/ domingo 5 de noviembre de 2017

Médula

Llama la atención que mientras muchas colonias llevan días sin agua debido a que en la cuestionada CAPAMA no hay dinero para reparar unas bombas descompuestas, y el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, sigue usando como justificante de su incapacidad, la supuesta situación en que recibió la administración -¡hace ya dos años!- sus colaboradores no tengan empacho para presumir gruesos fajos de billetes en las redes sociales.

El despido de uno de los jefes de Zonatur, a cargo de su incondicional Jesús Rangel, no basta, la Contraloría Municipal está obligada a seguirle la huella al dinero, y la Auditoría General del Estado ¡también debería hacerlo!

No es posible que en CAPAMA se le esté quitando prestaciones laborales a los trabajadores y se les retrase el pago de sus salarios, mientras sus directivos buscan cómo justificar casi 200 millones de pesos ¡que nadie sabe dónde están!

Peor aún, que muchos acapulqueños estén sin agua porque solamente funcionan cinco de las diez bombas del sistema de captación Papagayo II, porque no hay dinero para repararlas.

Esta quincena se retrasó el pago a trabajadores de lista de raya de varias dependencias municipales, justo luego que se difundió la fotografía de un funcionario presumiendo que lo habían corrido de un antro, pero que aún tenía “con queso las enchiladas”, y mostraba junto con un ex chofer de su jefe, Jesús Rangel, dos gruesos fajos de billetes.

Hay que recordar que Zonatur ha sido cuestionada por cobijar a los compromisos de campaña de Evodio Velázquez, lo cual abultó la nómina municipal en 20.7 por ciento como reveló la calificadora internacional Fitch Ratings, pero además por haber facturado en casi 10 mil pesos, a un evidente sobreprecio, unos tambos de basura pintados de amarillo.

Sin embargo, el alcalde se la ha pasado corriendo la cortina de humo para desviar la atención de estos temas, con el trillado y ya muy desacreditado argumento de que recibió muchas deudas de sus antecesores, Luis Walton Aburto y Manuel Añorve Baños.

Recordemos que se inventó una cifra de 2 mil 500 millones de pesos, mezclando todo tipo de conceptos para hacer creer que iba a levantar un Acapulco arruinado -Construyendo el nuevo Acapulco fue su slogan publicitario-, aunque en su primer presupuesto de egresos sólo asentó la mitad de esa cifra, es decir: mintió sobre la deuda y el supuesto nuevo Acapulco nunca llegó.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público confirmó recientemente que la deuda de Acapulco es sostenible, lo cual quiere decir que no representa ningún riesgo para las finanzas y la operación de los servicios públicos que debe proporcionar, pero, argumentando herencias malditas, no presta la administración de Evodio Velázquez a satisfacción de los ciudadanos.

En la alerta sobre deuda municipal publicada el pasado martes por Hacienda, Acapulco aparece en verde, lo que indica una deuda sostenible que le permite contratar este año el equivalente al 15 por ciento de sus recursos de libre disposición, es por eso que en el anteproyecto de Presupuesto de Ingresos 2018, se planteaba un crédito a largo plazo de 180 millones de pesos que luego se retiró ante la presión de los regidores.

Y es que la deuda de Acapulco representa el 22.5 por ciento de los recursos de libre disposición con los que cuenta el Ayuntamiento, el servicio de la misma y las obligaciones el 2 por ciento, y las obligaciones con proveedores y contratistas apenas el 1.7 por ciento, según la información que el propio municipio entregó a Hacienda.

Por ejemplo, en Cozumel, Quintana Roo, las obligaciones con contratistas y proveedores son el 25.9 por ciento de sus recursos disponibles por lo que está en observación y sólo podría contratar un 5 por ciento más de deuda si lo necesitara; y en Puerto Vallarta, Jalisco, ascienden al 54.1 por ciento.

En ese mismo estado, en el emblemático y turístico Tequila la deuda y obligaciones ¡representan el 82.9 por ciento de sus ingresos de libre disposición! Esto solo por poner unos ejemplos que ilustran que contrario a esos lugares, la “herencia maldita” que alega Evodio Velázquez, es un cuento para dormir a los ciudadanos mientras el Coco hace de las suyas.

Si los datos oficiales demuestran que la deuda de Acapulco no es del monto exorbitante ni del impacto que ha venido diciendo su alcalde ¿por qué no hay dinero para que el agua, el alumbrado público y otros servicios lleguen a los ciudadanos, mientras los colaboradores de Evodio Velázquez presumen gruesos fajos de billetes en las redes sociales? Órganos fiscalizadores, por favor… ¡Síganle la huella al dinero!

jalepezochoa@gmail.com

Llama la atención que mientras muchas colonias llevan días sin agua debido a que en la cuestionada CAPAMA no hay dinero para reparar unas bombas descompuestas, y el alcalde de Acapulco, Evodio Velázquez Aguirre, sigue usando como justificante de su incapacidad, la supuesta situación en que recibió la administración -¡hace ya dos años!- sus colaboradores no tengan empacho para presumir gruesos fajos de billetes en las redes sociales.

El despido de uno de los jefes de Zonatur, a cargo de su incondicional Jesús Rangel, no basta, la Contraloría Municipal está obligada a seguirle la huella al dinero, y la Auditoría General del Estado ¡también debería hacerlo!

No es posible que en CAPAMA se le esté quitando prestaciones laborales a los trabajadores y se les retrase el pago de sus salarios, mientras sus directivos buscan cómo justificar casi 200 millones de pesos ¡que nadie sabe dónde están!

Peor aún, que muchos acapulqueños estén sin agua porque solamente funcionan cinco de las diez bombas del sistema de captación Papagayo II, porque no hay dinero para repararlas.

Esta quincena se retrasó el pago a trabajadores de lista de raya de varias dependencias municipales, justo luego que se difundió la fotografía de un funcionario presumiendo que lo habían corrido de un antro, pero que aún tenía “con queso las enchiladas”, y mostraba junto con un ex chofer de su jefe, Jesús Rangel, dos gruesos fajos de billetes.

Hay que recordar que Zonatur ha sido cuestionada por cobijar a los compromisos de campaña de Evodio Velázquez, lo cual abultó la nómina municipal en 20.7 por ciento como reveló la calificadora internacional Fitch Ratings, pero además por haber facturado en casi 10 mil pesos, a un evidente sobreprecio, unos tambos de basura pintados de amarillo.

Sin embargo, el alcalde se la ha pasado corriendo la cortina de humo para desviar la atención de estos temas, con el trillado y ya muy desacreditado argumento de que recibió muchas deudas de sus antecesores, Luis Walton Aburto y Manuel Añorve Baños.

Recordemos que se inventó una cifra de 2 mil 500 millones de pesos, mezclando todo tipo de conceptos para hacer creer que iba a levantar un Acapulco arruinado -Construyendo el nuevo Acapulco fue su slogan publicitario-, aunque en su primer presupuesto de egresos sólo asentó la mitad de esa cifra, es decir: mintió sobre la deuda y el supuesto nuevo Acapulco nunca llegó.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público confirmó recientemente que la deuda de Acapulco es sostenible, lo cual quiere decir que no representa ningún riesgo para las finanzas y la operación de los servicios públicos que debe proporcionar, pero, argumentando herencias malditas, no presta la administración de Evodio Velázquez a satisfacción de los ciudadanos.

En la alerta sobre deuda municipal publicada el pasado martes por Hacienda, Acapulco aparece en verde, lo que indica una deuda sostenible que le permite contratar este año el equivalente al 15 por ciento de sus recursos de libre disposición, es por eso que en el anteproyecto de Presupuesto de Ingresos 2018, se planteaba un crédito a largo plazo de 180 millones de pesos que luego se retiró ante la presión de los regidores.

Y es que la deuda de Acapulco representa el 22.5 por ciento de los recursos de libre disposición con los que cuenta el Ayuntamiento, el servicio de la misma y las obligaciones el 2 por ciento, y las obligaciones con proveedores y contratistas apenas el 1.7 por ciento, según la información que el propio municipio entregó a Hacienda.

Por ejemplo, en Cozumel, Quintana Roo, las obligaciones con contratistas y proveedores son el 25.9 por ciento de sus recursos disponibles por lo que está en observación y sólo podría contratar un 5 por ciento más de deuda si lo necesitara; y en Puerto Vallarta, Jalisco, ascienden al 54.1 por ciento.

En ese mismo estado, en el emblemático y turístico Tequila la deuda y obligaciones ¡representan el 82.9 por ciento de sus ingresos de libre disposición! Esto solo por poner unos ejemplos que ilustran que contrario a esos lugares, la “herencia maldita” que alega Evodio Velázquez, es un cuento para dormir a los ciudadanos mientras el Coco hace de las suyas.

Si los datos oficiales demuestran que la deuda de Acapulco no es del monto exorbitante ni del impacto que ha venido diciendo su alcalde ¿por qué no hay dinero para que el agua, el alumbrado público y otros servicios lleguen a los ciudadanos, mientras los colaboradores de Evodio Velázquez presumen gruesos fajos de billetes en las redes sociales? Órganos fiscalizadores, por favor… ¡Síganle la huella al dinero!

jalepezochoa@gmail.com