/ lunes 8 de agosto de 2022

Violeta del Anáhuac | "Vicente Guerrero, héroe y mártir"

El General Vicente Guerrero admiraba a la Virgen de la Natividad y cuenta la historia, que dio ese nombre a su hija como un signo de agradecimiento por todas las bondades que había hecho a su favor para sostener el movimiento de Independencia y preservar su vida. Pero al General Vicente Guerrero la historia no lo ha reconocido ni como héroe ni como mártir. A lo largo de la revisión de las acciones le persiguió su estirpe de afrodescendiente, su ausencia de linaje político, su escasa preparación académica, mismas que no fueron suficiente para entender al gran estratega militar y político.

Esta falta de reconocimiento incluso ha desvanecido la presencia política en la conmemoración de su natalicio, como también la del Primer Congreso de Anáhuac.

Un ex gobernador señalaba que la ausencia de Presidentes de México en el natalicio del General Guerrero obedecía al riesgo de una confrontación con la Normal Rural de Ayotzinapa. Después de que el EPR, Ejército Popular Revolucionario entrara la madrugada de 1996 a colocar una ofrenda en el área conocida como Cuna de Vicente Guerrero, el lugar de su nacimiento, burlando la vigilancia policial y atacar con armas de fuego a la unidad de seguridad municipal, pareció reforzar esta consideración.

De acuerdo al Cronista de Tixtla, Ernesto Pastenes Hernández, entre los Presidentes de México que han encabezado ceremonias del natalicio están Adolfo Ruíz Cortines, Adolfo López Mateos, Luis Echeverría Álvarez. Pero el México contemporáneo lo ha excluido hasta de las arengas de las Fiestas Patrias, donde algunos, someramente, o mezclados en nombres, hechos, circunstancias, le han mencionado, como lo hace el Presidente actual, Andrés Manuel López Obrador.

Que ha hecho falta para que ocupe el lugar de honor que merecen las acciones que realizó para la conformación de la República? Qué hace falta para que no quede como una estampa de consulta sin que se valore su condición de mártir de la patria por la traición que se cometió contra su persona? Qué hace falta para que las nuevas generaciones lo registren como una buena influencia de perseverancia, de defensa de ideales, de aprender a sostener sueños?

Bien decía Simón Bolívar que su figura está tan cerca que no se alcanza a observar su grandeza.

Y parece que en Guerrero no ha logrado observar su grandeza, ni transmitir su legado.

¿Cómo podemos exigir que los Presidentes estén en su natalicio si no lo hemos defendido lo suficiente y lo merecido en su grandeza de espíritu, en su participación como forjador de la República, en su dimensión de estratega, en el conocimiento masivo de su aportación?

Si olvidamos sus luchas, sus ideales, su contexto, los peligros que sortearon, no podremos entender los riesgos que implican el desconocimiento de sus méritos,la comprensión de sus debilidades humanas, la ruta de su ideal para el contexto actual, para quedarnos con una sola visión y dar por sentada la derrota justificando nuestra inacción.

El General Vicente Guerrero admiraba a la Virgen de la Natividad y cuenta la historia, que dio ese nombre a su hija como un signo de agradecimiento por todas las bondades que había hecho a su favor para sostener el movimiento de Independencia y preservar su vida. Pero al General Vicente Guerrero la historia no lo ha reconocido ni como héroe ni como mártir. A lo largo de la revisión de las acciones le persiguió su estirpe de afrodescendiente, su ausencia de linaje político, su escasa preparación académica, mismas que no fueron suficiente para entender al gran estratega militar y político.

Esta falta de reconocimiento incluso ha desvanecido la presencia política en la conmemoración de su natalicio, como también la del Primer Congreso de Anáhuac.

Un ex gobernador señalaba que la ausencia de Presidentes de México en el natalicio del General Guerrero obedecía al riesgo de una confrontación con la Normal Rural de Ayotzinapa. Después de que el EPR, Ejército Popular Revolucionario entrara la madrugada de 1996 a colocar una ofrenda en el área conocida como Cuna de Vicente Guerrero, el lugar de su nacimiento, burlando la vigilancia policial y atacar con armas de fuego a la unidad de seguridad municipal, pareció reforzar esta consideración.

De acuerdo al Cronista de Tixtla, Ernesto Pastenes Hernández, entre los Presidentes de México que han encabezado ceremonias del natalicio están Adolfo Ruíz Cortines, Adolfo López Mateos, Luis Echeverría Álvarez. Pero el México contemporáneo lo ha excluido hasta de las arengas de las Fiestas Patrias, donde algunos, someramente, o mezclados en nombres, hechos, circunstancias, le han mencionado, como lo hace el Presidente actual, Andrés Manuel López Obrador.

Que ha hecho falta para que ocupe el lugar de honor que merecen las acciones que realizó para la conformación de la República? Qué hace falta para que no quede como una estampa de consulta sin que se valore su condición de mártir de la patria por la traición que se cometió contra su persona? Qué hace falta para que las nuevas generaciones lo registren como una buena influencia de perseverancia, de defensa de ideales, de aprender a sostener sueños?

Bien decía Simón Bolívar que su figura está tan cerca que no se alcanza a observar su grandeza.

Y parece que en Guerrero no ha logrado observar su grandeza, ni transmitir su legado.

¿Cómo podemos exigir que los Presidentes estén en su natalicio si no lo hemos defendido lo suficiente y lo merecido en su grandeza de espíritu, en su participación como forjador de la República, en su dimensión de estratega, en el conocimiento masivo de su aportación?

Si olvidamos sus luchas, sus ideales, su contexto, los peligros que sortearon, no podremos entender los riesgos que implican el desconocimiento de sus méritos,la comprensión de sus debilidades humanas, la ruta de su ideal para el contexto actual, para quedarnos con una sola visión y dar por sentada la derrota justificando nuestra inacción.