Para la "moral" política de Andrés Manuel López Obrador, la ley simplemente no existe, para él nadie comete delitos per se, las circunstancias sociales son las generadoras de la violencia criminal y el incremento de homicidios, su política es clara, dejar ser y hacer a los delincuentes de todo tipo, su complicidad va más allá de la omisión y ya entra en la colusión de la comisión, la impunidad complaciente es cada vez más evidente.
Amo y señor del Poder Judicial de la Federación, con un fiscal a modo, un congreso servil y mayoritario, jefe supremo de las fuerzas armadas, con su guardia Nacional, interpreta y pisotea la Constitución y sus leyes a su capricho y conveniencia, presta oídos sordos al reclamo ciudadano, no ve más allá de sus intereses, su utopía es simple, "todo va bien", los derechos de los criminales deben ser respetados, las víctimas se acumulan, sus fantasmas se acumulan en lo las recóndito de su ya enfermiza mente (¿o alguien lo duda?).
La corrupción sigue tal cual, esto a pesar del pañuelo blanco, el fracaso es cada vez más evidente, la nueva clase oligarca es meramente un reciclaje de aquellos que tanto criticó, ya nada cambió, todo es y será un retroceso que llevara tiempo nivelar, hay muchos ejemplos de su ineptitud, de su tozudez y hasta de su locura, su confrontación permanente con todos y contra todo, lo hacen ser dañino para la gobernanza y la gobernabilidad del país.
Vivir en su realidad alternativa, lo hace inmune a la crítica, a la vez que lo hace actuar atropelladamente, ocurrente, esquivo y sobretodo mitómano a grado de sociópata, sigue soñando con su historia, sigue equivocado, así terminará, si logra instaurar su autocracia dictatorial, México habrá perdido todo, todo, por lo que muchos mexicanos han trabajado, ¿seremos un narco Estado?, ¿una dictadura?, esperemos que no, lo que sí queda claro es que para AMLO nadie, ni él mismo, sólo habrá una justificación final... "No ha cometido delitos graves"
