/ lunes 7 de mayo de 2018

Violeta del Anáhuac

El arribo de René Juárez Cisneros a la Dirigencia Nacional del PRI ha sido motivo de análisis en distintas formas. Para el priismo de Guerrero esto ha sido motivo de gusto. Es la primera ocasión que un guerrerense ocupa esta posición. Había alcanzado con José Francisco Ruíz Massieu, y ahora con su hija Claudia, la Secretaria General, y genera una expectativa general en su partido y con quienes va en coalición en este proceso electoral. Pero en su estado radica uno de los primeros retos, conciliar al priismo que ha generado restas, desde el figueroismo, hasta la dificultad de su dirigencia de sumar a partir de una actitud de respeto y de inclusión.

En los análisis el relevo en la Dirigencia Nacional, a mitad del río, cuando las encuestas son adversas en este momento deja en claro el reconocimiento de que los números de la radiografía del día a día de la campaña del candidato presidencial está ubicado en la tercera posición y que luego del primer debate se mantuvo ahí.

Muestra también que al interior del partido y de la campaña había una clara división de los grupos priístas del país especialmente una distancia de los que estuvieron con posibilidades de ocupar la candidatura, y que había un grupo que pretendía controlar todo el proceso y el riesgo de que las palabras atribuidas al presidente de México “de elecciones yo sé”, pudieran quedar en entredicho.

René Juárez Cisneros tiene un gran reto. El priismo del país está dividido. Ha sido difícil para las coordinaciones en todos los niveles alcanzar a consolidar la propuesta del triunfo. Y el cambio ha confundido en algunos estados donde se cree que esta acción es una señal de que la campaña no va bien en la realidad.

Incluso senadores, como los de los estados de Chihuahua y Tamaulipas, habrían sentido el alejamiento de su partido para sumar voluntades de la dirigencia nacional en sus territorios en los tiempos donde las cuentas, así sea de un voto, es importante.

Aun cuando las prendas personales del político guerrerense ayudarán, tiene el tiempo como reloj de arena, y debe dar respuesta a la propia expectativa que tiene el candidato presidencial, de recomponer la estrategia hasta ahora desplegada y hacer que la indiferencia hasta dentro de las propias filas priistas retornen al tricolor.

Si bien hay confianza en que la suma de las fuerzas excluidas hasta el momento ayuden a dirimir la desconfianza del triunfo, también pesa en los comentarios el recuerdo de que el PRI perdió el hilo del gobierno en Guerrero a la salida de René Juárez, lo que dicen pesó para no dar el gane a la fórmula para alcanzar la senaduría, y ahora esperan que la experiencia política, ayude en la nueva forma en que debe conducir la campaña incluso con los factores de candidatos de otros partidos con amplias posibilidades de triunfo. Lo cierto es que a partir del relevo se ha visto a Meade más seguro. Más candidato. Y aun cuando quedan menos de 50 días para la elección, aún no puede declararse nadie ni vencedor ni ganador si el voto no se ha formulado.

La política no deja fuera a nadie, sólo la reserva. Esto lo aprendió bien de su padre Claudia Ruiz Massieu Salinas. Por ello ante las voces que buscan la inclusión de otros grupos priístas en la dirigencia nacional, todo parece indicar que Claudia podría presentar su renuncia para ir a trabajo de campo e incorporar a otros grupos a esa posición que ayuden al PRI, aunque algunos consideran ya irrelevante otro relevo para fijar la mirada hacia los retos que tiene que enfrentar.

Hace algunos años el grupo cercano al ex gobernador Ángel Aguirre diseñaba un camino: de la gubernatura a la coordinación de campaña del candidato presidencial del PRD, de ahí a la dirigencia nacional de ese instituto político, de donde –al triunfo de la izquierda- le permitiera una Secretaría de Estado para moverse a todo el país y alcanzar la candidatura presidencial. Será que, si alcanza a recomponer el barco, ¡René viva el sueño soñado por otro gobernador de Guerrero? Nada está escrito. La política es de tiempo, de paciencia, de circunstancias, y pocos vuelven la mirada hacia El Creador, y se pierden.

El arribo de René Juárez Cisneros a la Dirigencia Nacional del PRI ha sido motivo de análisis en distintas formas. Para el priismo de Guerrero esto ha sido motivo de gusto. Es la primera ocasión que un guerrerense ocupa esta posición. Había alcanzado con José Francisco Ruíz Massieu, y ahora con su hija Claudia, la Secretaria General, y genera una expectativa general en su partido y con quienes va en coalición en este proceso electoral. Pero en su estado radica uno de los primeros retos, conciliar al priismo que ha generado restas, desde el figueroismo, hasta la dificultad de su dirigencia de sumar a partir de una actitud de respeto y de inclusión.

En los análisis el relevo en la Dirigencia Nacional, a mitad del río, cuando las encuestas son adversas en este momento deja en claro el reconocimiento de que los números de la radiografía del día a día de la campaña del candidato presidencial está ubicado en la tercera posición y que luego del primer debate se mantuvo ahí.

Muestra también que al interior del partido y de la campaña había una clara división de los grupos priístas del país especialmente una distancia de los que estuvieron con posibilidades de ocupar la candidatura, y que había un grupo que pretendía controlar todo el proceso y el riesgo de que las palabras atribuidas al presidente de México “de elecciones yo sé”, pudieran quedar en entredicho.

René Juárez Cisneros tiene un gran reto. El priismo del país está dividido. Ha sido difícil para las coordinaciones en todos los niveles alcanzar a consolidar la propuesta del triunfo. Y el cambio ha confundido en algunos estados donde se cree que esta acción es una señal de que la campaña no va bien en la realidad.

Incluso senadores, como los de los estados de Chihuahua y Tamaulipas, habrían sentido el alejamiento de su partido para sumar voluntades de la dirigencia nacional en sus territorios en los tiempos donde las cuentas, así sea de un voto, es importante.

Aun cuando las prendas personales del político guerrerense ayudarán, tiene el tiempo como reloj de arena, y debe dar respuesta a la propia expectativa que tiene el candidato presidencial, de recomponer la estrategia hasta ahora desplegada y hacer que la indiferencia hasta dentro de las propias filas priistas retornen al tricolor.

Si bien hay confianza en que la suma de las fuerzas excluidas hasta el momento ayuden a dirimir la desconfianza del triunfo, también pesa en los comentarios el recuerdo de que el PRI perdió el hilo del gobierno en Guerrero a la salida de René Juárez, lo que dicen pesó para no dar el gane a la fórmula para alcanzar la senaduría, y ahora esperan que la experiencia política, ayude en la nueva forma en que debe conducir la campaña incluso con los factores de candidatos de otros partidos con amplias posibilidades de triunfo. Lo cierto es que a partir del relevo se ha visto a Meade más seguro. Más candidato. Y aun cuando quedan menos de 50 días para la elección, aún no puede declararse nadie ni vencedor ni ganador si el voto no se ha formulado.

La política no deja fuera a nadie, sólo la reserva. Esto lo aprendió bien de su padre Claudia Ruiz Massieu Salinas. Por ello ante las voces que buscan la inclusión de otros grupos priístas en la dirigencia nacional, todo parece indicar que Claudia podría presentar su renuncia para ir a trabajo de campo e incorporar a otros grupos a esa posición que ayuden al PRI, aunque algunos consideran ya irrelevante otro relevo para fijar la mirada hacia los retos que tiene que enfrentar.

Hace algunos años el grupo cercano al ex gobernador Ángel Aguirre diseñaba un camino: de la gubernatura a la coordinación de campaña del candidato presidencial del PRD, de ahí a la dirigencia nacional de ese instituto político, de donde –al triunfo de la izquierda- le permitiera una Secretaría de Estado para moverse a todo el país y alcanzar la candidatura presidencial. Será que, si alcanza a recomponer el barco, ¡René viva el sueño soñado por otro gobernador de Guerrero? Nada está escrito. La política es de tiempo, de paciencia, de circunstancias, y pocos vuelven la mirada hacia El Creador, y se pierden.