/ viernes 21 de mayo de 2021

¿Qué no es clara nuestra Constitución?

El presidente Andrés López ha repetido, en sus conferencias matutinas, 126 veces la palabra “reelegirme”, según las estadísticas que lleva el taller de comunicación política SPIN, a cargo de Luis Estrada Straffon. Recientemente dijo que, en su último recorrido de trabajo, unos trabajadores le pidieron que se reelija. En otras palabras, ha sido contumaz con deslizar la idea de la reelección. Sin embargo, él manifiesta que no lo va a hacer porque es un demócrata, que es un “maderista”. Creo que hasta firmó ante notario que no buscaría la reelección.

Lo anterior me provoca indignación y tristeza, porque el señor presidente puede ser maderista, maoísta, taoísta o lo que quiera ser y pensar; puede firmar todo lo que quiera ante notarios; pero entonces, ¿para qué está la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que juró cumplir? Ella establece muy clara y lapidariamente, en su artículo artículo 83: “El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto.” No está a la buena o mala voluntad de nadie o si se compromete o no a cumplirlo. Clara y contundentemente establece el plazo, y éste es de seis años.

Además, ningún acta notarial está por encima de una ley, mucho menos de la Constitución. Reitero, el señor López Obrador, para asumir el cargo, tuvo que cumplir con lo que la norma fundamental prescribe: “Artículo 87. El Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquél, la siguiente protesta: "Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.

"Para ocupar una expresión vulgar: “¿pa’ qué tanto brinco (hablar 126 veces de la reelección) estando el suelo parejo?” (estando vigentes los artículos 83 y 87). A menos que haya una aviesa intención por abrogar la democracia.

El presidente Andrés López ha repetido, en sus conferencias matutinas, 126 veces la palabra “reelegirme”, según las estadísticas que lleva el taller de comunicación política SPIN, a cargo de Luis Estrada Straffon. Recientemente dijo que, en su último recorrido de trabajo, unos trabajadores le pidieron que se reelija. En otras palabras, ha sido contumaz con deslizar la idea de la reelección. Sin embargo, él manifiesta que no lo va a hacer porque es un demócrata, que es un “maderista”. Creo que hasta firmó ante notario que no buscaría la reelección.

Lo anterior me provoca indignación y tristeza, porque el señor presidente puede ser maderista, maoísta, taoísta o lo que quiera ser y pensar; puede firmar todo lo que quiera ante notarios; pero entonces, ¿para qué está la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos que juró cumplir? Ella establece muy clara y lapidariamente, en su artículo artículo 83: “El Presidente entrará a ejercer su encargo el 1o. de octubre y durará en él seis años. El ciudadano que haya desempeñado el cargo de Presidente de la República, electo popularmente, o con el carácter de interino o sustituto, o asuma provisionalmente la titularidad del Ejecutivo Federal, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a desempeñar ese puesto.” No está a la buena o mala voluntad de nadie o si se compromete o no a cumplirlo. Clara y contundentemente establece el plazo, y éste es de seis años.

Además, ningún acta notarial está por encima de una ley, mucho menos de la Constitución. Reitero, el señor López Obrador, para asumir el cargo, tuvo que cumplir con lo que la norma fundamental prescribe: “Artículo 87. El Presidente, al tomar posesión de su cargo, prestará ante el Congreso de la Unión o ante la Comisión Permanente, en los recesos de aquél, la siguiente protesta: "Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión; y si así no lo hiciere que la Nación me lo demande.

"Para ocupar una expresión vulgar: “¿pa’ qué tanto brinco (hablar 126 veces de la reelección) estando el suelo parejo?” (estando vigentes los artículos 83 y 87). A menos que haya una aviesa intención por abrogar la democracia.