/ jueves 31 de agosto de 2023

Realpolitik | División de poderes

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha emprendido de nuevo una cargada en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la que acusa de no responder a sus intereses. El Ejecutivo desdeña la independencia y las funciones del Poder Judicial, que constituye uno de los tres poderes en los que se divide la federación y lo cual enseñan desde la primaria: Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Dos de ellos, el Legislativo y el Judicial sirven como contrapeso. Pero como el Legislativo está controlado por el Ejecutivo, el hecho de que el Judicial, tenga como función vigilar el cumplimiento de la Constitución y las leyes, con ello evitar normas que la contradigan o que alguna autoridad actúe en contra de la máxima legislación mexicana. Por estas razones es que los integrantes de ese Poder deben ser personas especialistas en el tema del derecho.

Como parte de su encono contra el Poder Judicial, el Ejecutivo está proponiendo que los integrantes de ese contrapeso sean electos por el voto popular. El riesgo de esa propuesta es el mismo que en los últimos años se ha demostrado con quienes han llegado a cargos por el sufragio, el que los grupos delictivos financien las campañas para la composición del Poder Judicial.

El Presidente está haciendo esa propuesta porque está plenamente convencido de que quien postule Morena para sucederlo en el Ejecutivo sea el ganador, aunque para ello esté trabajando todas las mañanas en sus conferencias, no quiere decir que vaya a ser así. No hay ninguna duda de que la maquinaria del poder está funcionando, pero tampoco quiere decir que esto funcione, porque no le funcionó al PRI ni al PAN con anterioridad.

De hecho, la incertidumbre electoral, de no saber con antelación quién ganará unas elecciones habla de la salud y calidad de un proceso de elección de gobernantes. Sin embargo, gane o pierda, su candidato o candidata; cambiar la forma de selección de los integrantes del Poder Judicial es una pésima idea.

Lo que está haciendo este Poder es cumplir como contrapeso al Ejecutivo, lo que el Legislativo, controlado por Morena, no ha podido hacer por obvias razones.

Otro detalle para considerar es que ningún partido es monolítico. Todos los partidos están conformados por facciones, Morena al igual que su antecesor el PRD está constituido por diversas corrientes, reunidas alrededor de caudillos, que funcionan con formas clientelares. Lo que por ahora mantiene unido a ese partido es el Caudillo Presidencial, pero yéndose este del Poder, eso que ahora parece unido se pulverizará en todas las corrientes que está conformada.

López Obrador es quien mantiene aparentemente unido a su partido, pero esta unidad se pondrá a prueba realmente con la selección de él o la aspirante presidencial. Y en la práctica partidista de quienes quedan inconformes con una selección de candidatos es que pueden contribuir en la pérdida, y es de lo que se les va a acusar; porque las victorias los aliados no son reconocidos.

Recuérdese que al senador Ricardo Monreal se le atribuía la derrota en varias alcaldías que tenía Morena y que perdió ante la oposición.

En esto se ha hablado de la elección presidencial y de la propuesta de que los integrantes del Poder Judicial sean elegidos por el voto popular, se tendrían que conformar partidos, es decir grupos que postulen a candidatos al ocupar una silla dentro de las instancias que conforman ese Poder. Y para que se constituyan partidos o grupos que apoyen a determinado o tal candidato, la impartición de justicia corre el riesgo de partidizar la justicia.

Sí hasta el momento la Justicia en México no ha sido muy eficiente, la propuesta del Presidente no se vislumbra que solucione el problema sino por el contrario, termine por hacerla más ineficiente, lo mismo que el funcionamiento de los poderes ejecutivos, tanto federal, como estatales y municipales. Que han engrosado sus nóminas y plantillas laborales pero cada vez se han más ineficaces, porque quienes llegan a eso lo hacen como cobro de cuota por apoyar a determinado candidato ganador.

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha emprendido de nuevo una cargada en contra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la que acusa de no responder a sus intereses. El Ejecutivo desdeña la independencia y las funciones del Poder Judicial, que constituye uno de los tres poderes en los que se divide la federación y lo cual enseñan desde la primaria: Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial.

Dos de ellos, el Legislativo y el Judicial sirven como contrapeso. Pero como el Legislativo está controlado por el Ejecutivo, el hecho de que el Judicial, tenga como función vigilar el cumplimiento de la Constitución y las leyes, con ello evitar normas que la contradigan o que alguna autoridad actúe en contra de la máxima legislación mexicana. Por estas razones es que los integrantes de ese Poder deben ser personas especialistas en el tema del derecho.

Como parte de su encono contra el Poder Judicial, el Ejecutivo está proponiendo que los integrantes de ese contrapeso sean electos por el voto popular. El riesgo de esa propuesta es el mismo que en los últimos años se ha demostrado con quienes han llegado a cargos por el sufragio, el que los grupos delictivos financien las campañas para la composición del Poder Judicial.

El Presidente está haciendo esa propuesta porque está plenamente convencido de que quien postule Morena para sucederlo en el Ejecutivo sea el ganador, aunque para ello esté trabajando todas las mañanas en sus conferencias, no quiere decir que vaya a ser así. No hay ninguna duda de que la maquinaria del poder está funcionando, pero tampoco quiere decir que esto funcione, porque no le funcionó al PRI ni al PAN con anterioridad.

De hecho, la incertidumbre electoral, de no saber con antelación quién ganará unas elecciones habla de la salud y calidad de un proceso de elección de gobernantes. Sin embargo, gane o pierda, su candidato o candidata; cambiar la forma de selección de los integrantes del Poder Judicial es una pésima idea.

Lo que está haciendo este Poder es cumplir como contrapeso al Ejecutivo, lo que el Legislativo, controlado por Morena, no ha podido hacer por obvias razones.

Otro detalle para considerar es que ningún partido es monolítico. Todos los partidos están conformados por facciones, Morena al igual que su antecesor el PRD está constituido por diversas corrientes, reunidas alrededor de caudillos, que funcionan con formas clientelares. Lo que por ahora mantiene unido a ese partido es el Caudillo Presidencial, pero yéndose este del Poder, eso que ahora parece unido se pulverizará en todas las corrientes que está conformada.

López Obrador es quien mantiene aparentemente unido a su partido, pero esta unidad se pondrá a prueba realmente con la selección de él o la aspirante presidencial. Y en la práctica partidista de quienes quedan inconformes con una selección de candidatos es que pueden contribuir en la pérdida, y es de lo que se les va a acusar; porque las victorias los aliados no son reconocidos.

Recuérdese que al senador Ricardo Monreal se le atribuía la derrota en varias alcaldías que tenía Morena y que perdió ante la oposición.

En esto se ha hablado de la elección presidencial y de la propuesta de que los integrantes del Poder Judicial sean elegidos por el voto popular, se tendrían que conformar partidos, es decir grupos que postulen a candidatos al ocupar una silla dentro de las instancias que conforman ese Poder. Y para que se constituyan partidos o grupos que apoyen a determinado o tal candidato, la impartición de justicia corre el riesgo de partidizar la justicia.

Sí hasta el momento la Justicia en México no ha sido muy eficiente, la propuesta del Presidente no se vislumbra que solucione el problema sino por el contrario, termine por hacerla más ineficiente, lo mismo que el funcionamiento de los poderes ejecutivos, tanto federal, como estatales y municipales. Que han engrosado sus nóminas y plantillas laborales pero cada vez se han más ineficaces, porque quienes llegan a eso lo hacen como cobro de cuota por apoyar a determinado candidato ganador.