No todas las madres celebrarán este 10 de mayo en restaurantes, plazas o los cines de Acapulco, algunas como María de 33 años y con tres hijos menores de diez, pasará esta fecha trabajando, vendiendo semillas de calabaza en los semáforos, como lo hace desde hace más de una década.
Todos los días se le puede ver expendiendo su producto en los semáforos frente al hotel Kristal a unos metros del centro comercial Galerías Acapulco, donde con sus tres vástagos lucha para sobrevivir, ofreciendo semillitas de cinco y diez pesos a los automovilistas.
María es madre soltera, indígena de la Montaña de Gurrero que emigró al puerto de Acapulco para buscar una mejor vida que no ha logrado, pero no se cansa de trabajar porque está dispuesta a sacar a sus hijos adelante, y aseguró que, por ellos, está dispuesta a todo, hasta dar su vida.
El amor de una madre para con sus hijos es inigualable, tanto que la han obligado a regresar a vender semillas a esa zona para sacar un poco de dinero y poder comer, a pesar que la han retirado del lugar policías viales y personas de la secretaría de turismo, sobre todo en las temporadas de vacaciones.
Esta madre luchadora habla muy poco español y aseguró que lo único que le importa es sacar dinero para darle de comer a sus hijos, aunque lamentó que no le alcance para poder enviarlos a la escuela y puedan aprender las letras, los números y todo lo que ella en su niñez, no tuvo la oportunidad de ver.
