Totalmente desérticas lucen las playas del puerto de Acapulco, solo el ruido de motosierras y algunos curiosos caminan por la franja de arena en donde todavía limpian los destrozos que dejó a su paso el huracán Otis.
Esto no es común en la llamada perla del Pacífico, más que se trata de un fin de semana largo, con motivo del 20 de noviembre, que, de acuerdo a reportes de los hoteleros, en estos días se alcanzaban hasta un 65 y 70 por ciento de ocupación hotelera.
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En esta ocasión el panorama es distinto, la letal fuerza de la naturaleza golpeó con toda su furia a la industria sin chimenea y al sector restaurantero, cuyos daños se estiman en miles de millones de pesos.
A pesar del despliegue de brigadas de trabajadores del gobierno del Estado y del ayuntamiento de Acapulco, así como del respaldo del gobierno federal que dio empleo a través del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, con una ruta de acción enfocada a la reconstrucción de Acapulco, todavía el paisaje lo adornan los puntos negros.
La bahía de Acapulco está en proceso de recuperación, son pocos los restaurantes que abrieron sus puertas y dan atención a los clientes que buscan un lugar donde puedan olvidar la tragedia que provocó el fenómeno meteorológico.
La gobernadora Evelyn Salgado Pineda aseguró que continúa la ruta de acción enfocada a la reconstrucción de Acapulco, se intensifica la limpieza y recolección de escombros y basura, tanto en colonias y la franja turística, principalmente la costera Miguel Alemán.
Dentro de este proceso de recuperación de la actividad turística, alrededor de 30 hoteles de cuatro y dos estrellas ofrecen servicio de hospedaje al turismo de trabajo, es decir, a los cientos de personas que provienen de diferentes dependencias federales y de empresas privadas que se sumaron a la reconstrucción de este destino de playa.
Sin embargo, se dan abusos por la necesidad de hospedaje, como ocurre con el hotel El Presidente, que lejos de solidarizarse en estos momentos de tragedia su tarifa es de mil 400 pesos la habitación, pero sin ofrecer los servicios que justifiquen su costo, pues no cuenta con servicio de aire acondicionado y solo ponen un ventilador, además solo hay agua fría y tampoco cuenta con elevador.
Otro problema que incide en que no haya turistas es que los cúmulos de escombro y basura sigue siendo la postal que ofrece el puerto de Acapulco, con los riesgos de declararse una emergencia sanitaria, tal y como lo han alertado ambientalistas, que han denunciado la proliferación de moscas y mosquitos transmisores del dengue, Zica y Chikungunya.
Los pocos antros que ya operan tratan de reactivar la vida nocturna, pero a pesar de la llegada de miles de elementos de la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, los grupos delincuenciales mantienen su actividad criminal, el miércoles atacaron a tiros a dos parroquianos en el bar La Norteña.
El sector hotelero, dada la magnitud de los daños que sufrieron por el paso del huracán Otis, estiman reanudar sus operaciones a mediados de diciembre de manera parcial, pero sería hasta en enero o febrero de 2024, que estiman estar operando al cien por ciento.
Esto debido a que un factor que está obstaculizando la recuperación es que no se ha restablecido en su totalidad el servicio de energía eléctrica, existen amplias zonas de la ciudad que todavía están a oscuras.
La alcaldesa Abelina López Rodríguez, canceló el festival de la Nao de China, el gobierno del Estado el Air Show, al no existir condiciones para realizarlos, por este estado de emergencia que dejó el meteoro más letal de la historia reciente de categoría 5 en la escala Saffir Simpson.
A pesar del avance que se tiene en esta ardua labor de devolverle su esplendor a este balneario del Pacífico, todavía existen miles de toneladas de basura y la telefonía e Internet, tampoco se ha restablecido, por lo que también se padece de incomunicación en amplias zonas del que fuera alguna vez la Ventana de México al mundo.
