Acapulco, uno de los principales destinos turísticos del país, no solo sufre desde hace dos meses de una emergencia de salud como la que ha dejado paralizada la industria turística que genera derrama económica y miles de fuentes de empleo por Covid-19, sino también, está invadido de cientos de toneladas de basura que desde hace años, han sido depositadas en terrenos a cielo abierto, las cuales representan un eminente riesgo sanitario.
Desde el pasado mes de noviembre, el actual gobierno municipal, inicio un trabajo de erradicación de los llamados tiraderos clandestinos, sin embargo, esto no ha sido suficiente, debido a que el problema no solo sigue, sino también se ha complicado ante la ubicación de desechos biológicos-infecciosos, provenientes de hospitales públicos y privados.
Las zonas de la ciudad, donde se concentra el mayor problema de contaminación ambiental y de salud pública por la existencia de los tiraderos clandestinos, y la constante quema de desechos sólidos, según las mismas autoridades de gobierno, son la Diamante donde se ubican hoteles de gran turismo, fraccionamientos habitacionales considerados como residenciales, condominios, y centros de espectáculos.
Los tiraderos clandestinos, según el coordinador de los servicios públicos, Juan Carlos Manrique y de la misma directora de ecología Guadalupe Rivas Pérez, son un problema de contaminación que han sido generados por la misma sociedad y empresarios que por no pagar servicios especiales de recolección de basura, contratan a personas que no cuentan con el conocimiento que se de le debe de dar a los desechos sólidos, y los arrojan en terrenos a cielo abierto.
De noviembre del 2019, a febrero del 2020, fueron erradicados en la ciudad, 14 tiraderos clandestinos, y en fechas recientes siete, han sido clausurados en colonias como La Parota, en el poblado de Llano Largo, en la Poza, en Puerto Marqués y en las unidades habitacionales Casas Homex, La Marquesita, y uno más en la calle Chupín de Llano Largo donde fueron localizados desechos biológicos-infecciosos que representan un gran riesgo de salud para las familias que viven cerca a este lugar.
En los tiraderos clandestinos, donde se hace una intensa quema de desechos sólidos, se han encontrado basura que proviene de restaurantes, tiendas comerciales, clínicas, hospitales, condominios, grandes hoteles, así como de casas habitacionales donde se les paga una pequeña cantidad de dinero a los llamados pechugueros para que recojan las bolsas y las lleven a los predios a cielo abierto.
La erradicación de los tiraderos clandestinos, representa para el gobierno una fuerte cantidad de recursos económicos, debido a que se utiliza las unidades recolectoras de saneamiento básico para el traslado de los desechos al relleno sanitario de Paso Texca, así como combustible, mano de obra de trabajadores, maquinaría pesada, y la adquisición de equipos para limpiar los predios que son utilizados como depósito de desechos por quienes cobrar por un servicio que solo el municipio puede desarrollarlo dentro de los lineamientos que marca la ley de medio ambiente.
Hasta el momento, la dirección de ecología y la coordinación de servicios públicos, han detectado unas 200 empresas y negocios que no cuentan con un servicio de recolección de basura a través de saneamiento básico solo en la zona Diamante del puerto, algunas de estas han sido sanciones como el hotel Terrazas Puerto Marqués a la cual se le inicio un procedimiento administrativo por la cantidad de 44 mil pesos por quemar basura en un lugar a cielo abierto.
Durante los proceso de limpieza, de los tiraderos clandestinos, se ha realizado la detención de más de 15 personas, 11 de estás en los meses de noviembre y diciembre del 2019 y cuatro más hace una semana en el proceso de la clausura de los siete predios en la zona de Llano Largo y Puerto Marqués.
La emergencia sanitaria se extiende por lo menos a tres administraciones municipales, donde se han adoptado algunas acciones que sin embargo, no han sido lo suficientemente drásticas para erradicar estos puntos que generan contaminación ambiental y provocan enormes cortinas de humo que no solo afectan a la zona diamante, sino que se extienden a la bahía porteña cubriendo con una nube tóxica la ciudad.
Derivad de ello, las quejas han sido recurrentes de ciudadanos que habitan en el área, mismos que han denunciado por diversas vías, las acciones ilegales por el daño ecológico y a la salud que representa para ellos y sus familias, la incineración clandestina de desechos sólidos.
