/ lunes 20 de agosto de 2018

Violeta del Anáhuac

Un tema que ha estado en el interés de lo gobiernos estatales está relacionado con la designación de representantes en los estados formulado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. La noticia incomodó a los mandatarios. Generó reacciones que incluso han llegado hasta el replanteamiento del pacto federado que une a los 32 estados en una República, la Mexicana.

Hasta el momento el movimiento de los gobernadores se ha centrado más específicamente en las Cámaras de Diputados. La razón no está de más. Soltar ese poder es meter una dinámica de la cual aún no están preparados para considerar que el trabajo legislativo esté completamente independiente, y eso puede ser considerado un riesgo.

Pero, qué ha llevado a tirar de la cuerda antes de que se tome formalmente la rienda del país?

La respuesta no es tan simple como tácitamente suena. Un control de los programas federales, un contacto directo con el presidente de México, es algo que va más allá de una persona. Una delegación maneja diversos programas. Cada uno tiene recursos económicos. Cada cual es un contacto ciudadano. Por lo tanto, estar fuera de ese manejo es dejar fuera del control un grupo ciudadano.

Pero vamos a otra perspectiva de la acción. No la que se teme o ambiciona ya desde ahora, la sucesión con la simpatía que lleve quien maneje el recurso económico, vamos a lo que sustenta ese poder en el día de la elección, la gente.

Nuestro país ha entrado en la dinámica de atender uno de los rostros más dolorosos que presenta la pobreza y aún la pobreza extrema. Y lo ha hecho a través de programas donde el recurso económico se distribuye no para solucionar, sino para paliar esa grave condición.

Los estados han acudido a sus relaciones políticas para hacer que las Delegaciones Federales sean ocupadas mayoritariamente por personas de cada entidad federativa acordes a los equipos en los poderes en función. Qué ha pasado con esos representantes que tienen el conocimiento de la realidad y debe dolerle más las duras condiciones de marginación para ocuparse en su solución de fondo? Por qué no se ha cambiado el rostro de la desigualdad social?

Quienes serán designados si tendrán la oportunidad de generar esos lazos de simpatía que les permita un plus para cargos, así ha sido. No se cambia lo sustantivo del ser humano, sino la forma. Pero, estaría en condiciones de hacer cambios para hacer eficientes los programas de gobierno que vayan al fondo de los problemas que ha generado la grave crisis de desigualdad de oportunidades? Quisiera conceder al menos, el beneficio de la duda a esta forma que se pretende implementar.

Si hasta ahora no ha funcionado. Por qué no formular un cambio?

Los criterios podrían cambiar, pero el fondo es cambiar los indicadores que no se han movido lo suficiente de los rangos que permitan mejorar la vida.

Si eso no fuera. Habría que revisar los como y los con quien se estaría haciendo para conseguir mejores resultados. De lo contrario, no sólo se estaría hablando de cambio en la dirección de la ruta, sino de los que están dentro de los barcos que han generado intereses y reman hacia ellos sin pesarles el pueblo y su vulnerabilidad.


Un tema que ha estado en el interés de lo gobiernos estatales está relacionado con la designación de representantes en los estados formulado por el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador. La noticia incomodó a los mandatarios. Generó reacciones que incluso han llegado hasta el replanteamiento del pacto federado que une a los 32 estados en una República, la Mexicana.

Hasta el momento el movimiento de los gobernadores se ha centrado más específicamente en las Cámaras de Diputados. La razón no está de más. Soltar ese poder es meter una dinámica de la cual aún no están preparados para considerar que el trabajo legislativo esté completamente independiente, y eso puede ser considerado un riesgo.

Pero, qué ha llevado a tirar de la cuerda antes de que se tome formalmente la rienda del país?

La respuesta no es tan simple como tácitamente suena. Un control de los programas federales, un contacto directo con el presidente de México, es algo que va más allá de una persona. Una delegación maneja diversos programas. Cada uno tiene recursos económicos. Cada cual es un contacto ciudadano. Por lo tanto, estar fuera de ese manejo es dejar fuera del control un grupo ciudadano.

Pero vamos a otra perspectiva de la acción. No la que se teme o ambiciona ya desde ahora, la sucesión con la simpatía que lleve quien maneje el recurso económico, vamos a lo que sustenta ese poder en el día de la elección, la gente.

Nuestro país ha entrado en la dinámica de atender uno de los rostros más dolorosos que presenta la pobreza y aún la pobreza extrema. Y lo ha hecho a través de programas donde el recurso económico se distribuye no para solucionar, sino para paliar esa grave condición.

Los estados han acudido a sus relaciones políticas para hacer que las Delegaciones Federales sean ocupadas mayoritariamente por personas de cada entidad federativa acordes a los equipos en los poderes en función. Qué ha pasado con esos representantes que tienen el conocimiento de la realidad y debe dolerle más las duras condiciones de marginación para ocuparse en su solución de fondo? Por qué no se ha cambiado el rostro de la desigualdad social?

Quienes serán designados si tendrán la oportunidad de generar esos lazos de simpatía que les permita un plus para cargos, así ha sido. No se cambia lo sustantivo del ser humano, sino la forma. Pero, estaría en condiciones de hacer cambios para hacer eficientes los programas de gobierno que vayan al fondo de los problemas que ha generado la grave crisis de desigualdad de oportunidades? Quisiera conceder al menos, el beneficio de la duda a esta forma que se pretende implementar.

Si hasta ahora no ha funcionado. Por qué no formular un cambio?

Los criterios podrían cambiar, pero el fondo es cambiar los indicadores que no se han movido lo suficiente de los rangos que permitan mejorar la vida.

Si eso no fuera. Habría que revisar los como y los con quien se estaría haciendo para conseguir mejores resultados. De lo contrario, no sólo se estaría hablando de cambio en la dirección de la ruta, sino de los que están dentro de los barcos que han generado intereses y reman hacia ellos sin pesarles el pueblo y su vulnerabilidad.