/ lunes 17 de septiembre de 2018

Violeta del Anáhuac

A fin de este mes, en San Miguel Totolapan se festeja al Arcángel Miguel. Uno de los arcángeles reconocidos como soldado de Dios, y a quien se le atribuye poder para vencer el mal. Junto con la fiesta patronal se realiza una tradición comunitaria llamada “el corte de la rosa”.

Esta fiesta inicia con una peregrinación donde participa toda la población, que encabezaba el presidente municipal –o presidenta-, y camina junto al párroco para dejar una “cuelga” en la parroquia y después ir al río a una fiesta popular donde la alegría campea junto a los grupos musicales y los antojitos de la región calentana.

De San Miguel Totolapan no se conoce ampliamente hacia afuera ambos festejos. De San Miguel Totolapan lo que se tiene en el registro mental es a “El Tequilero”, la violencia y el reciente éxodo de varias familias de la población.

¿Por qué tendrían que salir de ese lugar familias completas dejando todo su patrimonio? ¿Por qué dejar su sustento que significa su ganado, su labor, su casa? ¿Por qué abandona su identidad de oriundo del lugar para buscar radicar donde puedan iniciar un nuevo momento de vida?

Sin duda tomar la decisión no es sencillo. Pero es una decisión para preservar la vida.

Si no es así, ¿cómo encontrar la justificación válida que permita entender el cambio de lugar de residencia?

¿En el simple ejercicio de hacerse una idea de las consideraciones que llevaron a la decisión tomada en un hogar y multiplicada en al menos 250 familias que se unen para tomar un camino que no saben el tiempo de volver o si no tendrá regreso?

¿Cómo entender la noche previa de esas familias que tienen en ese patrimonio una herencia, que en el ganado menor que manejan está la búsqueda de paliar el hambre, que siembran para tener comida un año? ¿Qué hablaron los mayores para que la decisión no tuviera vuelta?

Cuando el Pastor Fiel, Moshé, transmitió al pueblo de Israel el momento del éxodo, salieron victoriosos hacia su libertad. ¿Los pobladores de esta ciudad con qué estado de ánimo caminan para buscar asilo en otra población, como Atoyac?

Sin duda el yugo de la violencia esclavizaba las mentes de estos habitantes y ha sido su propio pastor, Miguel Arcángel, quien encabezaba esa salida para librarlos también de la esclavitud que representa vivir con miedo.

No resulta fácil entender la salida. Ninguna partida lo es. Sólo la fe con que se toma el camino indica que la ruta que se ha elegido ha sido definida por el Creador. Que habrá nuevas oportunidades.

Y que, a diferencia de un pueblo que cambió el éxito y progreso que le representaba una Nación para hacerla su esclava, definió un éxodo que marcó la etapa final de ese lugar, y una nueva época para el Pueblo Elegido, así también quienes han partido saben que sus casas no son más por este momento suyas, que su patrimonio ha sido vulnerado, que su ganado ha sido vendido. Pero nunca la fe se quedó sin recompensa, las circunstancias van marcando nuevas formas, ojalá las nuevas autoridades delimiten hasta dónde empieza un compromiso social de gobierno, y logren convertir la violencia en la anhelada paz que dio progreso a ese lugar.

A fin de este mes, en San Miguel Totolapan se festeja al Arcángel Miguel. Uno de los arcángeles reconocidos como soldado de Dios, y a quien se le atribuye poder para vencer el mal. Junto con la fiesta patronal se realiza una tradición comunitaria llamada “el corte de la rosa”.

Esta fiesta inicia con una peregrinación donde participa toda la población, que encabezaba el presidente municipal –o presidenta-, y camina junto al párroco para dejar una “cuelga” en la parroquia y después ir al río a una fiesta popular donde la alegría campea junto a los grupos musicales y los antojitos de la región calentana.

De San Miguel Totolapan no se conoce ampliamente hacia afuera ambos festejos. De San Miguel Totolapan lo que se tiene en el registro mental es a “El Tequilero”, la violencia y el reciente éxodo de varias familias de la población.

¿Por qué tendrían que salir de ese lugar familias completas dejando todo su patrimonio? ¿Por qué dejar su sustento que significa su ganado, su labor, su casa? ¿Por qué abandona su identidad de oriundo del lugar para buscar radicar donde puedan iniciar un nuevo momento de vida?

Sin duda tomar la decisión no es sencillo. Pero es una decisión para preservar la vida.

Si no es así, ¿cómo encontrar la justificación válida que permita entender el cambio de lugar de residencia?

¿En el simple ejercicio de hacerse una idea de las consideraciones que llevaron a la decisión tomada en un hogar y multiplicada en al menos 250 familias que se unen para tomar un camino que no saben el tiempo de volver o si no tendrá regreso?

¿Cómo entender la noche previa de esas familias que tienen en ese patrimonio una herencia, que en el ganado menor que manejan está la búsqueda de paliar el hambre, que siembran para tener comida un año? ¿Qué hablaron los mayores para que la decisión no tuviera vuelta?

Cuando el Pastor Fiel, Moshé, transmitió al pueblo de Israel el momento del éxodo, salieron victoriosos hacia su libertad. ¿Los pobladores de esta ciudad con qué estado de ánimo caminan para buscar asilo en otra población, como Atoyac?

Sin duda el yugo de la violencia esclavizaba las mentes de estos habitantes y ha sido su propio pastor, Miguel Arcángel, quien encabezaba esa salida para librarlos también de la esclavitud que representa vivir con miedo.

No resulta fácil entender la salida. Ninguna partida lo es. Sólo la fe con que se toma el camino indica que la ruta que se ha elegido ha sido definida por el Creador. Que habrá nuevas oportunidades.

Y que, a diferencia de un pueblo que cambió el éxito y progreso que le representaba una Nación para hacerla su esclava, definió un éxodo que marcó la etapa final de ese lugar, y una nueva época para el Pueblo Elegido, así también quienes han partido saben que sus casas no son más por este momento suyas, que su patrimonio ha sido vulnerado, que su ganado ha sido vendido. Pero nunca la fe se quedó sin recompensa, las circunstancias van marcando nuevas formas, ojalá las nuevas autoridades delimiten hasta dónde empieza un compromiso social de gobierno, y logren convertir la violencia en la anhelada paz que dio progreso a ese lugar.