/ domingo 22 de noviembre de 2020

Santa Cecilia, la crisis de la música

Nuestro país, México, tiene una gran tradición musical. No solo compositores, sino también expositores musicales de gran voz y renombre. La vena musical no solo está en los grandes centros urbanos, sino también en las zonas indígenas.

La música no solo representa el canto en la vida, también lo representa en la muerte. Y es ocasión de compañía en todos los estados de emoción que tenemos. Festeja la alegría, festeja la tristeza. Solo que, ahora parece que solo festeja la tristeza.

A éste sector no le viene como “anillo al dedo” la Pandemia por COVID-19. El anillo escapó de su mano desde que la crisis por la violencia empezó a formular cambios en la estructura de las celebraciones y con la crisis sanitaria terminó por aislar la oportunidad de acompañar las celebraciones.

Tan entendible es el llamado de Gobiernos, con dificultad entender el federal, para tomar medidas que nos permitan convivir sin grandes riesgos; como difícil es decir a éste sector musical que, como en el teatro, acallen los instrumentos, bajen el telón, y…vivan de otra cosa. Sin decirles en qué.

El año 2020 se está despidiendo sin que “las golondrinas” le acompañen tampoco. Como ha estado ausente en celebraciones importantes que los convocan como el “Día de las Madres”; incluso sin celebraciones programadas o previstas como bodas, 15 años, bautismos, etc., y si no hay fiestas, no hay música en vivo, si acaso, en algún bar o restaurante, siempre con cuidado y bajo reserva se nota su escasa presencia.

Parece que como sociedad nos programamos para cumplir tareas bajo un esquema establecido y dejamos solo a la prospectiva, la lejana posibilidad de un cambio. Por lo tanto, esos cambios no existen ni se impulsan con orden ni estructura.

Santa Cecilia, Patrona de Los Músicos es una mártir apreciada por los cristianos que la lleva a encabezar por decisión del Papa Gregorio XIII éste sector creador de la población. Su historia habla de la forma como logró preservar su compromiso a DIOS, a pesar de la disposición de su Padre de casarse, y lograr que su esposo Valeriano no solo respetara ese compromiso, sino que aún lo asumiera casi como propio.

Parece que al sector de creadores mexicanos no les quedará más recurso que asumir los cambios por sí mismos y no esperar a que sean impulsados por una esfera que, como tal, también reacciona solo bajo una estructura absoluta emanada del poder.

Es momento de convocar a los grandes creadores a fin de que ayuden a subsistir a los grupos musicales, a los compositores y cantantes. Es momento de que le apuesten a que también de esta crisis puede haber creación. De lo contrario, no solo estaremos a merced de que la pandemia siga cobrando vidas, sino que este sector sea sepultado con esta crisis. Surrealismo?


Nuestro país, México, tiene una gran tradición musical. No solo compositores, sino también expositores musicales de gran voz y renombre. La vena musical no solo está en los grandes centros urbanos, sino también en las zonas indígenas.

La música no solo representa el canto en la vida, también lo representa en la muerte. Y es ocasión de compañía en todos los estados de emoción que tenemos. Festeja la alegría, festeja la tristeza. Solo que, ahora parece que solo festeja la tristeza.

A éste sector no le viene como “anillo al dedo” la Pandemia por COVID-19. El anillo escapó de su mano desde que la crisis por la violencia empezó a formular cambios en la estructura de las celebraciones y con la crisis sanitaria terminó por aislar la oportunidad de acompañar las celebraciones.

Tan entendible es el llamado de Gobiernos, con dificultad entender el federal, para tomar medidas que nos permitan convivir sin grandes riesgos; como difícil es decir a éste sector musical que, como en el teatro, acallen los instrumentos, bajen el telón, y…vivan de otra cosa. Sin decirles en qué.

El año 2020 se está despidiendo sin que “las golondrinas” le acompañen tampoco. Como ha estado ausente en celebraciones importantes que los convocan como el “Día de las Madres”; incluso sin celebraciones programadas o previstas como bodas, 15 años, bautismos, etc., y si no hay fiestas, no hay música en vivo, si acaso, en algún bar o restaurante, siempre con cuidado y bajo reserva se nota su escasa presencia.

Parece que como sociedad nos programamos para cumplir tareas bajo un esquema establecido y dejamos solo a la prospectiva, la lejana posibilidad de un cambio. Por lo tanto, esos cambios no existen ni se impulsan con orden ni estructura.

Santa Cecilia, Patrona de Los Músicos es una mártir apreciada por los cristianos que la lleva a encabezar por decisión del Papa Gregorio XIII éste sector creador de la población. Su historia habla de la forma como logró preservar su compromiso a DIOS, a pesar de la disposición de su Padre de casarse, y lograr que su esposo Valeriano no solo respetara ese compromiso, sino que aún lo asumiera casi como propio.

Parece que al sector de creadores mexicanos no les quedará más recurso que asumir los cambios por sí mismos y no esperar a que sean impulsados por una esfera que, como tal, también reacciona solo bajo una estructura absoluta emanada del poder.

Es momento de convocar a los grandes creadores a fin de que ayuden a subsistir a los grupos musicales, a los compositores y cantantes. Es momento de que le apuesten a que también de esta crisis puede haber creación. De lo contrario, no solo estaremos a merced de que la pandemia siga cobrando vidas, sino que este sector sea sepultado con esta crisis. Surrealismo?