En el año 1994, se creó en el estado de México el municipio 122 de 125 con que cuenta esa entidad. Era presidente de México Carlos Salinas de Gortari y gobernador Emilio Chuayfet. El nombre fue Chalco, también conocido como Chalco – Atenco, y la zona una confederación de Altépetl con tierras fértiles y productivas.
En 2024 esa parte del estado de México vive dentro del agua, pero no un agua limpia, no corrientes de agua donde la vida pueda ser de gratitud, sino con el desánimo de estar en aguas de drenaje y lo que flota a su alrededor es la putrefacción de los canales de aguas negras.
Los medios de comunicación acudieron a Chalco a dar cobertura informativa a la preocupación de sus habitantes por la falta de respuesta del gobierno para garantizarles sacar las aguas de las calles y de sus casas. Señalaban que había inseguridad y que por ello no podían abandonar sus casas.
Ahora, en esos espacios viven, comen, respiran y hacen sus necesidades lo que está dando como resultado infecciones gastrointestinales y en la piel.
A los 15 días de esas denuncias se presentó la gobernadora de ese estado, Delfina Gómez Álvarez. Su arribo era esperado con ansia, no solo porque se trataba de la mandataria del estado, sino porque ingenuamente pensaron que su condición de mujer daría sensibilidad al trato, aunque ya sabían que se presentaba no en el momento de la emergencia.
Delfina, célebre por su frase de irle “requetebien” seguramente consideró que “requetebien” les iba a los habitantes de Chalco, por eso, cuando arribó y los vio dentro del agua sucia, su reacción fue… regañarlos, sí, regañarlos al decirles “que ellos tenían la culpa de estar así por comprar en ese lugar”.
Fue un golpe para los habitante de Chalco fue directo, en sus caras, no se enteraron de las acciones que se realizarían para liberarlos del problema, no se habló de cómo trabajarían brigadas para sacar el agua, no se habló de que habría atención médica, no, no en ese primer momento, ahí frente a ellos estaba una mujer que ostenta el Poder Ejecutivo por primera ocasión en esa entidad y que además de no acudir de inmediato a ser solidaria, cuando arriba los regaña.
México está bajo el agua, sin FONDEN y sin estrategia. Pero también sin empatía, sin presentarse alternativas. ¿Será que los de Chalco solo tienen responsabilidad de lo que les sucede por comprar ahí, o también la tendrán por elegir a una gobernadora que es evidente no sabe gobernar y lo peor, no quiere aprender?
Al pie de los volcanes, familias mexicanas viven un calvario que tampoco les permite ir a trabajar. Como nunca la palabra Atenco les viene, Atl=agua, tentli=borde, solo que ellos al borde de una locura inimaginable física y políticamente hablando. ¿Surrealismo?