/ domingo 17 de enero de 2021

Se está asomando el payaso

Primeramente, tengo que señalar que en nuestro país se diseñó una estrategia de combate al Covid 19 desde la perspectiva del respeto a la soberanía y libertad de los Estados y Municipios.

Por lo anterior, existe una división jurisdiccional de estrategias particulares en cada entidad y sus respectivas alcaldías.

En, pero esto ha traído como resultado un verdadero caos ya que las estrategias de cada una de las autoridades de los distintos niveles de gobierno responden a intereses electorales y hasta económicos, muy alejados de los humanitarios que nos tiene en términos generales en picos de la pandemia que se trata de combatir sin resultados positivos. Así las cosas, el tratamiento que se está dando en el tema de la pandemia por el Covid en su primera presentación y en su rebrote del segundo aderezado con la nueva cepa es todo un desastre; salvo honrosas excepciones, sin importar la salud.

Por el contrario de lo que sucede en los países europeos y asiáticos que por decreto y hasta por convencimiento propio de la población se enclaustran en sus hogares para evitar contagiarse y contagiar a las demás personas han visto disminuir la curva de contagios y fallecimientos con éxito. Algunas de estas poblaciones han vivido recientemente guerras y están acostumbrados a estos sacrificios, pero hay otras que sin esos antecedentes recientes y como países del primer mundo también se enclaustran y más porque son poblaciones mayoritariamente de edades maduras. Las escenas que se ven en las redes sociales y la televisión son de ciudades vacías. Nosotros no aprendemos la lección. Se dijo que el virus llegaría en marzo del año pasado y nada se hizo; es más se invitó a darse abrazos y salir a la calle sin protección. El destino nos alcanzó y ahí tenemos al país convertido en un panteón con casi 150,000 muertos y contando. Llega la tan ansiada vacuna como gotero, en cantidades mínimas y con un desorden en su aplicación. Ya se sabe de personas que se saltan el lugar y se la aplican sin respetar a los médicos y enfermeras (os). Acto seguido, se avisa del nuevo Covid mutado y volvemos a dejar abierta la frontera. La consecuencia seguramente será altamente funesta. En tanto Ejecutivo Federal, gobernadores y presidentes municipales poco hacen para contener el virus. Se declaran en el color del semáforo oficial que más les conviene, aún en esta época de contagios máximos. Pero no todo es culpa del gobierno. La población y principalmente los jóvenes ansiosos de vivir salen y se ponen en riesgo confiando que no se contagiarán y lo logran en la mayoría de los casos al no presentar síntomas, pero desgraciadamente lo incuban en sus familiares de mayor riesgo. Ahí están las tasas de mortalidad al alza en casi todo el país. Políticas estúpidas como la del tal Trump que tiene a su país con más de 5000 muertes diarias y un acumulado de 350,000 fallecimientos nos permite criticar su estrategia que desafortunadamente replicó en nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno. El destino nos alcanzó y si no hay vacuna suficiente se deben endurecer las medidas preventivas decretando de manera obligatoria un aislamiento de personas a nivel nacional, reducción de tráfico humano al máximo, como lo hacen los países europeos y asiáticos con niveles bajos en fallecimientos y excepcionalmente manteniendo abiertas las actividades más indispensables, pero con subsidio para toda la población. No se vale que se obligue al cierre o encierro sin alimentos en la panza y teniendo que pagar impuestos y servicios. Para eso es el dinero que se supone hay en las arcas de los gobiernos. O lo hacemos o nos carga el payaso.

Primeramente, tengo que señalar que en nuestro país se diseñó una estrategia de combate al Covid 19 desde la perspectiva del respeto a la soberanía y libertad de los Estados y Municipios.

Por lo anterior, existe una división jurisdiccional de estrategias particulares en cada entidad y sus respectivas alcaldías.

En, pero esto ha traído como resultado un verdadero caos ya que las estrategias de cada una de las autoridades de los distintos niveles de gobierno responden a intereses electorales y hasta económicos, muy alejados de los humanitarios que nos tiene en términos generales en picos de la pandemia que se trata de combatir sin resultados positivos. Así las cosas, el tratamiento que se está dando en el tema de la pandemia por el Covid en su primera presentación y en su rebrote del segundo aderezado con la nueva cepa es todo un desastre; salvo honrosas excepciones, sin importar la salud.

Por el contrario de lo que sucede en los países europeos y asiáticos que por decreto y hasta por convencimiento propio de la población se enclaustran en sus hogares para evitar contagiarse y contagiar a las demás personas han visto disminuir la curva de contagios y fallecimientos con éxito. Algunas de estas poblaciones han vivido recientemente guerras y están acostumbrados a estos sacrificios, pero hay otras que sin esos antecedentes recientes y como países del primer mundo también se enclaustran y más porque son poblaciones mayoritariamente de edades maduras. Las escenas que se ven en las redes sociales y la televisión son de ciudades vacías. Nosotros no aprendemos la lección. Se dijo que el virus llegaría en marzo del año pasado y nada se hizo; es más se invitó a darse abrazos y salir a la calle sin protección. El destino nos alcanzó y ahí tenemos al país convertido en un panteón con casi 150,000 muertos y contando. Llega la tan ansiada vacuna como gotero, en cantidades mínimas y con un desorden en su aplicación. Ya se sabe de personas que se saltan el lugar y se la aplican sin respetar a los médicos y enfermeras (os). Acto seguido, se avisa del nuevo Covid mutado y volvemos a dejar abierta la frontera. La consecuencia seguramente será altamente funesta. En tanto Ejecutivo Federal, gobernadores y presidentes municipales poco hacen para contener el virus. Se declaran en el color del semáforo oficial que más les conviene, aún en esta época de contagios máximos. Pero no todo es culpa del gobierno. La población y principalmente los jóvenes ansiosos de vivir salen y se ponen en riesgo confiando que no se contagiarán y lo logran en la mayoría de los casos al no presentar síntomas, pero desgraciadamente lo incuban en sus familiares de mayor riesgo. Ahí están las tasas de mortalidad al alza en casi todo el país. Políticas estúpidas como la del tal Trump que tiene a su país con más de 5000 muertes diarias y un acumulado de 350,000 fallecimientos nos permite criticar su estrategia que desafortunadamente replicó en nuestras autoridades de los tres niveles de gobierno. El destino nos alcanzó y si no hay vacuna suficiente se deben endurecer las medidas preventivas decretando de manera obligatoria un aislamiento de personas a nivel nacional, reducción de tráfico humano al máximo, como lo hacen los países europeos y asiáticos con niveles bajos en fallecimientos y excepcionalmente manteniendo abiertas las actividades más indispensables, pero con subsidio para toda la población. No se vale que se obligue al cierre o encierro sin alimentos en la panza y teniendo que pagar impuestos y servicios. Para eso es el dinero que se supone hay en las arcas de los gobiernos. O lo hacemos o nos carga el payaso.