El Día de Muertos es la tradición más importante para los mexicanos, en estas fechas las familias no les importa cuánto gastar, pues lo que buscan es recibir a sus seres queridos que se adelantaron con un altar lleno de comida, bebida y flores, todo lo que les gustaba en vida.
Durante los días 31 de octubre 1 y 2 de noviembre, las familias adornan sus viviendas, colocan el tradicional altar y acuden a los panteones a dejar flores como parte de la tradición; mientras que en los negocios también buscan decorar al estilo mexicano con flores de cempasúchil.
Pero para celebrar la llegada de los seres queridos, que visitan el mundo de los vivos una vez al año, las familias complacen a sus difuntos y desembolsan de mil hasta 2 mil 500 pesos para cumplir sus antojos.
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Alrededor del 70% de las familias mexicanas colocan una ofrenda en sus hogares. De acuerdo con Quién es Quién en los Precios de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), el gasto para colocar una ofrenda que contenga los elementos esenciales según la tradición mexicana es de más de 900 pesos.
En un altar no pueden faltar las velas o veladoras; papel picado; calaveritas de azúcar, chocolate, amaranto o cerámica; fruta, comida, flores de cempasúchil; y por supuesto, pan de muerto, y la comida y bebidas favoritas de los fieles difuntos.
Doña Justina Bonal Luevanos, es una fiel mexicana que no pierde en seguir esta tradición y quien lleva haciéndolo desde hace más de 70 años y ella gasta alrededor de 2 mil pesos cada año.
Hornea pan para sus familiares que se adelanta como sus padres, hermanos y primos; la ofrenda la realiza desde el día 31 de octubre, “es cuando vienen los niños ya ellos les pongo atole de arroz, chocolates, fruta y parte del pan que horneo”.
El día primero prepara tamales y mole verde con gallina de rancho, les pone cervezas para los que les gustaba beber, veladoras, sal, copal y flores de cempasúchil.
Por su parte, María Palacios también mantiene esta tradición mexicana por más de 25 años, pero ha encontrado que las cosas suben y ahora gasta más de mil pesos para decorar el altar de sus familiares que se encuentran ya en el descanso eterno.
“Me alcanza bien para todo y compro buenas cosas ahí en el mercado campesino”, yo les pongo a mis papás, a mis suegros y a mis sobrinos (niños), detalló la ama de casa.
Explicó que la comida la hace ella en casa y coloca para sus familiares fallecidos tamales, arroz, frijol, agua, pan, muchos dulces ya veces compra juguetes, calaveritas de chocolate y dulce, así como veladoras.
La celebración del Día de Muertos fue nombrada en noviembre del 2003 como Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO y en 2008, quedó formalmente inscrita.