la disfrutemos en nuestro León, Guanajuato, pero nos tomamos cuatro días de las vacaciones y visitar al puerto de Acapulco, para regresarnos y estar en la casa celebrando el Año Nuevo”, dijo.

Admitió que fue toda una odisea reunir el dinero para rentar dos autobuses de turismo, porque tuvieron que ahorrar desde el mes de mayo y que toda la familia, integrada por 80 miembros, pudiera llegar al puerto de Acapulco, haciendo escala en algunos puntos para comer y…, comprar también.

Ahora, su primera parada, es darse un remojón en la playa, con sus cinco hijos y 14 nietos, así como la señora de la casa, quien dirigía a todos los integrantes de la familia Hernández, para ir organizados y evitar cualquier incidente.


Don Adolfo admitió que han escuchado algunas noticias malas de este balneario del Pacífico, pero aseguró que hasta este momento no ha ocurrido nada y su familia, incluyendo, “los arrimados”, se preparan para que su estancia en este destino de playa sea inolvidable y que puedan disfrutar del clima.

Así es como la familia Hernández se confundió con otros cientos de visitantes que también disfrutan de estas fiestas decembrinas, para después retornar a sus lugares de origen y en espera de que el 2019, sea mejor que este año que se va.

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