/ lunes 18 de octubre de 2021

Sindicalismo en Guerrero ¿a sus órdenes jefe?

En Guerrero el sindicalismo que aglutina a trabajadoras y trabajadores al servicio del estado presentado en las dos últimas semanas del periodo de gobierno de Astudillo dos mensajes y una ausencia: la fuerza de la convicción de trabajo de una mujer líder sindical, la promoción color guinda de un candidato a dirigir el SUSPEG y la opacidad del actual dirigente.

Socorro Sánchez Salmerón mostró las condiciones que debe poseer quien quiera encabezar un Sindicato, la defensa de sus representados, la articulación de fuerzas para la resistencia de un movimiento, capacidad de diálogo, la entereza para no caer en el canto de la sirenas y sencillez.

Desde la dirigencia de la sección séptima del SUSPEG hizo que el estado dignificara el trato que ha brindado a sus trabajadores de base y mostró desde esa posición que ningún avance puede darse sin la colaboración de quienes constituyen el conocimiento del manejo del gobierno. Y mientras la base trabajadora se fletaba para defender sus derechos, sus prestaciones, su trabajo, el dirigente sindical salió cuando había que presentar resultados.

La movilización del SUSPEG causó, sin duda, sorpresa y molestia en sus jefes que se portaron como patrones y no como aliados.

Y dio como resultado un movimiento que se extendió por la falta de sensibilidad para tratar a quienes se miraba desde Finanzas y Administración como “la insubordinación asalariada”, y no como un sector que demandaba el pago de las conquistas de sus derechos sindicales. Lo refleja la expresión del entonces sub Secretario de Administración “tomen edificios, hagan lo que quieran… ni yendo de rodillas a pedirle al Señor de Petatlán les vamos a pagar”. Y lo cumplió.

El argumento esgrimido por el gobernador Astudillo quedaba borrado, no era un asunto de falta de recursos ¿o si ?, La base trabajadora exhibía el rechazo a un gobierno que tenía adeudos, falta de palabra, soberbia y mal trato. Como nunca antes. En la historia de gobiernos de finales del siglo XX, con Rubén Figueroa Figueroa y Alcocer, con José Francisco Ruíz Massieu, con René Juárez, Zeferino Torreblanca, con Ángel Aguirre -en sus dos periodos-, o el propio Rogelio Ortega, se había viso lo que quedó encima, como espuma, de un periodo aún no calificado de mal o buen gobierno. Aún hay que esperar para evaluar con cabeza fría. Incluso el que fuera interpelado el Presidente del Tribunal Superior de Justicia por el líder de la sección que trabaja en ese poder, nos dice un poco el temor de que ¿se manchara ?, la figura saliente con una acción así.

Pero, parece que la acción sindical fue observada por el gobierno que aún no entraba en funciones.

Al menos así lo parece cuando uno de los candidatos Héctor Acevedo, habla de transformar el sindicato y lo hace llevando en su propaganda los colores y la palabra clave del gobierno de MORENA. ¿Transformar? ¿Qué? ¿No un sindicato debe hablar de ser un representante de las y los trabajadores? ¿No debe ser una campaña que promueva la superación y defensa de los logros? ¿No debe ser una campaña que se comprometa con el bienestar de sus representados? No hay engaño en su presentación. No será obrero, será patronal. ¿Surrealismo?

En Guerrero el sindicalismo que aglutina a trabajadoras y trabajadores al servicio del estado presentado en las dos últimas semanas del periodo de gobierno de Astudillo dos mensajes y una ausencia: la fuerza de la convicción de trabajo de una mujer líder sindical, la promoción color guinda de un candidato a dirigir el SUSPEG y la opacidad del actual dirigente.

Socorro Sánchez Salmerón mostró las condiciones que debe poseer quien quiera encabezar un Sindicato, la defensa de sus representados, la articulación de fuerzas para la resistencia de un movimiento, capacidad de diálogo, la entereza para no caer en el canto de la sirenas y sencillez.

Desde la dirigencia de la sección séptima del SUSPEG hizo que el estado dignificara el trato que ha brindado a sus trabajadores de base y mostró desde esa posición que ningún avance puede darse sin la colaboración de quienes constituyen el conocimiento del manejo del gobierno. Y mientras la base trabajadora se fletaba para defender sus derechos, sus prestaciones, su trabajo, el dirigente sindical salió cuando había que presentar resultados.

La movilización del SUSPEG causó, sin duda, sorpresa y molestia en sus jefes que se portaron como patrones y no como aliados.

Y dio como resultado un movimiento que se extendió por la falta de sensibilidad para tratar a quienes se miraba desde Finanzas y Administración como “la insubordinación asalariada”, y no como un sector que demandaba el pago de las conquistas de sus derechos sindicales. Lo refleja la expresión del entonces sub Secretario de Administración “tomen edificios, hagan lo que quieran… ni yendo de rodillas a pedirle al Señor de Petatlán les vamos a pagar”. Y lo cumplió.

El argumento esgrimido por el gobernador Astudillo quedaba borrado, no era un asunto de falta de recursos ¿o si ?, La base trabajadora exhibía el rechazo a un gobierno que tenía adeudos, falta de palabra, soberbia y mal trato. Como nunca antes. En la historia de gobiernos de finales del siglo XX, con Rubén Figueroa Figueroa y Alcocer, con José Francisco Ruíz Massieu, con René Juárez, Zeferino Torreblanca, con Ángel Aguirre -en sus dos periodos-, o el propio Rogelio Ortega, se había viso lo que quedó encima, como espuma, de un periodo aún no calificado de mal o buen gobierno. Aún hay que esperar para evaluar con cabeza fría. Incluso el que fuera interpelado el Presidente del Tribunal Superior de Justicia por el líder de la sección que trabaja en ese poder, nos dice un poco el temor de que ¿se manchara ?, la figura saliente con una acción así.

Pero, parece que la acción sindical fue observada por el gobierno que aún no entraba en funciones.

Al menos así lo parece cuando uno de los candidatos Héctor Acevedo, habla de transformar el sindicato y lo hace llevando en su propaganda los colores y la palabra clave del gobierno de MORENA. ¿Transformar? ¿Qué? ¿No un sindicato debe hablar de ser un representante de las y los trabajadores? ¿No debe ser una campaña que promueva la superación y defensa de los logros? ¿No debe ser una campaña que se comprometa con el bienestar de sus representados? No hay engaño en su presentación. No será obrero, será patronal. ¿Surrealismo?