/ lunes 1 de junio de 2020

Universidad Autónoma de Guerrero, la transformación impensable

En el presente año se conmemora el LXX aniversario de: La creación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES); y

El decreto que elevó a rango universitario los estudios del entonces Colegio del Estado de Guerrero, miembro fundador de la ANUIES, al tiempo que celebra el LX aniversario de la transformación del Colegio en la hoy Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).

La comunidad universitaria de la UAGro celebra este doble aniversario significativo en un escenario de fortalecimiento y consolidación de una transformación de su quehacer académico impensable al inicio del presente siglo, la cual es resultado de una política universitaria en diversos frentes o ámbitos, varias de las cuales pasan desapercibidos, pero no por ello importantes y cruciales en lo que hoy es la Universidad.

Esta transformación de una de nuestras instituciones fundadoras de la ANUIES, merece reconocerla y, porque no, digna de emularla por otras universidades, razón por la cual señalaré cuatro ejes que la sustentaron, previa descripción del estado que guardaba en el concierto de la universidad pública mexicana.

El parteaguas de la UAGro se dio en el año 2006, siendo el detonante el que no recibiría recursos extraordinarios para la mejora de su quehacer académico en virtud de que, pese a que recibió recursos para estos propósitos los cinco años previos, no mostró los avances a los que se comprometió.

La Universidad tenía una crisis cuya cara visible era la académica, que se expresaba en su posición en el concierto de la universidad pública estatal, cuyo saldo lo vio como un enorme reto, oportunidad para transformarse, ya que estaba en la última posición, tal como se desprendía del último lugar que se tenía en 5 de los 10 indicadores de desempeño académico, cuatro de los cuales su valor era de cero por ciento.

El primer eje visible a simple vista fue en el ámbito de la planeación de carácter reactivo, de contingencia, para abatir las brechas de desempeño académico con respecto al conjunto de las universidades públicas estatales.

La Universidad no solo cerró las brechas, sino que se posicionó como una de las mejores universidades públicas estatales, tal como lo corroboran los siguientes indicadores de desempeño en los cuales la universidad está en los primeros cinco lugares: escuelas preparatorias reconocidas de calidad por el Sistema Nacional del Bachillerato; programas educativos de posgrado en el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la matrícula atendida por estos.

Estos logros y otros más de la Universidad fueron reconocidos de manera implícita cuando el Consorcio de Universidades Mexicanas eligió a su Rector como su Presidente en el año de 2016.

El segundo eje visible era el problema financiero, que se reflejaba en diversos pasivos que la Universidad venía arrastrando sin una solución de fondo, que permitiera sanear sus finanzas, con el agravante de que el subsidio por alumno era el más bajo de las universidades públicas estatales.

Para dar una idea del nivel de los pasivos, baste señalar que era muy superior al que hoy tiene en promedio las universidades públicas estatales que en los dos años previos han estado en el programa de rescate financiero de la Subsecretaría de Educación Superior.

El tercer eje fue la búsqueda en un primer momento de consensos y la unidad en torno a un proyecto incluyente de la Universidad, ante la sobrepolitización del quehacer universitario.

Si algo identificaba a la UAGro, era la sobrepolitizacion que tenía su asiento en un gran número de grupos o corrientes cuyo propósito central era su control, para los fines de estas.

Este rasgo característico explotaba en toda su manifestación en los procesos de elección de autoridades, en particular en la elección de su rector, observando escenarios no solo de confrontación política o ideológica en abstracto, sino de hechos lamentables que impactaban la integridad de los miembros de la comunidad universitaria.

A la par que la Universidad desarrollaba acciones para mejorar su quehacer académico y sanear sus finanzas, se empezó a trabajar en el terreno político con los diversos grupos y corrientes que era necesario la unidad de estos teniendo como referente el proyecto de universidad en beneficio de su comunidad universitaria.

Este eje en un primer momento permitió integrar en el “Frente para la Reforma Democrática de la Universidad Autónoma de Guerrero” (FREDEUAG) la mayoría de los grupos y corrientes que en antaño actuaban cada una por su lado e incluso en confrontación, recientemente el FREDEUAG con otras agrupaciones que en su momento no se integraron al frente conformaron el “Grupo Universidad por Guerrero”, lo que se ha traducido en una estabilidad de la Universidad y en buena parte la erradicación de la sobre politización de la Universidad, una muestra palpable lo han sido las últimas tres elecciones de rectores con un saldo favorable y el apoyo de estas agrupaciones hegemónicas o mayoritarias de un candidato de unidad.

El último eje consistió en un primer momento en la revisión de la legislación universitaria en la perspectiva de su observancia, ante la ausencia de órganos colegiados intermedios que señalaba la Ley Orgánica que permitieran pasar a un desarrollo integral y participativo de la Universidad.

La Ley Orgánica de la Universidad del año 2001, abrogada en 2016, incorporó la figura de los colegios con el propósito de integrar para efectos de colaboración y cooperación a las unidades académicas afines por disciplinas y/o profesiones que cultivan mediante su planeación, en su origen esta figura destinada al fracaso en virtud de que se consideraba un órgano de gobierno y no como de dirección académica.

La revisión de la legislación universitario tuvo su impacto en un primer momento con la actual Ley Orgánica vigente y la posterior elaboración del Estatuto General y reglamentación correspondiente, que hoy conforman su sistema de legislación universitaria.

La transformación de la Universidad con los resultados que se observan a primera vista, se debió al desarrollo de los cuatro ejes descritos por separados sino que en su conjunto con la observación de que la ausencia de uno de ellos hubiera significado otro derrotero para la UAGro.

En el presente año se conmemora el LXX aniversario de: La creación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES); y

El decreto que elevó a rango universitario los estudios del entonces Colegio del Estado de Guerrero, miembro fundador de la ANUIES, al tiempo que celebra el LX aniversario de la transformación del Colegio en la hoy Universidad Autónoma de Guerrero (UAGro).

La comunidad universitaria de la UAGro celebra este doble aniversario significativo en un escenario de fortalecimiento y consolidación de una transformación de su quehacer académico impensable al inicio del presente siglo, la cual es resultado de una política universitaria en diversos frentes o ámbitos, varias de las cuales pasan desapercibidos, pero no por ello importantes y cruciales en lo que hoy es la Universidad.

Esta transformación de una de nuestras instituciones fundadoras de la ANUIES, merece reconocerla y, porque no, digna de emularla por otras universidades, razón por la cual señalaré cuatro ejes que la sustentaron, previa descripción del estado que guardaba en el concierto de la universidad pública mexicana.

El parteaguas de la UAGro se dio en el año 2006, siendo el detonante el que no recibiría recursos extraordinarios para la mejora de su quehacer académico en virtud de que, pese a que recibió recursos para estos propósitos los cinco años previos, no mostró los avances a los que se comprometió.

La Universidad tenía una crisis cuya cara visible era la académica, que se expresaba en su posición en el concierto de la universidad pública estatal, cuyo saldo lo vio como un enorme reto, oportunidad para transformarse, ya que estaba en la última posición, tal como se desprendía del último lugar que se tenía en 5 de los 10 indicadores de desempeño académico, cuatro de los cuales su valor era de cero por ciento.

El primer eje visible a simple vista fue en el ámbito de la planeación de carácter reactivo, de contingencia, para abatir las brechas de desempeño académico con respecto al conjunto de las universidades públicas estatales.

La Universidad no solo cerró las brechas, sino que se posicionó como una de las mejores universidades públicas estatales, tal como lo corroboran los siguientes indicadores de desempeño en los cuales la universidad está en los primeros cinco lugares: escuelas preparatorias reconocidas de calidad por el Sistema Nacional del Bachillerato; programas educativos de posgrado en el Padrón Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la matrícula atendida por estos.

Estos logros y otros más de la Universidad fueron reconocidos de manera implícita cuando el Consorcio de Universidades Mexicanas eligió a su Rector como su Presidente en el año de 2016.

El segundo eje visible era el problema financiero, que se reflejaba en diversos pasivos que la Universidad venía arrastrando sin una solución de fondo, que permitiera sanear sus finanzas, con el agravante de que el subsidio por alumno era el más bajo de las universidades públicas estatales.

Para dar una idea del nivel de los pasivos, baste señalar que era muy superior al que hoy tiene en promedio las universidades públicas estatales que en los dos años previos han estado en el programa de rescate financiero de la Subsecretaría de Educación Superior.

El tercer eje fue la búsqueda en un primer momento de consensos y la unidad en torno a un proyecto incluyente de la Universidad, ante la sobrepolitización del quehacer universitario.

Si algo identificaba a la UAGro, era la sobrepolitizacion que tenía su asiento en un gran número de grupos o corrientes cuyo propósito central era su control, para los fines de estas.

Este rasgo característico explotaba en toda su manifestación en los procesos de elección de autoridades, en particular en la elección de su rector, observando escenarios no solo de confrontación política o ideológica en abstracto, sino de hechos lamentables que impactaban la integridad de los miembros de la comunidad universitaria.

A la par que la Universidad desarrollaba acciones para mejorar su quehacer académico y sanear sus finanzas, se empezó a trabajar en el terreno político con los diversos grupos y corrientes que era necesario la unidad de estos teniendo como referente el proyecto de universidad en beneficio de su comunidad universitaria.

Este eje en un primer momento permitió integrar en el “Frente para la Reforma Democrática de la Universidad Autónoma de Guerrero” (FREDEUAG) la mayoría de los grupos y corrientes que en antaño actuaban cada una por su lado e incluso en confrontación, recientemente el FREDEUAG con otras agrupaciones que en su momento no se integraron al frente conformaron el “Grupo Universidad por Guerrero”, lo que se ha traducido en una estabilidad de la Universidad y en buena parte la erradicación de la sobre politización de la Universidad, una muestra palpable lo han sido las últimas tres elecciones de rectores con un saldo favorable y el apoyo de estas agrupaciones hegemónicas o mayoritarias de un candidato de unidad.

El último eje consistió en un primer momento en la revisión de la legislación universitaria en la perspectiva de su observancia, ante la ausencia de órganos colegiados intermedios que señalaba la Ley Orgánica que permitieran pasar a un desarrollo integral y participativo de la Universidad.

La Ley Orgánica de la Universidad del año 2001, abrogada en 2016, incorporó la figura de los colegios con el propósito de integrar para efectos de colaboración y cooperación a las unidades académicas afines por disciplinas y/o profesiones que cultivan mediante su planeación, en su origen esta figura destinada al fracaso en virtud de que se consideraba un órgano de gobierno y no como de dirección académica.

La revisión de la legislación universitario tuvo su impacto en un primer momento con la actual Ley Orgánica vigente y la posterior elaboración del Estatuto General y reglamentación correspondiente, que hoy conforman su sistema de legislación universitaria.

La transformación de la Universidad con los resultados que se observan a primera vista, se debió al desarrollo de los cuatro ejes descritos por separados sino que en su conjunto con la observación de que la ausencia de uno de ellos hubiera significado otro derrotero para la UAGro.