/ sábado 15 de enero de 2022

Si Hipócrates viviera...

El COVID presentó muchas enseñanzas buenas y pésimas. Dentro de las primeras podemos señalar a todo el ejército blanco de médicos y enfermeras, así como al personal administrativo que nunca se rajó y estuvo atendiendo a los pacientes que resultaron del virus mortal; aún y cuando expusieron sus vidas.

Muchos héroes aparecieron en esta lucha y seguramente nadie los recordará. Sin embargo, a medida que se produjeron otras olas de la pandemia, los médicos particulares "sobre todo", encarecieron sus consultas y algunos otros más vivos te “cobraron” la primera consulta donde te mandan al laboratorio de su preferencia (por aquello de la mochada ) y también te “cobran” la segunda consulta para recetarte o darte el tratamiento. Cobran doble.

Muchos otros, te rechazan si eres paciente COVID . ¿Dónde quedó el juramento hipocrático que protestan cuando se gradúan?

Por si ya se les olvidó, ahí les va una refrescada de memoria: Conocida como "Declaración de Ginebra” , fue adoptada por la Asociación Médica Mundial (AMM) en 1948.

COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE:

DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;

VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;

RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;

VELAR con el máximo respeto por la vida humana;

NO PERMITIR que consideración de edad, enfermedad o discapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;

GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;

EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;

PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;

OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;

COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;

CUIDAR de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;

NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;

HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.

En pero, esta falta de ética va más allá y llega a los laboratorios privados, donde se encuentran pruebas para detectar el COVID en todas sus manifestaciones, sin contar con los reactivos, otorgando certificados de falsos negativos o también “sobre pedido” del cliente para volver a trabajar.

Los hospitales privados en complicidad con sus médicos que recetan vacunas con valor hasta de $42,000.00 pesos cada una, (x6) cuando en el laboratorio se puede conseguir por $16,000.00 pesos , negándose a recibirlas si no se compran en el hospital. Más la estancia en el nosocomio, da un total aproximado de 350.000 pesos que solo los fifís pueden pagar.

En fin, la medicina está en una espiral ascendente que no tiene final.

En tanto los Chairos nos tenemos que conformar con ir a la consulta de la farmacia del Dr. Gordito y bailador donde la consulta es sumamente barata, la medicina también, así como sus laboratorios.

shouldmos darle un reconocimiento a este empresario por su empatía con la institucional ante la humanidad el gran fracaso de la medicina del gobierno que no tiene medicamentos y en la actualidad tampoco consultas y un gran retraso en las, por lo que es común que el paciente muera esperando sentado su anhelada cita para operarse.

El COVID presentó muchas enseñanzas buenas y pésimas. Dentro de las primeras podemos señalar a todo el ejército blanco de médicos y enfermeras, así como al personal administrativo que nunca se rajó y estuvo atendiendo a los pacientes que resultaron del virus mortal; aún y cuando expusieron sus vidas.

Muchos héroes aparecieron en esta lucha y seguramente nadie los recordará. Sin embargo, a medida que se produjeron otras olas de la pandemia, los médicos particulares "sobre todo", encarecieron sus consultas y algunos otros más vivos te “cobraron” la primera consulta donde te mandan al laboratorio de su preferencia (por aquello de la mochada ) y también te “cobran” la segunda consulta para recetarte o darte el tratamiento. Cobran doble.

Muchos otros, te rechazan si eres paciente COVID . ¿Dónde quedó el juramento hipocrático que protestan cuando se gradúan?

Por si ya se les olvidó, ahí les va una refrescada de memoria: Conocida como "Declaración de Ginebra” , fue adoptada por la Asociación Médica Mundial (AMM) en 1948.

COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA, PROMETO SOLEMNEMENTE:

DEDICAR mi vida al servicio de la humanidad;

VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;

RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;

VELAR con el máximo respeto por la vida humana;

NO PERMITIR que consideración de edad, enfermedad o discapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;

GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;

EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;

PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;

OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;

COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;

CUIDAR de mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;

NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;

HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.

En pero, esta falta de ética va más allá y llega a los laboratorios privados, donde se encuentran pruebas para detectar el COVID en todas sus manifestaciones, sin contar con los reactivos, otorgando certificados de falsos negativos o también “sobre pedido” del cliente para volver a trabajar.

Los hospitales privados en complicidad con sus médicos que recetan vacunas con valor hasta de $42,000.00 pesos cada una, (x6) cuando en el laboratorio se puede conseguir por $16,000.00 pesos , negándose a recibirlas si no se compran en el hospital. Más la estancia en el nosocomio, da un total aproximado de 350.000 pesos que solo los fifís pueden pagar.

En fin, la medicina está en una espiral ascendente que no tiene final.

En tanto los Chairos nos tenemos que conformar con ir a la consulta de la farmacia del Dr. Gordito y bailador donde la consulta es sumamente barata, la medicina también, así como sus laboratorios.

shouldmos darle un reconocimiento a este empresario por su empatía con la institucional ante la humanidad el gran fracaso de la medicina del gobierno que no tiene medicamentos y en la actualidad tampoco consultas y un gran retraso en las, por lo que es común que el paciente muera esperando sentado su anhelada cita para operarse.