/ lunes 25 de enero de 2021

Nueva visión educativa

La educación es la palanca de cambio que permite a la sociedad mejorar su calidad de vida de forma integral, destacando que para lograr dicha finalidad ésta debe ser de universal, de calidad, inclusiva y equitativa, garantizando a todos las personas los espacios de aprendizaje que ofrezcan mejores oportunidades para su desarrollo.

De ahí que la educación más allá de un proceso cognitivo se consagre como un derecho fundamental en las sociedades democráticas. Y en el caso de nuestro país, dicha prerrogativa se ha estipulado desde la Constitución Política de 1857, con una importante serie de transformaciones a lo largo de la historia constitucional contemporánea que han revitalizado la obligación del Estado en aras de garantizar el mejor ejercicio de este derecho adaptándose a las nuevas realidades que vive el Estado mexicano.

Muestra de ello fue la incorporación de la laicidad, la universalidad, la calidad y la obligatoriedad en todos los niveles de educación, que han sido laudables tareas alcanzadas en la última centuria; con el firme objetivo de transitar hacia un modelo educativo con mayor solidez que dote de mejores herramientas al futuro de nuestro país.

Sin embargo, derivado de la pandemia del virus SARS-CoV-2 el sistema educativo en todos sus niveles y expresiones se ha sometido a un riguroso cambio al que no estábamos preparados. Pues la transición de un modelo escolarizado al de distancia ha ocasionado importantes rezagos en los principios del sistema educativo. Aunado a lo anterior, desafortunadamente, gran parte de las respuestas gubernamentales han llegado de forma tardía y confusa, sin abarcar la integralidad de factores que requiere el modelo multifacético con el que cuenta la educación en nuestro país.

Justo es señalar que el pasado 24 de enero, la comunidad mundial conmemoró el Día Internacional de la Educación; adoptando como tema para este año la “recuperación y revitalización de la educación para la generación Covid-19”, pues es evidente que los estragos económicos, sanitarios, sociales y culturales que ha dejado a su paso esta crisis han repercutido severamente en la educación, estimándose más de 1,600 millones de alumnos afectados en más de 190 países.

Por ello, que nos encontramos ante una ineludible oportunidad para refrendar la serie de compromisos que reorienten una nueva visión educativa que en atención al momento crítico que vivimos y las condiciones de cada territorio, arroje las respuestas idóneas para mejorar la educación de las y los mexicanos.

Bajo esta tesitura es menester que las autoridades en sus tres órdenes de gobierno pongan en marcha un Plan Nacional de Educación a Distancia que recoja todas las preocupaciones del sector y abogue por mejores prácticas para mitigar el abandono escolar, así como las flaquezas y debilidades que enfrentan millones de mexicanos al someterse a una enseñanza a distancia.

Nos encontramos en medio de la mayor crisis de la época contemporánea, donde las afectaciones se cuentan en millones y golpean a todos los sectores de la sociedad sin que la educación sea ajena a esta tendencia. Por tales motivos, el sistema educativo nacional requiere de verdaderos compromisos delineados con responsabilidad, conocimiento y congruencia que tanto a los maestros como a los estudiantes les otorgue los insumos necesarios para superar de la mejor manera esta etapa y no dar ni un paso atrás en la solidez que requiere su formación académica.

*Senador de la República

@manuelanorve

La educación es la palanca de cambio que permite a la sociedad mejorar su calidad de vida de forma integral, destacando que para lograr dicha finalidad ésta debe ser de universal, de calidad, inclusiva y equitativa, garantizando a todos las personas los espacios de aprendizaje que ofrezcan mejores oportunidades para su desarrollo.

De ahí que la educación más allá de un proceso cognitivo se consagre como un derecho fundamental en las sociedades democráticas. Y en el caso de nuestro país, dicha prerrogativa se ha estipulado desde la Constitución Política de 1857, con una importante serie de transformaciones a lo largo de la historia constitucional contemporánea que han revitalizado la obligación del Estado en aras de garantizar el mejor ejercicio de este derecho adaptándose a las nuevas realidades que vive el Estado mexicano.

Muestra de ello fue la incorporación de la laicidad, la universalidad, la calidad y la obligatoriedad en todos los niveles de educación, que han sido laudables tareas alcanzadas en la última centuria; con el firme objetivo de transitar hacia un modelo educativo con mayor solidez que dote de mejores herramientas al futuro de nuestro país.

Sin embargo, derivado de la pandemia del virus SARS-CoV-2 el sistema educativo en todos sus niveles y expresiones se ha sometido a un riguroso cambio al que no estábamos preparados. Pues la transición de un modelo escolarizado al de distancia ha ocasionado importantes rezagos en los principios del sistema educativo. Aunado a lo anterior, desafortunadamente, gran parte de las respuestas gubernamentales han llegado de forma tardía y confusa, sin abarcar la integralidad de factores que requiere el modelo multifacético con el que cuenta la educación en nuestro país.

Justo es señalar que el pasado 24 de enero, la comunidad mundial conmemoró el Día Internacional de la Educación; adoptando como tema para este año la “recuperación y revitalización de la educación para la generación Covid-19”, pues es evidente que los estragos económicos, sanitarios, sociales y culturales que ha dejado a su paso esta crisis han repercutido severamente en la educación, estimándose más de 1,600 millones de alumnos afectados en más de 190 países.

Por ello, que nos encontramos ante una ineludible oportunidad para refrendar la serie de compromisos que reorienten una nueva visión educativa que en atención al momento crítico que vivimos y las condiciones de cada territorio, arroje las respuestas idóneas para mejorar la educación de las y los mexicanos.

Bajo esta tesitura es menester que las autoridades en sus tres órdenes de gobierno pongan en marcha un Plan Nacional de Educación a Distancia que recoja todas las preocupaciones del sector y abogue por mejores prácticas para mitigar el abandono escolar, así como las flaquezas y debilidades que enfrentan millones de mexicanos al someterse a una enseñanza a distancia.

Nos encontramos en medio de la mayor crisis de la época contemporánea, donde las afectaciones se cuentan en millones y golpean a todos los sectores de la sociedad sin que la educación sea ajena a esta tendencia. Por tales motivos, el sistema educativo nacional requiere de verdaderos compromisos delineados con responsabilidad, conocimiento y congruencia que tanto a los maestros como a los estudiantes les otorgue los insumos necesarios para superar de la mejor manera esta etapa y no dar ni un paso atrás en la solidez que requiere su formación académica.

*Senador de la República

@manuelanorve