/ viernes 5 de febrero de 2021

Vacuna electoral

Estados Unidos, nuestro vecino inmediato, registraba hasta ayer casi 35 millones de personas vacunadas contra el Covid-19, incluidos mexicanos que pueden cruzar legalmente hacia ese país. En Brasil, otra de las naciones americanas más castigadas por la pandemia, la inmunización alcanzaba a más de 2 millones 500 mil personas. México, en contraste, no llegaba siquiera a los 700 mil vacunados.

El pírrico avance de vacunación tiene explicaciones.

Además de los vericuetos logísticos, la llegada de vacunas a cuentagotas por los ajustes de distribución mundial de Pfizer obligó al gobierno federal a buscar la opción de la vacuna Sputnik V elaborada por Rusia. Presente siempre estuvo la alternativa de la empresa Moderna que no registra problemas de producción y su biológico tiene un 94.5 por ciento de efectividad, pero la 4T declinó adquirirla por considerarla costosa. Para su fortuna, la vacuna de Moderna ha sido incluida en el portafolio de COVAX, un mecanismo de acceso equitativo a biológicos para todos los países creado por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, se distribuiría en México hasta julio.

Al igual que el manejo de la pandemia y de sus efectos, la estrategia de vacunación en nuestro país es una pesadilla burocrática, producto de su mala planeación. Si bien el gobierno federal diseñó un esquema preciso que da prioridad a todo el personal del sector Salud de primera y segunda línea de atención a pacientes con Covid-19, las primeras inmunizaciones no se apegaron al mismo. Entre quienes recibieron la vacuna estaban familiares de médicos, regidores y jefes administrativos de instituciones de salud. También se incluyó a los llamados Servidores de la Nación, una red de promotores del voto en favor de Andrés Manuel López Obrador surgida en 2018 que ahora se encarga de elaborar los padrones de programas sociales federales y corroborar que sus beneficios lleguen a la población. Son 18 mil 894 trabajadores federales de campo que ahora fungirán, sin ninguna justificación más que el premeditado propósito electoral, como coordinadores de las brigadas de vacunación Covid. De ahí su inmunización.

Aplicar una vacuna no requiere más de dos trabajadores de enfermería y el personal de ese ramo existente en México, tanto civil como militar y naval, es más que suficiente para cumplir las metas de inmunización. Integrar a más

Para intrincar más el proceso de vacunación, la Federación habilitó el martes pasado una plataforma digital para registrar a personas mayores de 60 años de edad que recibirán dosis. La página https://mivacuna.salud.gob.mx/ sufre saturación y problemas para completar el procedimiento hasta hoy.

Es indispensable tener un orden en la vacunación y se entiende que el sector Salud público y privado es prioridad. No obstante, los criterios de la siguiente fase masiva que prevé únicamente a la población adulta mayor deben ajustarse al contexto sanitario, social y económico del país.

Si las medidas preventivas se aplican de manera efectiva, el riesgo de contagio en el hogar disminuye y evita afectar a las personas de la tercera edad que, en su mayoría, permanece confinada en casa.

Por tanto, la segunda etapa de vacunación requiere ampliar su alcance hacia la clase productiva, aquella que mueve la economía y debe salir a la calle para generar ingresos familiares. Son los trabajadores la población más expuesta al contagio por salir de casa, hacer uso del transporte público y tener contacto con otras personas.

Cubrir ambos frentes garantizaría la protección de población vulnerable a mayor escala y permitiría reactivar de forma efectiva la actividad económica en sectores al borde del colapso, como el turismo.

En la balanza de la 4T debe pesar más la agonía y desesperanza del país ante esta crisis sanitaria, que la supervivencia de un proyecto político.

Estados Unidos, nuestro vecino inmediato, registraba hasta ayer casi 35 millones de personas vacunadas contra el Covid-19, incluidos mexicanos que pueden cruzar legalmente hacia ese país. En Brasil, otra de las naciones americanas más castigadas por la pandemia, la inmunización alcanzaba a más de 2 millones 500 mil personas. México, en contraste, no llegaba siquiera a los 700 mil vacunados.

El pírrico avance de vacunación tiene explicaciones.

Además de los vericuetos logísticos, la llegada de vacunas a cuentagotas por los ajustes de distribución mundial de Pfizer obligó al gobierno federal a buscar la opción de la vacuna Sputnik V elaborada por Rusia. Presente siempre estuvo la alternativa de la empresa Moderna que no registra problemas de producción y su biológico tiene un 94.5 por ciento de efectividad, pero la 4T declinó adquirirla por considerarla costosa. Para su fortuna, la vacuna de Moderna ha sido incluida en el portafolio de COVAX, un mecanismo de acceso equitativo a biológicos para todos los países creado por la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, se distribuiría en México hasta julio.

Al igual que el manejo de la pandemia y de sus efectos, la estrategia de vacunación en nuestro país es una pesadilla burocrática, producto de su mala planeación. Si bien el gobierno federal diseñó un esquema preciso que da prioridad a todo el personal del sector Salud de primera y segunda línea de atención a pacientes con Covid-19, las primeras inmunizaciones no se apegaron al mismo. Entre quienes recibieron la vacuna estaban familiares de médicos, regidores y jefes administrativos de instituciones de salud. También se incluyó a los llamados Servidores de la Nación, una red de promotores del voto en favor de Andrés Manuel López Obrador surgida en 2018 que ahora se encarga de elaborar los padrones de programas sociales federales y corroborar que sus beneficios lleguen a la población. Son 18 mil 894 trabajadores federales de campo que ahora fungirán, sin ninguna justificación más que el premeditado propósito electoral, como coordinadores de las brigadas de vacunación Covid. De ahí su inmunización.

Aplicar una vacuna no requiere más de dos trabajadores de enfermería y el personal de ese ramo existente en México, tanto civil como militar y naval, es más que suficiente para cumplir las metas de inmunización. Integrar a más

Para intrincar más el proceso de vacunación, la Federación habilitó el martes pasado una plataforma digital para registrar a personas mayores de 60 años de edad que recibirán dosis. La página https://mivacuna.salud.gob.mx/ sufre saturación y problemas para completar el procedimiento hasta hoy.

Es indispensable tener un orden en la vacunación y se entiende que el sector Salud público y privado es prioridad. No obstante, los criterios de la siguiente fase masiva que prevé únicamente a la población adulta mayor deben ajustarse al contexto sanitario, social y económico del país.

Si las medidas preventivas se aplican de manera efectiva, el riesgo de contagio en el hogar disminuye y evita afectar a las personas de la tercera edad que, en su mayoría, permanece confinada en casa.

Por tanto, la segunda etapa de vacunación requiere ampliar su alcance hacia la clase productiva, aquella que mueve la economía y debe salir a la calle para generar ingresos familiares. Son los trabajadores la población más expuesta al contagio por salir de casa, hacer uso del transporte público y tener contacto con otras personas.

Cubrir ambos frentes garantizaría la protección de población vulnerable a mayor escala y permitiría reactivar de forma efectiva la actividad económica en sectores al borde del colapso, como el turismo.

En la balanza de la 4T debe pesar más la agonía y desesperanza del país ante esta crisis sanitaria, que la supervivencia de un proyecto político.