/ viernes 28 de agosto de 2020

Seamos Síntesis

Una de las críticas mas frecuentes al gobierno de López Obrador es que busca destruir instituciones: quitó las estancias infantiles, el seguro popular, la Policía Federal, entre muchas otras. Parecería que las prisas por borrar el pasado han sido superiores a las ganas por hacer bien las cosas. Impulsa la idea de que todo lo hecho en administraciones previas es un lastre.

Vivimos un momento de cambio y gran confusión. El triunfo de López Obrador en 2018, trajo consigo una crítica directa a la tesis que imperó durante años. Me refiero al proceso de modernización política y económica que echó raíces con Salinas de Gortari en la presidencia y los gobiernos que le siguieron. Dicho proceso implicó el surgimiento de nuevas dinámicas de convivencia entre los mexicanos y de estos con el gobierno: la competencia electoral y el respeto al voto, la promoción de los derechos humanos, así como el fortalecimiento del libre mercado.

La modernización fue mucho más allá de lo que AMLO llama “neoliberalismo”; el nuevo modelo se basó en promover la idea de igualdad de oportunidades y libertades en la sociedad. No obstante, ya en la práctica evidenció que pese a promover las premisas correctas, la realidad evidenció graves contradicciones.

Por ello, mientras la tesis fundamental de la modernización fue la defensa de los derechos, en realidad éstos se circunscribieron solo a los más privilegiados. Mientras se promovió la libertad política para todos, ésta se monopolizó por los grupos de poder, en especial por los partidos. Mientras se exaltó la libertad de mercado, en los hechos ésta fue desigual, aprovechada y distorsionada para beneficiar a muy pocos.

Asi, lo que vivimos durante poco más de tres décadas fue la afirmación de una tésis basada en la modernización si, pero una modernización “excluyente”. Las grandes inconsistencias se presentaron principalmente por no incorporar a las mayorías sociales.

Las contradicciones subyacentes provocaron el surgimiento de una antítesis. A partir de las carencias y el enojo de los excluidos, el tiempo junto con los cambios en los mecanismos de comunicación, hicieron evidente la promesa incumplida y las fallas del modelo. La crítica se hizo cada vez más presente ante la falta de igualdad en los resultados. La modernización se desnudó frente a las multitudes como un modelo que defendía premisas acertadas, pero solo para unos cuantos.

Vale la pena tener esto en cuenta para entender la dimensión real de la figura del actual presidente de México y su triunfo; él representa precisamente esa antítesis. Su propósito histórico -consciente o inconscientemente, guste o no- es evidenciar las contradicciones de la modernización e incluso detener el proceso. Su finalidad es negar la tesis en toda su dimensión, sin reconocerle atributo alguno. Rechazar contundentemente todo lo que le antecedió; esa es su esencia y sustento. Sin embargo, en esa condición exclusiva de ser negación del pasado, tampoco logra plantear una alternativa de futuro.

Es la síntesis la que tiene que superar las contradicciones, tomar lo mejor de ambas y armonizar la antítesis con la tesis. Es la síntesis la que debe construir el proceso social hacia el futuro, dar solución al enfrentamiento entre modernización y exclusión, para construir un verdadero modelo para todos.

Esa síntesis es la #SociedadHorizontal que anhelamos, basada en la igualdad en el acceso y la participación para definir los resultados del México que viene. ¡Seamos síntesis!

Una de las críticas mas frecuentes al gobierno de López Obrador es que busca destruir instituciones: quitó las estancias infantiles, el seguro popular, la Policía Federal, entre muchas otras. Parecería que las prisas por borrar el pasado han sido superiores a las ganas por hacer bien las cosas. Impulsa la idea de que todo lo hecho en administraciones previas es un lastre.

Vivimos un momento de cambio y gran confusión. El triunfo de López Obrador en 2018, trajo consigo una crítica directa a la tesis que imperó durante años. Me refiero al proceso de modernización política y económica que echó raíces con Salinas de Gortari en la presidencia y los gobiernos que le siguieron. Dicho proceso implicó el surgimiento de nuevas dinámicas de convivencia entre los mexicanos y de estos con el gobierno: la competencia electoral y el respeto al voto, la promoción de los derechos humanos, así como el fortalecimiento del libre mercado.

La modernización fue mucho más allá de lo que AMLO llama “neoliberalismo”; el nuevo modelo se basó en promover la idea de igualdad de oportunidades y libertades en la sociedad. No obstante, ya en la práctica evidenció que pese a promover las premisas correctas, la realidad evidenció graves contradicciones.

Por ello, mientras la tesis fundamental de la modernización fue la defensa de los derechos, en realidad éstos se circunscribieron solo a los más privilegiados. Mientras se promovió la libertad política para todos, ésta se monopolizó por los grupos de poder, en especial por los partidos. Mientras se exaltó la libertad de mercado, en los hechos ésta fue desigual, aprovechada y distorsionada para beneficiar a muy pocos.

Asi, lo que vivimos durante poco más de tres décadas fue la afirmación de una tésis basada en la modernización si, pero una modernización “excluyente”. Las grandes inconsistencias se presentaron principalmente por no incorporar a las mayorías sociales.

Las contradicciones subyacentes provocaron el surgimiento de una antítesis. A partir de las carencias y el enojo de los excluidos, el tiempo junto con los cambios en los mecanismos de comunicación, hicieron evidente la promesa incumplida y las fallas del modelo. La crítica se hizo cada vez más presente ante la falta de igualdad en los resultados. La modernización se desnudó frente a las multitudes como un modelo que defendía premisas acertadas, pero solo para unos cuantos.

Vale la pena tener esto en cuenta para entender la dimensión real de la figura del actual presidente de México y su triunfo; él representa precisamente esa antítesis. Su propósito histórico -consciente o inconscientemente, guste o no- es evidenciar las contradicciones de la modernización e incluso detener el proceso. Su finalidad es negar la tesis en toda su dimensión, sin reconocerle atributo alguno. Rechazar contundentemente todo lo que le antecedió; esa es su esencia y sustento. Sin embargo, en esa condición exclusiva de ser negación del pasado, tampoco logra plantear una alternativa de futuro.

Es la síntesis la que tiene que superar las contradicciones, tomar lo mejor de ambas y armonizar la antítesis con la tesis. Es la síntesis la que debe construir el proceso social hacia el futuro, dar solución al enfrentamiento entre modernización y exclusión, para construir un verdadero modelo para todos.

Esa síntesis es la #SociedadHorizontal que anhelamos, basada en la igualdad en el acceso y la participación para definir los resultados del México que viene. ¡Seamos síntesis!