A doña Elvira le molesta que las personas tiren la basura en la vía pública, pero también opina que de no haber basura en las calles, no tendría su trabajo, el cual le garantiza un salario a la edad de 62 años.
Su jornada de trabajo es de las 5:00 a las 13 horas de lunes a viernes, en distintas brigadas que se realizan por las principales calles de la ciudad.
“Hay veces que nos arriesgamos pues, nos arriesgamos mucho porque luego andan vagos en las calles y peligramos nosotras de mujeres, pero pues es nuestro trabajo porque luego nos dicen que si no se presentan temprano, pues luego te reportan y te descuentan”, señala.
Junto con varios compañeros pagan un viaje especial para que una unidad del transporte público los recoja en la colonia Pino Suárez, y los lleve en una ruta hacia la sede del Poder Ejecutivo, antes Palacio de Gobierno.
A partir de que llega al lugar que le toca barrer, son tres horas y media de caminata, un rato de descanso que empata con el almuerzo y después otras tres horas.
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Elvira es originaria de un pueblo ubicada en el municipio de Chilapa de Álvarez, en la Montaña Baja de Guerrero. Dejó su hogar a los 12 años para venir a Chilpancingo en búsqueda de un mejor futuro.
Sólo estudió unos meses en la escuela primaria, en los que solo aprendió las vocales, y a escribir su nombre.
Los últimos 10 años los ha dedicado a barrer calles, se alquilaba para hacer trabajo en el hogar, también se empleó en la construcción.
Hoy a sus 62 años, ve cambios ligeros en el comportamiento de la ciudad. Observa que conforme pasa el tiempo, las personas tienen más conciencia por ejemplo, sobre el manejo de la basura, y no duda que algún día la sociedad en su conjunto pueda mantener una ciudad limpia. (Con información de Juan Manuel Molina)