/ lunes 4 de julio de 2022

Violeta del Anáhuac | "Yo no fuí: Abelina"

Si hay algo que incomoda a la sociedad es cuando sus gobernantes reflejan no solo la falta de respuesta a sus planteamientos y necesidades, máxime cuando recibieron compromiso tácito en campañas, sino la falta de empatía a su acontecer. El más reciente en Guerrero, vuelve a darlo la Alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez.

La doctora en derecho cuida su decir en un hecho de desaparición de dos elementos de la Marina con un evidente fin de no salir comprometida legalmente, ella lo sabe. Pero vuelve a descuidar la sensibilidad que debe mostrar hacia quienes exigen justicia con una respuesta que deja más abierta la herida que la ayuda para sanarla.

“Es un asunto que está en la legalidad. Solamente decir que yo no mandé marinos,que yo no firmé nada, que yo no sé nada. Nada más eso les digo”.

Ante el silencio que ha mostrado la autoridad municipal al tema, las familias de Oscar Manuel González Andrade y Victoriano Rodríguez Zurita, acudieron al periodista Carlos Loret quien expuso el tema en su programa que narró en su programa más reciente, el tema de la desaparición de los dos Marinos que fueron comisionados al Senador José Narro el 2 de marzo del año en curso para darle resguardo los días 3, 4, 5, y 6 de ese mismo mes en su estadía en el puerto de Acapulco.

Con justa razón las familias de ambos elementos activos de la Marina, que en este vínculo con los gobiernos se “prestan” elementos como si fueran cosas, no han encontrado respuestas que les brinde seguridad y lo exponen a la opinión pública a través del periodista en aras de encontrarlos pronto y con vida.

Solo que la Alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, lejos de sentir empatía por el tema, busca salvar la responsabilidad jurídica del hecho, olvidando que cuando se gobierna la historia hace el registro de las etapas que encabezan quienes ganan una elección y de las decisiones que se tomaron, y deja abierta la herida con descontento.

El tema aún da para más, por ejemplo el de disponer de elementos para el cuidado de un Senador, de su partido, MORENA, quien realizaba en el puerto acciones sobre la revocación de mandato y tal vez por la violencia que vive el puerto y el municipio de Acapulco, que la sitúa entre las 50 ciudades del mundo más violentas, quiso protegerse dejando, finalmente, desprotegido a quienes no tienen fuero ni voz, que solo obedecen.

El Senador José Narro no habla del tema porque dice que está abierta la investigación ya que los dos marinos desaparecieron en un auto de su propiedad,una camioneta Audi, modelo 2018. El Secretario de Seguridad Pública, que en su responsabilidad obedece la instrucción de la Alcaldesa de comisionar a dos elementos firma el documento respectivo, hace lo mismo, guarda silencio y, tras darse a conocer el hecho, la Alcaldesa hace lo propio, guarda silencio y las pocas palabras que concatena en frases carecen de empatía, solo cuida su propia seguridad legal.

Su respuesta no ayuda ni abona a la solución del problema al menos con una declaración humana. Su “yo no fui” es frío que cala el dolor ajeno. Su respuesta“yo no sé nada” no la salva, la presenta.

Si hay algo que incomoda a la sociedad es cuando sus gobernantes reflejan no solo la falta de respuesta a sus planteamientos y necesidades, máxime cuando recibieron compromiso tácito en campañas, sino la falta de empatía a su acontecer. El más reciente en Guerrero, vuelve a darlo la Alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez.

La doctora en derecho cuida su decir en un hecho de desaparición de dos elementos de la Marina con un evidente fin de no salir comprometida legalmente, ella lo sabe. Pero vuelve a descuidar la sensibilidad que debe mostrar hacia quienes exigen justicia con una respuesta que deja más abierta la herida que la ayuda para sanarla.

“Es un asunto que está en la legalidad. Solamente decir que yo no mandé marinos,que yo no firmé nada, que yo no sé nada. Nada más eso les digo”.

Ante el silencio que ha mostrado la autoridad municipal al tema, las familias de Oscar Manuel González Andrade y Victoriano Rodríguez Zurita, acudieron al periodista Carlos Loret quien expuso el tema en su programa que narró en su programa más reciente, el tema de la desaparición de los dos Marinos que fueron comisionados al Senador José Narro el 2 de marzo del año en curso para darle resguardo los días 3, 4, 5, y 6 de ese mismo mes en su estadía en el puerto de Acapulco.

Con justa razón las familias de ambos elementos activos de la Marina, que en este vínculo con los gobiernos se “prestan” elementos como si fueran cosas, no han encontrado respuestas que les brinde seguridad y lo exponen a la opinión pública a través del periodista en aras de encontrarlos pronto y con vida.

Solo que la Alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, lejos de sentir empatía por el tema, busca salvar la responsabilidad jurídica del hecho, olvidando que cuando se gobierna la historia hace el registro de las etapas que encabezan quienes ganan una elección y de las decisiones que se tomaron, y deja abierta la herida con descontento.

El tema aún da para más, por ejemplo el de disponer de elementos para el cuidado de un Senador, de su partido, MORENA, quien realizaba en el puerto acciones sobre la revocación de mandato y tal vez por la violencia que vive el puerto y el municipio de Acapulco, que la sitúa entre las 50 ciudades del mundo más violentas, quiso protegerse dejando, finalmente, desprotegido a quienes no tienen fuero ni voz, que solo obedecen.

El Senador José Narro no habla del tema porque dice que está abierta la investigación ya que los dos marinos desaparecieron en un auto de su propiedad,una camioneta Audi, modelo 2018. El Secretario de Seguridad Pública, que en su responsabilidad obedece la instrucción de la Alcaldesa de comisionar a dos elementos firma el documento respectivo, hace lo mismo, guarda silencio y, tras darse a conocer el hecho, la Alcaldesa hace lo propio, guarda silencio y las pocas palabras que concatena en frases carecen de empatía, solo cuida su propia seguridad legal.

Su respuesta no ayuda ni abona a la solución del problema al menos con una declaración humana. Su “yo no fui” es frío que cala el dolor ajeno. Su respuesta“yo no sé nada” no la salva, la presenta.