/ miércoles 7 de febrero de 2018

Surrealismo Político

Estoy preocupado. Por supuesto qué hay distintos temas por los cuales estarlo. Uno que sin duda nos hace coincidir son esos lamentables acontecimientos de violencia que han generado de nueva cuenta sufrimiento innecesario y que denota descomposición social. Pero justo porque este asunto es uno de los que también tiene a un amplio sector de la población atento a los resultados de los operativos para restaurar la seguridad tiene que ver con quienes nos gobiernan, es el que me ocupa hoy, el de las pre campañas.

Como usted, quiero pensar que quienes buscan en este momento de pre campañas el voto, considerado como voto duro o grueso, la base con la que parten los partidos para enfrentar una elección, tienen entre sus cualidades la de saber qué soluciones dar para los diversos temas que inquietan a la sociedad, y que conocen la realidad para modificar positivamente lo que está padeciendo.

Pero este proceso, que llaman interno, de conquista, de conversación interna con la militancia ha tenido un sello que no ha dejado mejor sabor de boca, sino de amargura, por el tono beligerante utilizado. Generando más inquietud que confianza.

Cuando se ratifiquen las propuestas, cuando cada partido emita los documentos donde confía en que este tramo debe ser recorrido por quienes están en pre campaña e inicie la formal, ¿qué tendremos? ¿Encono?

Esta es la preocupación. Si no hay propuestas, si no hay cambio de actitudes, si no hay humanismo en lo que dicen y en lo que hacen en este periodo, qué hay para después? ¿Y para cuando se instituyan como gobierno?

El contexto social no tiene las mejores oportunidades para nadie. Todos y todas están expuestos a la violencia desde la llamada delincuencia común, hasta la considerada de grupos organizados que también buscan poder para controlar, grupos fuera de la ley que han tomado la agenda de la clase política y han sembrado el miedo en la base de la sociedad. Si ese árbol está contaminado con miedo, ¿qué frutos puede dar si no la de generar incertidumbre?

¿A quién o quiénes beneficia el contexto de miedo? Por lo pronto a quien perjudica es a la propia democracia, que no logra hacer que se convierta en el pilar sólido, confiable, que propicie buenos ciudadanos gobernando a buenos ciudadanos-habitantes comprometidos.

Si este binomio no es posible. Si por el contrario en las campañas campea el golpeteo, el trabajo negro, la acción ruda, se convierte esto en un campo electoral que no inspira, que no motiva, que no genera una actitud de cambio positivo.

¿Debemos caminar necesariamente por el tramo a que nos conducen los partidos con sus representantes y éstos con sus discursos de golpe y descalificación? Creo que no. Que no necesariamente debemos marcar esta elección como una elección de inconsciencia, de rudeza sin horizonte, sin generar esperanza, hoy para quienes regimos decisiones en la familia, mañana para las nuevas generaciones.

Estamos a pocos días de que oficialmente nos digan cómo quedaron las listas de quienes irán a campaña en pos de una curul federal y estatal, según lo consideren partidos, grupos de poder e instituciones electorales. ¿Será que no logren hacer su trabajo y los veamos dividiéndonos? ¿O por el contrario la consciencia generará desde las candidaturas de todos los niveles los cambios? No falta mucho para que conozcamos la repuesta, que hablará más de lo que quieren o de lo que ambicionan. ¿Surrealismo?

Estoy preocupado. Por supuesto qué hay distintos temas por los cuales estarlo. Uno que sin duda nos hace coincidir son esos lamentables acontecimientos de violencia que han generado de nueva cuenta sufrimiento innecesario y que denota descomposición social. Pero justo porque este asunto es uno de los que también tiene a un amplio sector de la población atento a los resultados de los operativos para restaurar la seguridad tiene que ver con quienes nos gobiernan, es el que me ocupa hoy, el de las pre campañas.

Como usted, quiero pensar que quienes buscan en este momento de pre campañas el voto, considerado como voto duro o grueso, la base con la que parten los partidos para enfrentar una elección, tienen entre sus cualidades la de saber qué soluciones dar para los diversos temas que inquietan a la sociedad, y que conocen la realidad para modificar positivamente lo que está padeciendo.

Pero este proceso, que llaman interno, de conquista, de conversación interna con la militancia ha tenido un sello que no ha dejado mejor sabor de boca, sino de amargura, por el tono beligerante utilizado. Generando más inquietud que confianza.

Cuando se ratifiquen las propuestas, cuando cada partido emita los documentos donde confía en que este tramo debe ser recorrido por quienes están en pre campaña e inicie la formal, ¿qué tendremos? ¿Encono?

Esta es la preocupación. Si no hay propuestas, si no hay cambio de actitudes, si no hay humanismo en lo que dicen y en lo que hacen en este periodo, qué hay para después? ¿Y para cuando se instituyan como gobierno?

El contexto social no tiene las mejores oportunidades para nadie. Todos y todas están expuestos a la violencia desde la llamada delincuencia común, hasta la considerada de grupos organizados que también buscan poder para controlar, grupos fuera de la ley que han tomado la agenda de la clase política y han sembrado el miedo en la base de la sociedad. Si ese árbol está contaminado con miedo, ¿qué frutos puede dar si no la de generar incertidumbre?

¿A quién o quiénes beneficia el contexto de miedo? Por lo pronto a quien perjudica es a la propia democracia, que no logra hacer que se convierta en el pilar sólido, confiable, que propicie buenos ciudadanos gobernando a buenos ciudadanos-habitantes comprometidos.

Si este binomio no es posible. Si por el contrario en las campañas campea el golpeteo, el trabajo negro, la acción ruda, se convierte esto en un campo electoral que no inspira, que no motiva, que no genera una actitud de cambio positivo.

¿Debemos caminar necesariamente por el tramo a que nos conducen los partidos con sus representantes y éstos con sus discursos de golpe y descalificación? Creo que no. Que no necesariamente debemos marcar esta elección como una elección de inconsciencia, de rudeza sin horizonte, sin generar esperanza, hoy para quienes regimos decisiones en la familia, mañana para las nuevas generaciones.

Estamos a pocos días de que oficialmente nos digan cómo quedaron las listas de quienes irán a campaña en pos de una curul federal y estatal, según lo consideren partidos, grupos de poder e instituciones electorales. ¿Será que no logren hacer su trabajo y los veamos dividiéndonos? ¿O por el contrario la consciencia generará desde las candidaturas de todos los niveles los cambios? No falta mucho para que conozcamos la repuesta, que hablará más de lo que quieren o de lo que ambicionan. ¿Surrealismo?