Miedo, principal enemigo de mujeres víctimas de violencia

Por temor a recibir una golpiza peor que las anteriores, Lupita permitió que su novio la vendiera en varias ocasiones

Celso Castro | El Sol de Acapulco

  · miércoles 25 de noviembre de 2020

Foto: Pixabay | Ilustrativa

A sus 23 años de edad, su cuerpo ya tiene precio y conoce de violencia física, pero no recurre a las autoridades ni a los organismos de defensa de los derechos de las mujeres, por que es más su miedo a recibir otra golpiza.

De un metro con 60 centímetros, está joven que se identificó como Lupita "N", narró su triste historia a un abogado, a quien le pidió orientación para poder evitar seguir recibiendo maltrato por parte de su pareja sentimental, quien además ofrece su cuerpo a sus conocidos.

Cortesía | Secretaría de Seguridad Pública

Sin poder ocultar el dolor de la espalda por los golpes que le propinó su "novio", explicó que vive con su abuelita en el puerto de Acapulco y en una ocasión salió al zócalo a pasear, fue cuando conoció a un motociclista y este la galanteo.

Como no tenía ningún compromiso sentimental, la falta de cariño y su soledad, incidió en su ánimo para aceptar su amistad, que se convirtió en una relación sentimental, al menos fue lo que pensó.

Al principio, todo fue amor, atenciones y promesas de una relación duradera, pero todo este castillo se derrumbó cuando en una ocasión que salieron a degustar una velada, le dijo que tenía que estar con uno de sus amigos.

Como trató de oponerse, la amenazó que si no aceptaba la iba a dejar, por lo que tuvo que embriagarse para poder soportar estar con esa persona, pero esto fue solo el principio, hasta que se enteró que valía 500 pesos y fue cuando decidió poner fin a esta situación, pero le valió unas bofetadas.

Fue este fin de semana cuando finalmente se armó de valor y decidió no seguir prostituyéndose, le aclaró que no iba a irse con nadie mas y el hombre le propinó varios golpes en la espalda, para enseguida correrla de su departamento.

Sin pérdida de tiempo, tomo sus pocas pertenencias y se dirigió al domicilio de su abuelita, pero ante el temor que vuelva a buscarla para seguir explotandola, la hizo buscar orientación legal para que se restrinja que su explotador la busque en su domicilio.

El abogado aceptó representarla y acompañarla a presentar la denuncia por lesiones, por lo que quedó en buscarlo, pero ya no regresó y se ignora si está en su casa o se ocultó en algún lugar, porque siempre mostró miedo de volver con el hombre que la prostituye.