/ lunes 11 de diciembre de 2017

Violeta del Anáhuac

La boleta electoral para seleccionar a quién sucederá al presidente Enrique Peña Nieto, está conformándose. Sin la sorpresa de Morena, que lleva a Andrés Manuel López Obrador, el PRI, determina que se jugará el proceso con José Antonio Meade, y ahora, el Frente por México integrado por PRD-PAN, MC, acuerda que irá con Ricardo Anaya.

Mientras otros partidos anuncian sus candidatos o candidatas, incluso sus alianzas, se encaminan con paso más sostenido las y los independientes (y por número de firmas) Jaime Rodríguez, El Bronco, gobernador de Nuevo León, y Margarita Zavala. Hasta ahí, las sorpresas, los encantos, y los desencantos.

Cuando los partidos y sus grupos determinan quién los abanderará no quiere decir que todo esté planchado o que todos lleven los mejores indicadores de triunfo. Viene el otro lado del proceso, sus votantes.

No escapa a nadie que una de las chambas de los partidos políticos radica en mantener una estructura electoral que les permite pulsar como plataforma y les ayuda como indicadores en los procesos.

Conocido como voto duro.

Sin embargo, los nuevos tiempos obligan también a una forma distinta de enfrentar un proceso. ¿Qué grupos ciudadanos determinarán el timón del país? Si revisamos la historia reciente, vemos que las mujeres no han encontrado el suficiente respaldo para alcanzar ese cargo, y han pasado a ser referente en abrir camino a más mujeres: Marcela Lombardo, Rosario Ibarra, Cecilia Soto, Patricia Mercado, Josefina Vázquez. Veremos si logra Margarita Zavala concitar a la mayoría suficiente de mujeres que le permita retornar a Los Pinos, ahora como presidenta.

¿Qué generaciones han determinado el poder en nuestro país? En la clasificación declarada para encontrar razones de sus decisiones, de su conducta, de su preferencia, hay, al menos, tres conocidas: los Baby Boomers, la Generación X y los Millenials. La primera contempla a nacidos entre 1945 y 1964; la segunda entre 1965 y 1980 y los Millenials entre 1981 y 2000.

¿A qué votante está dirigida la apuesta de los partidos políticos? ¿Resolverá el triunfo AMLO con los Baby Boomers, que han sido considerados como buscadores de eficiencia en el desempeño de la gente, pero controladores? ¿Resolverá Meade con esa generación y la generación X que han sido educados por Baby Boomers y a su vez educan a los Millians enlazar los cambios entre eficiencia, responsabilidad y creatividad? ¿Será Anaya quien busque romper esos esquemas y, además, conquiste a los Millians para alcanzar los votos necesarios? ¿O serán independientes los que en función de los errores presenten alternativas a estas generaciones, incluido Armando Ríos Piter que busca representar a los académicos e intelectuales, o Mary Chuy que busca representar a los movimientos sociales los que representen los intereses de esta elección?

El camino apenas inicia, pero se abre en función de la historia personal de cada uno de ellos, y de sus partidos. El final, aunque parezca distante julio, tendrá en su andar un registro aún no previsible de acontecimientos, expresiones, sumas, alianzas, etc., que harán motivar una inclinación o cambiar. Hay otros factores que contribuirán a ello, por ejemplo, los grupos económicos, los religiosos, los sociales, etc., que marcarán también en virtud de la apuesta económica para el desarrollo y para la estabilidad, y quizá también para algo que todos deseamos, revertir la inseguridad y lo que ella nos ha robado, la paz, la confianza al porvenir.

La boleta electoral para seleccionar a quién sucederá al presidente Enrique Peña Nieto, está conformándose. Sin la sorpresa de Morena, que lleva a Andrés Manuel López Obrador, el PRI, determina que se jugará el proceso con José Antonio Meade, y ahora, el Frente por México integrado por PRD-PAN, MC, acuerda que irá con Ricardo Anaya.

Mientras otros partidos anuncian sus candidatos o candidatas, incluso sus alianzas, se encaminan con paso más sostenido las y los independientes (y por número de firmas) Jaime Rodríguez, El Bronco, gobernador de Nuevo León, y Margarita Zavala. Hasta ahí, las sorpresas, los encantos, y los desencantos.

Cuando los partidos y sus grupos determinan quién los abanderará no quiere decir que todo esté planchado o que todos lleven los mejores indicadores de triunfo. Viene el otro lado del proceso, sus votantes.

No escapa a nadie que una de las chambas de los partidos políticos radica en mantener una estructura electoral que les permite pulsar como plataforma y les ayuda como indicadores en los procesos.

Conocido como voto duro.

Sin embargo, los nuevos tiempos obligan también a una forma distinta de enfrentar un proceso. ¿Qué grupos ciudadanos determinarán el timón del país? Si revisamos la historia reciente, vemos que las mujeres no han encontrado el suficiente respaldo para alcanzar ese cargo, y han pasado a ser referente en abrir camino a más mujeres: Marcela Lombardo, Rosario Ibarra, Cecilia Soto, Patricia Mercado, Josefina Vázquez. Veremos si logra Margarita Zavala concitar a la mayoría suficiente de mujeres que le permita retornar a Los Pinos, ahora como presidenta.

¿Qué generaciones han determinado el poder en nuestro país? En la clasificación declarada para encontrar razones de sus decisiones, de su conducta, de su preferencia, hay, al menos, tres conocidas: los Baby Boomers, la Generación X y los Millenials. La primera contempla a nacidos entre 1945 y 1964; la segunda entre 1965 y 1980 y los Millenials entre 1981 y 2000.

¿A qué votante está dirigida la apuesta de los partidos políticos? ¿Resolverá el triunfo AMLO con los Baby Boomers, que han sido considerados como buscadores de eficiencia en el desempeño de la gente, pero controladores? ¿Resolverá Meade con esa generación y la generación X que han sido educados por Baby Boomers y a su vez educan a los Millians enlazar los cambios entre eficiencia, responsabilidad y creatividad? ¿Será Anaya quien busque romper esos esquemas y, además, conquiste a los Millians para alcanzar los votos necesarios? ¿O serán independientes los que en función de los errores presenten alternativas a estas generaciones, incluido Armando Ríos Piter que busca representar a los académicos e intelectuales, o Mary Chuy que busca representar a los movimientos sociales los que representen los intereses de esta elección?

El camino apenas inicia, pero se abre en función de la historia personal de cada uno de ellos, y de sus partidos. El final, aunque parezca distante julio, tendrá en su andar un registro aún no previsible de acontecimientos, expresiones, sumas, alianzas, etc., que harán motivar una inclinación o cambiar. Hay otros factores que contribuirán a ello, por ejemplo, los grupos económicos, los religiosos, los sociales, etc., que marcarán también en virtud de la apuesta económica para el desarrollo y para la estabilidad, y quizá también para algo que todos deseamos, revertir la inseguridad y lo que ella nos ha robado, la paz, la confianza al porvenir.