/ viernes 26 de noviembre de 2021

Más de dos décadas vendiendo pozole

La gente hace largas filas para comer en casa de doña Juanita o para llevar a sus hogares

Más de la mitad de su vida Doña Juanita se ha dedicado a vender pozole para mantener a su familia, jueves con jueves desde que tenía 22 años, y no se cansa ni se rinde.

Al filo del mediodía, el exquisito olor a pozole verde y blanco a la leña, de puerco y pollo, recorre el fraccionamiento Rodrigo de Triana, con sus trastes en mano, la gente hace largas filas para comer en casa de doña Juanita o para llevar a sus hogares.

Desde hace dos décadas, las manos mágicas de la señora Juana Ramírez Calzada, ofrece este manjar genuinamente guerrerense; durante la semana ofrece tamales rojos y verdes de pollo bien calientitos, también de cerdo, rajas con queso y elote, y para que quepan más, las aguas frescas de naranja, horchata, jamaica y chilate.

Sin duda alguna, el pozole es reconocido como un componente preponderante del recetario de la cocina mexicana, cuyo origen es de la zona centro del Estado de Guerrero, aunque cada pueblo le pone su saborcito como en Tixtla o Chilapa, donde le agregan diversos ingredientes.

Lee también: Se gana la vida con machete en mano

A sus 47 años de edad se ha dedicado por más de 25 años a cocinar pozole, iniciando cuando ayudaba primero a sus padres, su madre originaria de la Tierra Caliente de Guerrero, quien murió hace dos años un 10 de mayo, se dedicó por más de 50 años a la venta del pozole y prácticamente fue ella quien heredó el negocio a su hija.

La señora Juana, mejor conocida por sus clientes como doña Juanita o Juani vende todos los jueves pozole en la calle Felipe II del fraccionamiento Rodrigo de Triana, arriba de avenida Universidad.

Ella es madre de 2 hijos, un varón de 15 años que estudia primer año de preparatoria y una mujer de 21 años quien ha dejado de estudiar y se ha dedicado a ayudar en la cocina a su madre por no poder ingresar a la escuela de Medicina en la especialidad de Odontología.

Largas filas para degustar el pozole de doña Juanita. / Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco

El negocio lo atiende doña Juanita con su esposo, sus 2 hijos así como un empleado más. Esa fuente de empleo ha sostenido con firmeza el hogar de Juanita por muchos años.

Algo que le caracteriza a la señora Juana Ramírez, es que les habla con amor y cariño a todos sus clientes y eso, pese a estar cansada por no haber dormido bien un día antes por la preparación del pozole, ella está con un buen ánimo de atender a sus clientes que por años deleitan su pozole, tan es así que los comensales tienen que hacer largas filas para poder llevar a casa ese manjar.

El preparar el platillo mexicano la lleva dos días en su procedimiento, ya que el día martes inicia pelando y limpiando el nixtamal, posteriormente lo “remoja” por más de dos horas en limón, de ahí lo enjuaga con agua hasta que quede en un tono “blanquizo”.

La mañana del miércoles coloca el grano en ollas con agua para ponerlo a hervir en leña y carbón alrededor de 12 horas. Doña Juanita, está en vela con su esposo toda la noche del miércoles para poner más leña y carbón al fuego y rellenar con agua cuando esta se consuma y para ello ocupa 30 garrafones.

Cada semana prepara 16 litros donde el ingrediente principal es “ponerle mucho ajo y la cabeza del cuche”, 10 litros de pozole blanco y 6 de verde, con un costo de 70 pesos la cazuela acompañado de una pequeña botana que lleva tostadas, tacos dorados de requesón, chicharrón, aguacate, rábanos, chile en polvo, orégano, limón, cebolla y patitas de puerco, desde el mediodía hasta las cinco de la tarde, si es que no se termina antes como en tantas ocasiones.

A pesar de que el costo de tomate verde y el litro de maíz se han disparado hasta el cielo, ella no sube el precio de la cazuela, lo hace una vez al año, recordó que anteriormente llegó a comprar el litro en 45 pesos y actualmente está en 90 pesos.

Durante la pandemia del Covid-19 no bajó la venta por el contrario, se incrementaron. Cuando llega a descansar los días lunes le gusta irse a la playa a comer mariscos ó al restaurante La Casa de los Abuelos, dice que ella se consiente y se sale de su hogar a disfrutar de Acapulco.

Pero desafortunadamente la señora Juana, no puede salir de vacaciones porque mencionó que no tiene a quien dejar a cargo y sus clientes se desesperarían.

El pozole es un platillo típico de Guerrero que no cualquier persona sabe prepararlo con el estilo peculiar de una guerrerense como son las manos mágicas de doña Juanita.

Vaya con doña Juana, seguro que saldrá diciendo: “¡Barriga llena, corazón contento!”.

Más de la mitad de su vida Doña Juanita se ha dedicado a vender pozole para mantener a su familia, jueves con jueves desde que tenía 22 años, y no se cansa ni se rinde.

Al filo del mediodía, el exquisito olor a pozole verde y blanco a la leña, de puerco y pollo, recorre el fraccionamiento Rodrigo de Triana, con sus trastes en mano, la gente hace largas filas para comer en casa de doña Juanita o para llevar a sus hogares.

Desde hace dos décadas, las manos mágicas de la señora Juana Ramírez Calzada, ofrece este manjar genuinamente guerrerense; durante la semana ofrece tamales rojos y verdes de pollo bien calientitos, también de cerdo, rajas con queso y elote, y para que quepan más, las aguas frescas de naranja, horchata, jamaica y chilate.

Sin duda alguna, el pozole es reconocido como un componente preponderante del recetario de la cocina mexicana, cuyo origen es de la zona centro del Estado de Guerrero, aunque cada pueblo le pone su saborcito como en Tixtla o Chilapa, donde le agregan diversos ingredientes.

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A sus 47 años de edad se ha dedicado por más de 25 años a cocinar pozole, iniciando cuando ayudaba primero a sus padres, su madre originaria de la Tierra Caliente de Guerrero, quien murió hace dos años un 10 de mayo, se dedicó por más de 50 años a la venta del pozole y prácticamente fue ella quien heredó el negocio a su hija.

La señora Juana, mejor conocida por sus clientes como doña Juanita o Juani vende todos los jueves pozole en la calle Felipe II del fraccionamiento Rodrigo de Triana, arriba de avenida Universidad.

Ella es madre de 2 hijos, un varón de 15 años que estudia primer año de preparatoria y una mujer de 21 años quien ha dejado de estudiar y se ha dedicado a ayudar en la cocina a su madre por no poder ingresar a la escuela de Medicina en la especialidad de Odontología.

Largas filas para degustar el pozole de doña Juanita. / Foto: Heidi Nieves | El Sol de Acapulco

El negocio lo atiende doña Juanita con su esposo, sus 2 hijos así como un empleado más. Esa fuente de empleo ha sostenido con firmeza el hogar de Juanita por muchos años.

Algo que le caracteriza a la señora Juana Ramírez, es que les habla con amor y cariño a todos sus clientes y eso, pese a estar cansada por no haber dormido bien un día antes por la preparación del pozole, ella está con un buen ánimo de atender a sus clientes que por años deleitan su pozole, tan es así que los comensales tienen que hacer largas filas para poder llevar a casa ese manjar.

El preparar el platillo mexicano la lleva dos días en su procedimiento, ya que el día martes inicia pelando y limpiando el nixtamal, posteriormente lo “remoja” por más de dos horas en limón, de ahí lo enjuaga con agua hasta que quede en un tono “blanquizo”.

La mañana del miércoles coloca el grano en ollas con agua para ponerlo a hervir en leña y carbón alrededor de 12 horas. Doña Juanita, está en vela con su esposo toda la noche del miércoles para poner más leña y carbón al fuego y rellenar con agua cuando esta se consuma y para ello ocupa 30 garrafones.

Cada semana prepara 16 litros donde el ingrediente principal es “ponerle mucho ajo y la cabeza del cuche”, 10 litros de pozole blanco y 6 de verde, con un costo de 70 pesos la cazuela acompañado de una pequeña botana que lleva tostadas, tacos dorados de requesón, chicharrón, aguacate, rábanos, chile en polvo, orégano, limón, cebolla y patitas de puerco, desde el mediodía hasta las cinco de la tarde, si es que no se termina antes como en tantas ocasiones.

A pesar de que el costo de tomate verde y el litro de maíz se han disparado hasta el cielo, ella no sube el precio de la cazuela, lo hace una vez al año, recordó que anteriormente llegó a comprar el litro en 45 pesos y actualmente está en 90 pesos.

Durante la pandemia del Covid-19 no bajó la venta por el contrario, se incrementaron. Cuando llega a descansar los días lunes le gusta irse a la playa a comer mariscos ó al restaurante La Casa de los Abuelos, dice que ella se consiente y se sale de su hogar a disfrutar de Acapulco.

Pero desafortunadamente la señora Juana, no puede salir de vacaciones porque mencionó que no tiene a quien dejar a cargo y sus clientes se desesperarían.

El pozole es un platillo típico de Guerrero que no cualquier persona sabe prepararlo con el estilo peculiar de una guerrerense como son las manos mágicas de doña Juanita.

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