El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González solicitó a los ciudadanos acapulqueños utilizar el Día del Amor y la Amistad como símbolo de la reconstrucción del tejido social para atender el fenómeno de la inseguridad y la violencia.

A través de un comunicado difundido por el área de Comunicación Social de la iglesia católica en Acapulco, el prelado afirmó que los mencionados valores son necesarios para una vida buena o feliz, tanto en lo particular como en lo colectivo, por lo que el 14 de febrero se debe volver la vista a la aspiración que todo ciudadano tiene de conseguir la felicidad.

“La fuerza más grande del tejido social está en el amor, es decir, en la firme voluntad de hacer el bien al otro, en la firme determinación de no hacer daño a nadie; y cuando por debilidad o descuido ofendemos a alguien, resarcir el daño a medida de lo posible y rehacer la armonía”, dijo.

El representante del catolicismo en Acapulco señaló que educar a los hijos en estos dos valores los ayudarán a alcanzar su plenitud en el camino, reconociendo la dignidad y complejidad de los demás.

Agregó que el recordar con gratitud a las personas coadyuva en la reciprocidad, además, el amor no es “hacerle sentir bien” a un individuo, sino hacerle un bien, aunque en el momento no parezca agradable como el regaño de una madre, que, aunque es difícil de aceptar, es un verdadero signo de amor.