Desconfían ciudadanos de camionetas que venden gas

Los ciudadanos han tenido que enfrentar grandes dificultades para preparar sus alimentos, debido a que se niegan a adquirir el combustible en las camionetas

Javier Tinoco Memije

  · domingo 24 de febrero de 2019

Foto: Martín Gómez | El Sol de Acapulco

La ordeña de cilindros, el mal estado de los mismos, la violación de los sellos de garantía y los altos costos, son los principales motivos por los cuales la ciudadanía desconfía en las camionetas repartidoras de tanques de gas licuado de petróleo (LP), por lo que continúan pidiendo la pronta solución del conflicto del funcionamiento de las gaseras.

Desde el pasado jueves 14 de febrero del año en curso cuando autoridades municipales iniciaron con la clausura de estaciones de carburación en distintas colonias de la ciudad por no cumplir con las normas de seguridad, los ciudadanos han tenido que enfrentar grandes dificultades para preparar sus alimentos, debido a que muchos se niegan a adquirir el combustible en las camionetas.

Leticia Lemus, habitante de la colonia Jardín Mangos, señaló que desde por lo menos hace cinco años ha hecho de su preferencia la compra de gas en el establecimiento que estaba ubicado cerca de su casa, sobre la carretera Acapulco-Zihuatanejo, debido a que podría percatarse de manera personal que el fluido era despachado completo, no así en las camionetas.

“Cuando compras en las camionetas te dan tanques bien viejos que ya se están rompiendo de abajo o luego tienen fugas o a veces te los dan casi vacíos, aparte de que te lo venden en 400 pesos, creo, y yo le pongo de 150 pesos a mi tanque, es más caro pues, pero si no nos queda de otra voy a tener que volver a comprar con ellos”, indicó.

Agregó que, en la misma situación se encuentran toda su familia, quienes adquirían el producto de la misma manera y ante la problemática del cierre de las gaseras han implementado medidas especiales de ahorro como “calentar el agua en el microondas y las tortillas”, con la finalidad de no verse en la necesidad de adquirir el gas, con la esperanza de que el conflicto finalice pronto.