/ lunes 20 de abril de 2020

Surrealismo político

Como si no fuera suficiente para el mundo, para nuestro país, México, sufrir la incertidumbre de la Pandemia del COVID 19 no solo en lo referente al contagio y a la crisis financiera que se perfila, ahora tenemos que enfrentar una polémica generada por un conductor de noticias en lo que parece ser una trama de crisis política presentada, como en el teatro, en varios cuadros, pero de una sola historia.

no quisiera ser mal pensado, porque he estado tan ocupado que no ha tenido mi mente tiempo para dejar entrar pensamientos que el cansancio, el hastío, o hasta el temor, puedan generar y confundirme. Pero como ciudadano que procura estar informado para a mi vez informar y dar elementos a quienes me dedican un tiempo con su lectura o al conectarse, en nuestras transmisiones en nuestras redes sociales, para tomar lo que le sea útil en sus propias opiniones, lo ocurrido la semana que concluyó, es delicado.

Primero, el anuncio de una noticia dentro de las que da cada mañana, de lunes a viernes primero, y ahora de lunes a sábado, el Presidente de México, hizo que volviéramos la atención hacia la Conferencia Matutina del jueves 8, del mes y año en curso. Si alguien pensó en un tema distinto al que ocupa al mundo, por supuesto se equivocaba. Y ahí estaban dos de los personajes que han ocupado la atención, uno durante 18 años, o más, y otro desde febrero: López-Obrador y López-Gatell.

La presencia del otro López, Gatell, el científico, el mesurado, el directo, en la conferencia matutina, cuando su espacio, llamémoslo así, ha estado en el seguimiento y recomendaciones sobre la situación del Coronavirus en el país, era un indicativo de reforzar una información que, al desmenuzarla, dejaba más preocupación que tranquilidad. La fecha de un probable retorno a las actividades, como el juego matemático de un crecimiento de contagios.

Más con cálculo político que social me parece, con preocupación, la información. Y el factor no es para nada sencillo, la imagen presidencial no detenía su caída, mientras que la esperanza fincaba en el científico la atención y crecía. Y así, soltaban dos fechas para alcanzar la anhelada salida de la cuarentena obligada para la existencia humana, el 17 de mayo y el 30 de mayo y entre estas fechas dos más, el 8 y el 10 de mayo como días de riesgo. Solo que, la política, el cálculo matemático para el 2021, los aspirantes a estar en la boleta para el 2024, brincaron. E hicieron su aparición surrealista en una no menos inesperada acción, el llamado de un conductor a NO CREER en la voz del científico y con ello, poner en riesgo la propia existencia humana en un contagio que golpeaba las previsibles.

Y si sigo de mal pensado no quiero considerar que “alguien” buscó un personaje de influencia nacional, con un medio nacional, y que le debiera impuestos al Gobierno, dicen, para colocar en su boca ese mensaje que metió toda su historia sin medir el grave riesgo que pesaría no en mover de su posición a un científico, sino en poner a la población ávida de salir, en riesgo de un grave contagio.

El colofón de la historia no deja de llamar la atención si el nudo de la trama donde el conductor casi descubre la línea al pedir ayuda y salir el propio Presidente a pedir a la sociedad creer en ¡el conductor!; en tener un nuevo coordinador de la información sobre la Pandemia, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y no la de Gobernación, digo, si el de Salud ya no es tan útil; donde el dueño del medio sale a arremeter contra el científico, ya no quedan cartas por jugar de forma visible. Si quitan a López, pero Gatell, le quitarán a la ciudadanía la confianza que aún le queda al poder, porque la voz de la política, a estas alturas, no tendrá forma de suplantar la aspiración de salir bien librados del aislamiento social y le podrán cobrar caro, donde duele, un mal manejo de crisis y de credibilidad al intentar un cálculo político en la resistencia social que también pasa a traer al periodismo. Surrealismo?

Como si no fuera suficiente para el mundo, para nuestro país, México, sufrir la incertidumbre de la Pandemia del COVID 19 no solo en lo referente al contagio y a la crisis financiera que se perfila, ahora tenemos que enfrentar una polémica generada por un conductor de noticias en lo que parece ser una trama de crisis política presentada, como en el teatro, en varios cuadros, pero de una sola historia.

no quisiera ser mal pensado, porque he estado tan ocupado que no ha tenido mi mente tiempo para dejar entrar pensamientos que el cansancio, el hastío, o hasta el temor, puedan generar y confundirme. Pero como ciudadano que procura estar informado para a mi vez informar y dar elementos a quienes me dedican un tiempo con su lectura o al conectarse, en nuestras transmisiones en nuestras redes sociales, para tomar lo que le sea útil en sus propias opiniones, lo ocurrido la semana que concluyó, es delicado.

Primero, el anuncio de una noticia dentro de las que da cada mañana, de lunes a viernes primero, y ahora de lunes a sábado, el Presidente de México, hizo que volviéramos la atención hacia la Conferencia Matutina del jueves 8, del mes y año en curso. Si alguien pensó en un tema distinto al que ocupa al mundo, por supuesto se equivocaba. Y ahí estaban dos de los personajes que han ocupado la atención, uno durante 18 años, o más, y otro desde febrero: López-Obrador y López-Gatell.

La presencia del otro López, Gatell, el científico, el mesurado, el directo, en la conferencia matutina, cuando su espacio, llamémoslo así, ha estado en el seguimiento y recomendaciones sobre la situación del Coronavirus en el país, era un indicativo de reforzar una información que, al desmenuzarla, dejaba más preocupación que tranquilidad. La fecha de un probable retorno a las actividades, como el juego matemático de un crecimiento de contagios.

Más con cálculo político que social me parece, con preocupación, la información. Y el factor no es para nada sencillo, la imagen presidencial no detenía su caída, mientras que la esperanza fincaba en el científico la atención y crecía. Y así, soltaban dos fechas para alcanzar la anhelada salida de la cuarentena obligada para la existencia humana, el 17 de mayo y el 30 de mayo y entre estas fechas dos más, el 8 y el 10 de mayo como días de riesgo. Solo que, la política, el cálculo matemático para el 2021, los aspirantes a estar en la boleta para el 2024, brincaron. E hicieron su aparición surrealista en una no menos inesperada acción, el llamado de un conductor a NO CREER en la voz del científico y con ello, poner en riesgo la propia existencia humana en un contagio que golpeaba las previsibles.

Y si sigo de mal pensado no quiero considerar que “alguien” buscó un personaje de influencia nacional, con un medio nacional, y que le debiera impuestos al Gobierno, dicen, para colocar en su boca ese mensaje que metió toda su historia sin medir el grave riesgo que pesaría no en mover de su posición a un científico, sino en poner a la población ávida de salir, en riesgo de un grave contagio.

El colofón de la historia no deja de llamar la atención si el nudo de la trama donde el conductor casi descubre la línea al pedir ayuda y salir el propio Presidente a pedir a la sociedad creer en ¡el conductor!; en tener un nuevo coordinador de la información sobre la Pandemia, el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard y no la de Gobernación, digo, si el de Salud ya no es tan útil; donde el dueño del medio sale a arremeter contra el científico, ya no quedan cartas por jugar de forma visible. Si quitan a López, pero Gatell, le quitarán a la ciudadanía la confianza que aún le queda al poder, porque la voz de la política, a estas alturas, no tendrá forma de suplantar la aspiración de salir bien librados del aislamiento social y le podrán cobrar caro, donde duele, un mal manejo de crisis y de credibilidad al intentar un cálculo político en la resistencia social que también pasa a traer al periodismo. Surrealismo?