Para contar las historias que rodean a Acapulco, haría falta una vida para poder terminar. En sus más 471 años de existencia, cientos de personajes pisaron estas tierras sureñas.
El maravilloso puerto, “Perla del Pacífico”, fue fundado y habitado por los Tlahuicas; posteriormente, fue Hernán Cortés quien lo seleccionó para que desde aquí se construyeran los galeones que se dedicarían a explorar los mares del sur.
Pero en esta ocasión nos concentraremos en la Casona de Juárez, lugar donde el “Benemérito de las Américas” Benito Juárez, pernoctó durante algunas noches antes de emprender la lucha contra Antonio López de Santa Ana y donde también comenzó a fraguarse el “Plan de Ayutla”.
Cuando Benito Juárez vivió en Acapulco
En el año 1854, el entonces gobernador de Guerrero Juan N. Álvarez encabezó “La Revolución de Ayutla”, un movimiento insurgente que buscaba quitar del poder a Antonio López de Santa Ana, que además se autoproclamó como “Su Alteza Serenísima”.
En esa época, Benito Juárez se convirtió en el secretario de Juan N. Álvarez y participó directamente en el “Plan de Ayutla”, el documento que puso fin a la dictadura de Antonio López de Santa Ana.
Pero antes de que esto pasara, Benito Juárez llegó al puerto de Acapulco a través de una embarcación y se quedó una noche (de acuerdo a pobladores y cronistas) en lo que hoy se conoce como “La casona de Juárez”, vivienda que está ubicada en la calle Benito Juárez de la colonia Centro, muy cerca de la también famosa Quebrada.
La casona de Juárez
La casa donde pernoctó el Benemérito de las Américas, es de adobe y con tejas de arcilla, populares y accesibles desde aquella época.
En la zona, aún se pueden observar edificaciones similares, no sólo de la misma forma sino de los mismos materiales y que han sobrevivido incluso al terremoto de 1909, que además provocó un tsunami en las costas de Guerrero.
En la zona pues, hay varias viviendas que se conservaron con el paso del tiempo, no tanto por su relevancia histórica, sino por la decisión de sus dueños por mantenerlas, como la que se ubica en las cercanías del antiguo Ayuntamiento de Acapulco.
Finalmente, con la muerte de Benito Juárez el 27 de junio de 1873, se decidió anexar al nombre oficial del puerto más bello de México, el apellido del Benemérito de las Américas, quedando desde entonces como Acapulco de Juárez.