/ lunes 24 de mayo de 2021

“Médicos de la privada, desdeñados”

No “subí” a mis redes sociales mi foto vacunándome. No porque no me pareciera importante, sino porque, justamente en esa importancia encontré que no era empático hacerlo frente al dolor de muchas, miles de familias mexicanas que han perdido a un ser querido por el tema de coronavirus y por aquellas familias que están viviendo una gran tensión por la batalla que libran sus familiares con esta enfermedad y que no recibieron la protección que atribuimos al antígeno.

Mientras observo otras fotos de quienes lo compartieron como logro, viene a mi el calvario que han vivido médic@s de la “priva” -la iniciativa privada- por obtener una vacuna.

Y recuerdo que desde el inicio de esta batalla ellas y ellos fueron desdeñados en la protección y ayuda a su labor considerando que la sociedad, por miedo, decidía no ir a los hospitales y se atendían con sus médicos de confianza.

Aunque no sólo el miedo provocaba en la población alejarse de los centros hospitalarios, también la falta de recursos económicos que sin recurso y sin dinero para realizarse pruebas, al menos acudían para confirmar el problema y atenderse con los recursos disponibles a la mano.

El desdén mostrado por el gobierno federal hacia ellos ha sido doloroso. Ellas y ellos no han dejado de trabajar, no han dejado de exponerse, no han dejado de estar cerca del peligro y muchos han perdido la vida como otras y otros mexicanos, en el anonimato, en el silencio.

Enterarme de que médicos andan a la “caza” de vacunas que hayan quedado para recibirlas, es un agravio a su labor y es un agravio a la sociedad mexicana. Es como si en la familia se comprara comida sólo para un hijo y se dejara fuera de ese beneficio a los demás integrantes. Sin duda esos padres de familia no merecerían el nombre con respeto.

En guerrero se incluyó a los médicos recientemente. Es decir, luego de que se aplicara la vacuna a los médicos que están en centros hospitalarios en la primera línea -merecido por cierto-, y después de que se aplicara a los adultos mayores.

La convocatoria, a decir del personal médico de la privada, no les llegó como una atención directa, sino indirecta, “si se enteran bueno, que vayan y tomen las sobras”, parecía el mensaje que desdeñaba a un sector que no ha bajado la guardia, incluso decían, es como si se les considerara “apestados” como a los empresarios mexicanos y hasta considerar que su labor era descalificada y mal vista por ayudar a la población.

Parece que el paso del tiempo en esta actividad periodística me resulta favorable cuando me permite revisar lo que he vivido con otros gobiernos y la previsible respuesta a una emergencia como la que seguimos viviendo. Ahora con preocupación me pregunto cuál es la ruta de nuestro estado cuando médicos deben despojarse de su identidad para acudir como ciudadanos a recibir por derecho una vacuna. Debemos despojarnos de nuestra identidad para sobrevivir en el México que estamos viviendo? Surrealismo?

No “subí” a mis redes sociales mi foto vacunándome. No porque no me pareciera importante, sino porque, justamente en esa importancia encontré que no era empático hacerlo frente al dolor de muchas, miles de familias mexicanas que han perdido a un ser querido por el tema de coronavirus y por aquellas familias que están viviendo una gran tensión por la batalla que libran sus familiares con esta enfermedad y que no recibieron la protección que atribuimos al antígeno.

Mientras observo otras fotos de quienes lo compartieron como logro, viene a mi el calvario que han vivido médic@s de la “priva” -la iniciativa privada- por obtener una vacuna.

Y recuerdo que desde el inicio de esta batalla ellas y ellos fueron desdeñados en la protección y ayuda a su labor considerando que la sociedad, por miedo, decidía no ir a los hospitales y se atendían con sus médicos de confianza.

Aunque no sólo el miedo provocaba en la población alejarse de los centros hospitalarios, también la falta de recursos económicos que sin recurso y sin dinero para realizarse pruebas, al menos acudían para confirmar el problema y atenderse con los recursos disponibles a la mano.

El desdén mostrado por el gobierno federal hacia ellos ha sido doloroso. Ellas y ellos no han dejado de trabajar, no han dejado de exponerse, no han dejado de estar cerca del peligro y muchos han perdido la vida como otras y otros mexicanos, en el anonimato, en el silencio.

Enterarme de que médicos andan a la “caza” de vacunas que hayan quedado para recibirlas, es un agravio a su labor y es un agravio a la sociedad mexicana. Es como si en la familia se comprara comida sólo para un hijo y se dejara fuera de ese beneficio a los demás integrantes. Sin duda esos padres de familia no merecerían el nombre con respeto.

En guerrero se incluyó a los médicos recientemente. Es decir, luego de que se aplicara la vacuna a los médicos que están en centros hospitalarios en la primera línea -merecido por cierto-, y después de que se aplicara a los adultos mayores.

La convocatoria, a decir del personal médico de la privada, no les llegó como una atención directa, sino indirecta, “si se enteran bueno, que vayan y tomen las sobras”, parecía el mensaje que desdeñaba a un sector que no ha bajado la guardia, incluso decían, es como si se les considerara “apestados” como a los empresarios mexicanos y hasta considerar que su labor era descalificada y mal vista por ayudar a la población.

Parece que el paso del tiempo en esta actividad periodística me resulta favorable cuando me permite revisar lo que he vivido con otros gobiernos y la previsible respuesta a una emergencia como la que seguimos viviendo. Ahora con preocupación me pregunto cuál es la ruta de nuestro estado cuando médicos deben despojarse de su identidad para acudir como ciudadanos a recibir por derecho una vacuna. Debemos despojarnos de nuestra identidad para sobrevivir en el México que estamos viviendo? Surrealismo?