/ lunes 20 de julio de 2020

Pagar por trabajar

Nos agarraron en el miedo a un contagio, aislados físicamente, con dificultad para encuentros de ninguna índole. Y ahí, metidos en la zozobra y la búsqueda de sobrevivir, parece que se encontró la fórmula ideal para deshacerse de la clase trabajadora, pero obligados a cumplir ahora ya no por solidaridad, desde sus casas, ahora, forzados.

Mujeres y varones de todos los grupos trabajadores asalariados no dejaron de hacer su chamba. Se quedo a la espera lo que tiene que ser resuelto fisicamente, o en el nuevo término, presencialmente. Sin duda la evaluación ha sido positiva y ahora, todo parece indicar, esa misma ha dejado una lección al gobierno que ha tomado una iniciativa para deshacerse del grupo social conocido como “burócratas” a quienes, de plano les dijeron “que se creen”, como si su trabajo fuera una carga y no una ayuda.

En el México del siglo XXI, el naciente Siglo de la iluminación, parece que nuestro país cruza por una etapa de oscurantismos. Parece que les ha funcionado. Una muestra son las oleadas informativas del Coronavirus que de tanta contradicción ha pasado de la seriedad científica al chacaleo político. Y los números creciendo, muy lejos de la prospectiva considerada a la baja. Quizá por eso hay quienes aún dudan de la existencia del COVID-19 y van con su indolencia contagiando a una población que busca sobrevivir.

Y en ese contexto encontré un documento emitido que me preocupa. El Decreto que establece las medidas de austeridad, de fecha de 23 de abril del año en curso, donde parece que los dichos se convierten en verdades formales. Y ahora al pasar por el retiro de sus equipos de cómputo para trabajar, quienes se encuentran en el rango de Sub Directores hasta arriba, hasta el Presidente de México, deben aportar voluntariamente una parte de su salario.

Me remitì a la fuente internacional para conocer que se dice en relación al trabajo. Considerando que la seriedad de su labor no está en el tamiz del contagio que, se ha dicho en voz que, por representar una voluntad mayoritaria, se convierte en oficial, representa la corrupción.

Encontré en el Documento “La protección del Derecho a la Seguridad Social en las Constituciones Latinoamericanas” de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), el apartado relacionado a nuestro país, México, donde se garantiza así: “Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se ajustará a los dispuesto en las fracciones I y II del Artículo 123”. Y en el numeral VIII se señala “El salario mínimo quedará exceptuado de embargo, compensación o descuento”.

En los tiempos en que el actual Gobierno Federal lo era del Distrito Federal, cursaba hábitos que tenía como propósito, se decía en los corrillos, hacer una bolsa para buscar la grande, la presidencia. Y así la charola se movía y se anotaban los que sí y los que no. Si esa charola funcionó y están ya en la grande, y es responsabilidad del Gobierno Constituido garantizar, entre otras garantías, el de la Salud y el Trabajo, la charola de que va, si parece que se pierde un derecho a una vida digna, si se debe pagar por trabajar? Surrealismo?

Nos agarraron en el miedo a un contagio, aislados físicamente, con dificultad para encuentros de ninguna índole. Y ahí, metidos en la zozobra y la búsqueda de sobrevivir, parece que se encontró la fórmula ideal para deshacerse de la clase trabajadora, pero obligados a cumplir ahora ya no por solidaridad, desde sus casas, ahora, forzados.

Mujeres y varones de todos los grupos trabajadores asalariados no dejaron de hacer su chamba. Se quedo a la espera lo que tiene que ser resuelto fisicamente, o en el nuevo término, presencialmente. Sin duda la evaluación ha sido positiva y ahora, todo parece indicar, esa misma ha dejado una lección al gobierno que ha tomado una iniciativa para deshacerse del grupo social conocido como “burócratas” a quienes, de plano les dijeron “que se creen”, como si su trabajo fuera una carga y no una ayuda.

En el México del siglo XXI, el naciente Siglo de la iluminación, parece que nuestro país cruza por una etapa de oscurantismos. Parece que les ha funcionado. Una muestra son las oleadas informativas del Coronavirus que de tanta contradicción ha pasado de la seriedad científica al chacaleo político. Y los números creciendo, muy lejos de la prospectiva considerada a la baja. Quizá por eso hay quienes aún dudan de la existencia del COVID-19 y van con su indolencia contagiando a una población que busca sobrevivir.

Y en ese contexto encontré un documento emitido que me preocupa. El Decreto que establece las medidas de austeridad, de fecha de 23 de abril del año en curso, donde parece que los dichos se convierten en verdades formales. Y ahora al pasar por el retiro de sus equipos de cómputo para trabajar, quienes se encuentran en el rango de Sub Directores hasta arriba, hasta el Presidente de México, deben aportar voluntariamente una parte de su salario.

Me remitì a la fuente internacional para conocer que se dice en relación al trabajo. Considerando que la seriedad de su labor no está en el tamiz del contagio que, se ha dicho en voz que, por representar una voluntad mayoritaria, se convierte en oficial, representa la corrupción.

Encontré en el Documento “La protección del Derecho a la Seguridad Social en las Constituciones Latinoamericanas” de la OIT (Organización Internacional del Trabajo), el apartado relacionado a nuestro país, México, donde se garantiza así: “Nadie podrá ser obligado a prestar trabajos personales sin la justa retribución y sin su pleno consentimiento, salvo el trabajo impuesto como pena por la autoridad judicial, el cual se ajustará a los dispuesto en las fracciones I y II del Artículo 123”. Y en el numeral VIII se señala “El salario mínimo quedará exceptuado de embargo, compensación o descuento”.

En los tiempos en que el actual Gobierno Federal lo era del Distrito Federal, cursaba hábitos que tenía como propósito, se decía en los corrillos, hacer una bolsa para buscar la grande, la presidencia. Y así la charola se movía y se anotaban los que sí y los que no. Si esa charola funcionó y están ya en la grande, y es responsabilidad del Gobierno Constituido garantizar, entre otras garantías, el de la Salud y el Trabajo, la charola de que va, si parece que se pierde un derecho a una vida digna, si se debe pagar por trabajar? Surrealismo?