/ martes 4 de enero de 2022

Plomeros claman por trabajo enmedio de la crisis económica

Desde las 8:00 de la mañana montan guardia en la avenida Cuauhtémoc esquina con Mina, en espera de poder llevar "el chivo" a sus casas

Con rostros serios y crispándose las manos, los plomeros porteños ruegan por trabajo en esta cuesta de enero, ofreciendo sus servicios, con la herramienta lista, en avenida Cuauhtémoc esquina con Mina del primer cuadro de la ciudad.

Son alrededor de 12 personas que integran este grupo, que desde las 8:00 de la mañana de este martes, montan guardia en este espacio que han ocupado desde hace ya 30 años, algunos tienen menos tiempo, pero todos de aquí han llevado el sustento a sus familias.

Sin embargo, como todos los años, la cuesta de enero les cae como una pesada loza, personas van y vienen, pero prácticamente los invisibilizan y se pasan de largo, ajenos a su necesidad de trabajo para poder llevar el "chivo" a sus casas , como coloquialmente dicen en su gremio.

Lee también: Con sus donas dan vida al campo en su tierra

Uno de estos plomeros es Alfonso Navarro Díaz, originario del estado de Morelos, pero avecindado en el puerto desde hace más de 50 años, aunque de rostro adusto, es un buen conversador, refiere que fue militar, pero renunció porque los dos mil pesos que le pagaban a la decena, no le alcanzaban.

Explicó que desde joven aprendió la plomería y cuando salió del Ejército se dedicó a trabajar en el oficio, pero aprendió también electricidad, conectar tubería de gas y hacer conexiones de drenaje, pero si sale una obra en construcción, “también nos la aventamos”.

Aseguró que no está en sus planes retirarse, pues a pesar de que en el mes de julio cumple 72 años de edad, “mientras haya garra y tenga fuerza, vamos a seguir trabajando de plomero o lo que salga, para poder llevar el gasto a la casa ”.

Navarro Díaz le viene a la mente que son varios de sus compañeros que se fueron por enfermarse del Covid-19, antes éramos 20 y ahorita quedamos como 12, el resto se murió, somos todos los que quedamos y seguimos aquí trabajando.

Filtró que actualmente tiene dos hijos con su esposa, pero acepta: “soy un Gabino Barrera, tengo hijos por donde quiera, son seis”, para soltar una carcajada, que lo hizo olvidar momentáneamente, que no llegan los clientes y el tiempo pasa inexpugnable .

Varios de sus compañeros han fallecido a causa del Covid-19. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

Con rostros serios y crispándose las manos, los plomeros porteños ruegan por trabajo en esta cuesta de enero, ofreciendo sus servicios, con la herramienta lista, en avenida Cuauhtémoc esquina con Mina del primer cuadro de la ciudad.

Son alrededor de 12 personas que integran este grupo, que desde las 8:00 de la mañana de este martes, montan guardia en este espacio que han ocupado desde hace ya 30 años, algunos tienen menos tiempo, pero todos de aquí han llevado el sustento a sus familias.

Sin embargo, como todos los años, la cuesta de enero les cae como una pesada loza, personas van y vienen, pero prácticamente los invisibilizan y se pasan de largo, ajenos a su necesidad de trabajo para poder llevar el "chivo" a sus casas , como coloquialmente dicen en su gremio.

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Uno de estos plomeros es Alfonso Navarro Díaz, originario del estado de Morelos, pero avecindado en el puerto desde hace más de 50 años, aunque de rostro adusto, es un buen conversador, refiere que fue militar, pero renunció porque los dos mil pesos que le pagaban a la decena, no le alcanzaban.

Explicó que desde joven aprendió la plomería y cuando salió del Ejército se dedicó a trabajar en el oficio, pero aprendió también electricidad, conectar tubería de gas y hacer conexiones de drenaje, pero si sale una obra en construcción, “también nos la aventamos”.

Aseguró que no está en sus planes retirarse, pues a pesar de que en el mes de julio cumple 72 años de edad, “mientras haya garra y tenga fuerza, vamos a seguir trabajando de plomero o lo que salga, para poder llevar el gasto a la casa ”.

Navarro Díaz le viene a la mente que son varios de sus compañeros que se fueron por enfermarse del Covid-19, antes éramos 20 y ahorita quedamos como 12, el resto se murió, somos todos los que quedamos y seguimos aquí trabajando.

Filtró que actualmente tiene dos hijos con su esposa, pero acepta: “soy un Gabino Barrera, tengo hijos por donde quiera, son seis”, para soltar una carcajada, que lo hizo olvidar momentáneamente, que no llegan los clientes y el tiempo pasa inexpugnable .

Varios de sus compañeros han fallecido a causa del Covid-19. / Foto: Abraham Martínez | El Sol de Acapulco

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