/ lunes 20 de agosto de 2018

Surrealismo Político

Siendo Jefe del Gobierno de la Ciudad de México, el hoy presidente electo de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador sustituyó la seguridad establecida por un grupo de mujeres llamadas “gacelas” que fueron preparadas en Israel no sólo con conocimientos en la defensa personal, sino también en el manejo de armas y de estrategias de seguridad. No escapa a nadie que la decisión de quién será el Jefe del Ejecutivo Federal es no permitir que el Estado Mayor Presidencial lo resguarde, algo que se estableció desde Francisco I. Madero. Incluso ya ha iniciado su “desmantelamiento”.

Cuando el presidente electo señala que a él “lo cuida el pueblo”, expresa su reconocimiento a la solidaridad ciudadana que respondería como “su par”, es decir, un habitante del país que pueda moverse sin reserva alguna, por lo tanto, cuidándose uno al otro, no tendría porque considerar que “alguien” quisiera hacer daño alguno. Por lo tanto, no tendría por qué contar ni con un cuerpo de seguridad, ni con una estrategia, sería innecesaria, pues lo que haga no afecta a nadie.

En el tiempo de la campaña formal para este periodo de gobierno al fin alcanzado, un periodista sufrió los embates del señalamiento y del despido, cuando dijo que el candidato AMLO estaba muy expuesto. Algunos consideraron que decirlo era justamente eso, exponerlo. Otros más revisaban los contextos y situaban el comentario en la alerta.

Quienes tenemos como ejercicio revisar los sucesos no sólo para encontrar las razones que permitan ver hacia donde se conduce un municipio, estado o nación, con quienes los encabezan, incluidos los demás poderes, hacemos esa revisión de hechos, sucesos, historia, no sólo para dar a conocer aquella verdad que tarda en salir o se minimiza para no manifestarse, sino también de los riesgos que conlleva una circunstancia, o que tiene un personaje. Y esto va más allá de simpatías. Por mucho que algún periodista no goce de la simpatía del poder por su forma de escribir o decir los sucesos, algo de lo que diga o escriba, debe estar en el contexto de la revisión, porque viene de una experiencia o de información, o simplemente de lo que no alcanza a ver o escuchar el poder. Y por muchas razones, algunas están en el surrealismo de las que no conviene a alguna persona que esté cerca del poder, por ejemplo.

Cuando circulan las invitaciones a Jefes de Estado para que acompañen la toma de Protesta del Poder Ejecutivo, y se dice hay más de 111 que podrían estar el 1 de diciembre, el tema de la seguridad de la Institución que representará Andrés Manuel López Obrador vuelve a tomarse como tema.

Podrán las 20 personas seleccionadas para el resguardo del presidente electo, en el día de la Toma de Protesta, realizar con eficacia su labor?

Un presidente toma decisiones, no todas las que formule estarán en el ánimo de todos. No todas harán consensos, no todas serán asumidas por el gran colectivo que es la sociedad. Cada persona que le acompañe en el poder tomará decisiones. No todas serán asumidas ni tácitamente ni con simpatía. No todos reaccionamos igual ante un hecho. Por lo tanto, éste conglomerado con sus intereses, con su idea de la vida y en consonancia con lo que hace, podría sentirse afectado y reaccionar.

Cada mandatario que acuda ha pisado algún “callo”. A alguien no le es complemente agradable alguna decisión. Incluso la propia delincuencia.

Será necesario que las 10 mujeres y los 10 hombres seleccionados para acompañar en su seguridad a AMLO reciban una capacitación adicional para que ese día, y los demás, pasen en tranquilidad? Bastará con la buena voluntad para que las Instituciones sean de puertas abiertas que los riesgos se terminen, que la cordialidad impere? Coincido en la necesidad de que la seguridad, la tranquilidad, el progreso se instauren. Pero la experiencia periodística, la que nos muestra el mundo, la que se dice de cada estado, los propios foros realizados hasta el momento donde hay muchos agravios dicen lo contrario. O es un surrealismo?


Siendo Jefe del Gobierno de la Ciudad de México, el hoy presidente electo de la República Mexicana, Andrés Manuel López Obrador sustituyó la seguridad establecida por un grupo de mujeres llamadas “gacelas” que fueron preparadas en Israel no sólo con conocimientos en la defensa personal, sino también en el manejo de armas y de estrategias de seguridad. No escapa a nadie que la decisión de quién será el Jefe del Ejecutivo Federal es no permitir que el Estado Mayor Presidencial lo resguarde, algo que se estableció desde Francisco I. Madero. Incluso ya ha iniciado su “desmantelamiento”.

Cuando el presidente electo señala que a él “lo cuida el pueblo”, expresa su reconocimiento a la solidaridad ciudadana que respondería como “su par”, es decir, un habitante del país que pueda moverse sin reserva alguna, por lo tanto, cuidándose uno al otro, no tendría porque considerar que “alguien” quisiera hacer daño alguno. Por lo tanto, no tendría por qué contar ni con un cuerpo de seguridad, ni con una estrategia, sería innecesaria, pues lo que haga no afecta a nadie.

En el tiempo de la campaña formal para este periodo de gobierno al fin alcanzado, un periodista sufrió los embates del señalamiento y del despido, cuando dijo que el candidato AMLO estaba muy expuesto. Algunos consideraron que decirlo era justamente eso, exponerlo. Otros más revisaban los contextos y situaban el comentario en la alerta.

Quienes tenemos como ejercicio revisar los sucesos no sólo para encontrar las razones que permitan ver hacia donde se conduce un municipio, estado o nación, con quienes los encabezan, incluidos los demás poderes, hacemos esa revisión de hechos, sucesos, historia, no sólo para dar a conocer aquella verdad que tarda en salir o se minimiza para no manifestarse, sino también de los riesgos que conlleva una circunstancia, o que tiene un personaje. Y esto va más allá de simpatías. Por mucho que algún periodista no goce de la simpatía del poder por su forma de escribir o decir los sucesos, algo de lo que diga o escriba, debe estar en el contexto de la revisión, porque viene de una experiencia o de información, o simplemente de lo que no alcanza a ver o escuchar el poder. Y por muchas razones, algunas están en el surrealismo de las que no conviene a alguna persona que esté cerca del poder, por ejemplo.

Cuando circulan las invitaciones a Jefes de Estado para que acompañen la toma de Protesta del Poder Ejecutivo, y se dice hay más de 111 que podrían estar el 1 de diciembre, el tema de la seguridad de la Institución que representará Andrés Manuel López Obrador vuelve a tomarse como tema.

Podrán las 20 personas seleccionadas para el resguardo del presidente electo, en el día de la Toma de Protesta, realizar con eficacia su labor?

Un presidente toma decisiones, no todas las que formule estarán en el ánimo de todos. No todas harán consensos, no todas serán asumidas por el gran colectivo que es la sociedad. Cada persona que le acompañe en el poder tomará decisiones. No todas serán asumidas ni tácitamente ni con simpatía. No todos reaccionamos igual ante un hecho. Por lo tanto, éste conglomerado con sus intereses, con su idea de la vida y en consonancia con lo que hace, podría sentirse afectado y reaccionar.

Cada mandatario que acuda ha pisado algún “callo”. A alguien no le es complemente agradable alguna decisión. Incluso la propia delincuencia.

Será necesario que las 10 mujeres y los 10 hombres seleccionados para acompañar en su seguridad a AMLO reciban una capacitación adicional para que ese día, y los demás, pasen en tranquilidad? Bastará con la buena voluntad para que las Instituciones sean de puertas abiertas que los riesgos se terminen, que la cordialidad impere? Coincido en la necesidad de que la seguridad, la tranquilidad, el progreso se instauren. Pero la experiencia periodística, la que nos muestra el mundo, la que se dice de cada estado, los propios foros realizados hasta el momento donde hay muchos agravios dicen lo contrario. O es un surrealismo?