/ martes 3 de enero de 2017

Preferencia turística por Acapulco

Suenan las campanadas que pronto desahuciarán año viejo 2016. Fechas de despedidas en este tiempo hogaño que, jamás podremos interrumpir ni frenar. Donde hasta nosotros los de entonces ya -dijo Pablo Neruda-, no somos los mismos.

Cuáles son los factores de la felicidad. En qué consisten los resortes que le dan sentido a la vida. Estas las preguntas eternas. Acaso son el amor, la belleza, el honor, la justicia, la verdad, la solidaridad y la compasión, sentimientos humanos de gran escasez, por los que nos sentimos obligados a reflexionar en ellos porque así como perviven jóvenes desorientados y mujeres olvidadas también prevalecen los hombres solos y los infantes desamparados.

Diciembre es oportuno para deliberar con la familia y los amigos sobre la capacidad del ser humano para perfeccionar nuestras relaciones interpersonales.

Soy dirigente del Comité directivo del Consejo Ciudadano de Seguridad y Desarrollo Económico del Estado de Guerrero y deseo compartirles a mis lectores que en mucho nos fortalecen temporadas como la presente en que nos asombramos por la capacidad receptiva de nuestro siempre querido Acapulco al recibir avalanchas de visitantes verdaderamente multitudinarias. Es que este litoral del Pacífico mantiene per se una fuerza de gravedad natural que lo hace el favorito del turismo nacional y tal preferencia se manifiesta en ocasiones como este Año Nuevo que comienza con todo el entusiasmo que podamos inyectarle.

De lo primero de que estoy consciente es de los tiempos difíciles que nos ha tocado lidiar y escamotear a nuestra generación. Pero no es la gran fatalidad tampoco aunque nos afecten las escaramuzas de los desafíos. El destino de la sociedad está garantizado. Las fuerzas del orden público están atentas a las urgencias que reclama el pueblo.

Siento mi personal obligación de testimoniar mi afecto y gratitud a dos de los gobernantes ejemplares que han coincidido en nuestro territorio con la responsabilidad de atender con eficiencia todos los asuntos públicos de Guerrero y Acapulco, que les competen en su jurisdicción; refiero al caballero de la política Héctor Astudillo Flores y al joven y atento funcionario Evodio Velásquez Aguirre; los cuales están dispuestos a convertir en un sitio seguro e inalterable esta la capital de la diversión y el disfrute familiar.

Existe, desde la antigüedad una receta en la economía globalizada que no se puede derogar por ningún pesimismo mundano. Radica ésta en el trabajo, sumándolo a la moralidad del ahorro al agregarle también el estudio y la perseverancia. Si todos los seres humanos escuchamos con atención la inercia, fuerza motriz de la prosperidad como la virtud esencial de la vida, los áridos problemas de la rutina espesa de nuestro entorno van a comenzar a desparecer.

Mis deseos fraternales a los que obliga este inicio de 2017, son de un permanente regocijo. Que junto a sus seres queridos realice los pormenores de una convivencia armónica. Que descubramos que el amor no es un ingrediente escaso y que más importante que todos los bienes de este mundo lo fundamental es la salud. La salud física y mental, la salud espiritual, la salud sentimental hacen del hombre una criatura pródiga y un individuo de bien que tanto necesitamos.

Suenan las campanadas que pronto desahuciarán año viejo 2016. Fechas de despedidas en este tiempo hogaño que, jamás podremos interrumpir ni frenar. Donde hasta nosotros los de entonces ya -dijo Pablo Neruda-, no somos los mismos.

Cuáles son los factores de la felicidad. En qué consisten los resortes que le dan sentido a la vida. Estas las preguntas eternas. Acaso son el amor, la belleza, el honor, la justicia, la verdad, la solidaridad y la compasión, sentimientos humanos de gran escasez, por los que nos sentimos obligados a reflexionar en ellos porque así como perviven jóvenes desorientados y mujeres olvidadas también prevalecen los hombres solos y los infantes desamparados.

Diciembre es oportuno para deliberar con la familia y los amigos sobre la capacidad del ser humano para perfeccionar nuestras relaciones interpersonales.

Soy dirigente del Comité directivo del Consejo Ciudadano de Seguridad y Desarrollo Económico del Estado de Guerrero y deseo compartirles a mis lectores que en mucho nos fortalecen temporadas como la presente en que nos asombramos por la capacidad receptiva de nuestro siempre querido Acapulco al recibir avalanchas de visitantes verdaderamente multitudinarias. Es que este litoral del Pacífico mantiene per se una fuerza de gravedad natural que lo hace el favorito del turismo nacional y tal preferencia se manifiesta en ocasiones como este Año Nuevo que comienza con todo el entusiasmo que podamos inyectarle.

De lo primero de que estoy consciente es de los tiempos difíciles que nos ha tocado lidiar y escamotear a nuestra generación. Pero no es la gran fatalidad tampoco aunque nos afecten las escaramuzas de los desafíos. El destino de la sociedad está garantizado. Las fuerzas del orden público están atentas a las urgencias que reclama el pueblo.

Siento mi personal obligación de testimoniar mi afecto y gratitud a dos de los gobernantes ejemplares que han coincidido en nuestro territorio con la responsabilidad de atender con eficiencia todos los asuntos públicos de Guerrero y Acapulco, que les competen en su jurisdicción; refiero al caballero de la política Héctor Astudillo Flores y al joven y atento funcionario Evodio Velásquez Aguirre; los cuales están dispuestos a convertir en un sitio seguro e inalterable esta la capital de la diversión y el disfrute familiar.

Existe, desde la antigüedad una receta en la economía globalizada que no se puede derogar por ningún pesimismo mundano. Radica ésta en el trabajo, sumándolo a la moralidad del ahorro al agregarle también el estudio y la perseverancia. Si todos los seres humanos escuchamos con atención la inercia, fuerza motriz de la prosperidad como la virtud esencial de la vida, los áridos problemas de la rutina espesa de nuestro entorno van a comenzar a desparecer.

Mis deseos fraternales a los que obliga este inicio de 2017, son de un permanente regocijo. Que junto a sus seres queridos realice los pormenores de una convivencia armónica. Que descubramos que el amor no es un ingrediente escaso y que más importante que todos los bienes de este mundo lo fundamental es la salud. La salud física y mental, la salud espiritual, la salud sentimental hacen del hombre una criatura pródiga y un individuo de bien que tanto necesitamos.

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