Víctor Cabrera es un artesano, que heredó una técnica pictográfica ancestral, de la que se proclama orgulloso, defensor y la que reivindica día con día en 500 años de historia.
Los conocimientos que ha obtenido son derivado de sus antepasados, y se han ido transmitiendo de generación en generación en su familia, en su natal Apango.
Sus antepasados, los Tlacuilos, en la antigüedad eran conocidos por sus vastos conocimientos en la pintura, y que se especializaban en transmitir a través de esta, la historia y los acontecimientos de su pueblo.
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Los artesanos de Xalitla ha sido reconocido por sus artesanías y su pintado a mano sobre tazas, botellas de vidrio, y la más popular sobre papel amate. Estas obras se tratan básicamente sobre pinturas de situaciones cotidianas, acompañadas principalmente de aves.
En la actualidad, Víctor representa años de tradición y se declara en resistencia ante los tiempos actuales, e insiste que los conocimientos y la cultura que le inculcaron sus antepasados sigue viva y que nunca se va a perder.
El pensamiento ahora de Víctor es que, a cientos de años de la colonización de los pueblos, los gobernantes tienen que ser “descolonizados”, puesto que quienes son de piel blanca y lo extranjero es lo más que más.
Incluso resalta que no se le da el reconocimiento a los pueblos originarios, a quienes solo se les ve como un entretenimiento en actos públicos.
Opina que se debe cambiar la mentalidad de los gobernantes y de los mismos estudiantes, y que se deben impulsar más casas de cultura, contra la pérdida de identidad.
En términos generales, enfatiza que las artesanías son muy apreciadas en el ámbito local y por el mismo pueblo, y que son en este caso las personas con dinero las que regatean y piden rebajas.
Actualmente, el maestro Cabrera tiene a cinco aprendices a los que enseña su técnica, y a los que les proporciona un sustento económico pero además planta la semilla de sus conocimientos ancestrales.
El mismo, señala que la técnica es muy compleja, pero que después de un año de práctica, los aprendices ya cuentan con las bases para seguir su camino solos.
Sus pupilos son becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro, que sin tener el perfil, se han apuntado en su taller para aprender el oficio de artesanos.