/ miércoles 6 de febrero de 2019

Violeta del Anáhuac

Mientras atendía su negocio de alimentos el teléfono sonó. No pudo tomar la primera llamada, la segunda, pensando que era un cliente que requería un servicio, la tomó de inmediato y contestó con voz alegre. Solo que la otra voz requería un servicio distinto. Buscaba el pago por dejarlo trabajar.

Se mantuvo firme. Con voz atenta le dijo que no tenía ganancia del negocio. Que había bajado de tal manera que incluso había tenido que cerrarlo por un mes para buscar otra forma de sostenerlo, y al mismo tiempo hacer frente a las necesidades de sus padres, de avanzada edad.

No importó esa explicación y fue más allá. El pagó debía hacerlo en una sola exhibición ya que “no era abonero”, y recibiría a cambio protección para que pudiera trabajar sin ser molestado, un número y una placa que indicara que estaba bajo “su protección” para que si alguien más osara molestarlo ellos actuaran.

“No puedo”, dijo cuando le señalaron que la cantidad sería 20 mil pesos y que eso significaba que los próximos seis años no sería molestado.

Ante esto dijo que no podía. Ante la presión de que ese día diera 10 mil pesos y en una semana otros 10 mil, señaló que no tenía ni mil pesos.

Lo que parecía una negativa a “cooperar” no fue entendida. Si no pagaba saldría en los periódicos y redes donde se reflejaría lo que le harían a su negocio. Incluso fueron más allá. Si no pagaba y decidía cerrar no podría poner ningún otro negocio más.

El plazo para que sacara las cosas de ese local fue de 24 horas. No lo ha hecho. Tampoco ha abierto el local.

Conversó con otros comerciantes. También han recibido llamadas. Han cooperado. No han acudido a las autoridades. Temen que no haya respuesta.

¿Cómo hacer frente a una situación de crisis de esta naturaleza? ¿Qué alternativas hay para quienes deciden hacer una inversión en base a talentos para salir adelante? ¿Cuál es la puerta que deben tocar para que puedan tener garantías?

La mañana del domingo mostró negocios cerrados. Algunos abiertos. La pregunta martilló una y otra vez: ¿esto es reflejo de la cooperación? ¿Y los cerrados de la negativa?

Está sucediendo en Hidalgo. Se ha recrudecido la violencia psicológica. Y no saben qué distancia hay entre las llamadas y la realidad. La crisis por la explosión está abriendo a malandr@s otra forma de vida: la extorsión. Pero, ¿sólo sucede allá?

Mientras atendía su negocio de alimentos el teléfono sonó. No pudo tomar la primera llamada, la segunda, pensando que era un cliente que requería un servicio, la tomó de inmediato y contestó con voz alegre. Solo que la otra voz requería un servicio distinto. Buscaba el pago por dejarlo trabajar.

Se mantuvo firme. Con voz atenta le dijo que no tenía ganancia del negocio. Que había bajado de tal manera que incluso había tenido que cerrarlo por un mes para buscar otra forma de sostenerlo, y al mismo tiempo hacer frente a las necesidades de sus padres, de avanzada edad.

No importó esa explicación y fue más allá. El pagó debía hacerlo en una sola exhibición ya que “no era abonero”, y recibiría a cambio protección para que pudiera trabajar sin ser molestado, un número y una placa que indicara que estaba bajo “su protección” para que si alguien más osara molestarlo ellos actuaran.

“No puedo”, dijo cuando le señalaron que la cantidad sería 20 mil pesos y que eso significaba que los próximos seis años no sería molestado.

Ante esto dijo que no podía. Ante la presión de que ese día diera 10 mil pesos y en una semana otros 10 mil, señaló que no tenía ni mil pesos.

Lo que parecía una negativa a “cooperar” no fue entendida. Si no pagaba saldría en los periódicos y redes donde se reflejaría lo que le harían a su negocio. Incluso fueron más allá. Si no pagaba y decidía cerrar no podría poner ningún otro negocio más.

El plazo para que sacara las cosas de ese local fue de 24 horas. No lo ha hecho. Tampoco ha abierto el local.

Conversó con otros comerciantes. También han recibido llamadas. Han cooperado. No han acudido a las autoridades. Temen que no haya respuesta.

¿Cómo hacer frente a una situación de crisis de esta naturaleza? ¿Qué alternativas hay para quienes deciden hacer una inversión en base a talentos para salir adelante? ¿Cuál es la puerta que deben tocar para que puedan tener garantías?

La mañana del domingo mostró negocios cerrados. Algunos abiertos. La pregunta martilló una y otra vez: ¿esto es reflejo de la cooperación? ¿Y los cerrados de la negativa?

Está sucediendo en Hidalgo. Se ha recrudecido la violencia psicológica. Y no saben qué distancia hay entre las llamadas y la realidad. La crisis por la explosión está abriendo a malandr@s otra forma de vida: la extorsión. Pero, ¿sólo sucede allá?