Aunque sobre el papel Europa es una de las regiones donde las leyes protegen mejor a las especies en peligro, los 33 tipos de ballenas, delfines, marsopas y otros cetáceos presentes en aguas continentales están gravemente amenazados por la pesca y la contaminación, advierte hoy un informe.
El estudio de la organización ambiental suiza OceanCare, titulado "Bajo Presión", revela que todavía se capturan en Europa decenas de miles de ballenas y delfines y otros muchos son capturados accidentalmente o se enredan en aparejos de pesca abandonados o perdidos.
También están expuestos a la contaminación acústica del transporte marítimo, la construcción y las prospecciones submarinas de petróleo y gas, por no hablar de que habitan en aguas muy contaminadas por residuos plásticos y productos químicos, lo que daña su sistema inmunitario y reduce sus tasas de reproducción.
"Los europeos se enorgullecen de ser progresistas y 'verdes', por lo que puede sorprender saber que para algunas especies el riesgo para su supervivencia es mayor en Europa que en otras regiones del mundo", comentó al respecto el portavoz de OceanCare para España, Carlos Bravo, en un comunicado.
Según este activista, "las aguas europeas se encuentran entre los mares más contaminados y peligrosos del mundo", por lo que con el informe se quiere urgir a "aplicar estrictas medidas de protección y sancionar rigurosamente cualquier infracción".
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El estudio de OceanCare recomienda que se prohíba en la totalidad de los Estados europeos la captura deliberada de todas las especies de cetáceos, así como el uso de artes de pesca que amenazan a estos mamíferos y su hábitat.
"Muchos podrían sorprenderse de que en los últimos diez años se ha matado a más de 50,000 ballenas, delfines y marsopas en cacerías directas en aguas del norte de Europa (...) que pertenecen a Dinamarca, Noruega e Islandia", señaló al respecto la codirectora de OceanCare, Fabienne McLellan.
La ONG también reclama la prohibición de todas las actividades de exploración de petróleo y gas en aguas europeas, siguiendo el ejemplo de Francia y que pronto imitará España con la posible aprobación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
Otras medidas que sugiere son la reducción por ley de la velocidad del transporte marítimo en la medida de lo posible, para disminuir la contaminación acústica, y la eliminación progresiva de los envases plásticos que contaminan de forma más peligrosa los océanos.
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El informe examina de forma específica la situación de las especies de cetáceos que viven en aguas europeas y concluye que las que se encuentran en mayor peligro de extinción son las orcas del estrecho de Gibraltar (con apenas 40 ejemplares que quedan), los 50 delfines del golfo de Corinto (Grecia) y las menos de 500 marsopas comunes del mar Báltico.
De la ballena franca del Atlántico norte, otra especie en peligro de extinción, se calcula que hay menos de 400 ejemplares, pero se estima que la mayoría vive en aguas atlánticas próximas al continente americano, por lo que en Europa está ya virtualmente desaparecida.
"Tenemos que multiplicar las acciones para evitar la pérdida de poblaciones y especies de cetáceos, entre otras cosas protegiendo mejor sus hábitats, lo que también mejorará la salud y la resiliencia de las aguas europeas", concluyó McLellan.