La Iglesia católica de Acapulco lamentó el fallecimiento de al menos dos personas por el sismo de magnitud 7.1 del pasado martes por la noche, y pidió a las autoridades solidaridad y tender la mano a quienes resultaron con afectaciones en sus viviendas, en diferentes municipios de Guerrero.
En conferencia de prensa vía virtual, Leopoldo González González, arzobispo de la Arquidiócesis de Acapulco, llamó a todos los sectores de la sociedad a recobrar la paz, y a ser solidarios con todos los vecinos que resultaron afectados, tendiendo la mano de manera puntual y confió que las autoridades correspondientes otorguen el apoyo necesario para reconstruir lo caído.
“Las autoridades. Luego de dictaminar las afectaciones en hospitales, edificios públicos, viviendas y centros habitacionales, los afectados reciban el apoyo necesario para reconstruir lo caído, de parte de quienes por su servicio de autoridad tienen la responsabilidad de velar por el bien común” indicó.
González González, indicó que toda familia debe de contar con un protocolo propio de prevención en caso de sismo, saber cómo actuar al iniciar un temblor, como salir y a donde ir, insistió que saber cómo actuar nos dará cierta tranquilidad para reaccionar en un momento crítico.
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Determinó que la fuente más firme de paz para cada uno de nosotros es nuestra fe en Jesús resucitado, y que en estos momentos de intranquilidad se debe de acercar a la familia, hacer cadenas de oración para acercarse a Dios, saber que está pasando en nuestros hogares y conversar para estar en unidad y comunión con Jesucristo.
“Miremos a nuestros vecinos. ¿Cómo es su situación? ¿Necesitan algo en lo que podemos ayudar? No dejemos de hacerlo. También nosotros somos las manos providentes de Dios Padre. Esta es buena oportunidad para reforzar los lazos de buenos vecinos, es decir, de buenos prójimos. No la desperdiciemos” puntualizó.
Durante su transmisión dominical, el arzobispo de Acapulco replicó el comunicado de los Obispos de México en el tema de la despenalización del aborto, donde reiteró el llamado a los actores políticos, a la comunidad académica, de las iglesias y de las organizaciones civiles para garantizar la protección de las mujeres en toda circunstancia, gestando o no, al tiempo que se respete el derecho humano a la vida tanto de la madre como del concebido aún no nacido.
