Un deporte de riesgo empezaron a practicar cientos de turistas que llegaron a Acapulco, quizá en busca de la tercera ola, pero no del mar, sino la de contagios de Covid-19.
Inspirados en el deporte del surf y procedentes del centro de la república, sitio que, al igual que este puerto, empieza a registrar un aumento de los casos del letal virus, los visitantes se adentran a las playas para olvidarse del riesgo sanitario en el que aún nos encontramos.
En su mayoría personas menores de 50 años, ese sector de la población que en la actualidad ha sido inoculado contra el coronavirus en la Ciudad y Estado de México, llegaron para romper las normas sanitarias que indican uso obligado de cubrebocas, sana distancia y lavado de manos para evitar subirse a la cresta.
Con la cerveza en la mano, cubiertos de bronceador y bloqueador, pensando en que surcarán las olas, bailan al ritmo de la tambora, incluida una mujer embarazada con su pequeño en brazos, quienes hacen una pequeña fiesta en la playa por algunos minutos y en su danza, dan brincos de aquí para allá y de allá para acá, al son que les pongan.
Son las tres de la tarde, el ruido ensordecedor de los instrumentos musicales apaga los rayos del sol que a esta hora pega a plomo justamente en el día que da comienzo la canícula, periodo en el que el calor será más intenso, y al incrementar los grados, solo una cerveza fría ayuda a bajar esa temperatura.
En medio de la tercera ola que ya impacta a Acapulco, destino turístico en el que este lunes el gobierno de Guerrero disminuyó los horarios y aforos en bares y restaurantes en el Periódico Oficial del Estado debido al repunte de contagios, así como casos activos, el grupo de visitantes, disfruta a la orilla del mar en la playa el morro.
En la mesa de junto, sus compañeros de viaje, también infringiendo las normas sanitarias, mueven la cabeza al son de la música que suena y suena, mientras le dan sorbos a las cervezas con las que poco a poco empiezan a olvidar el latente riesgo sanitario que se mantiene en México.
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