/ lunes 30 de mayo de 2022

“Manuel Buendía, 38 años. El dino ahí sigue”

Un día 30 de mayo, de 1984, Manuel Buendía salió de su oficina para encontrar la muerte, fueron 5 disparos en su espalda, con ello los autores pretendieron terminar con la “Red Privada” y el miedo a ser expuestos en ella. El 25 de mayo de 2022, Layda Sansores, Gobernadora de Campeche, revelaba un audio en el que Alejandro Moreno, “alito”, dirigente nacional del PRI, señalaba la forma de matar periodistas “hay que matarlos de hambre”.

Al periodista Manuel Buendía Tellezgirón lo mataron, de acuerdo a las crónicas del hecho, en el cruce de Reforma e Insurgentes. En esa misma avenida de los Insurgente están las oficinas donde despacha, todavía, como dirigente del tricolor, Alejandro Moreno, quien dice que sus palabras fueron editadas, quién, como el gobierno en turno, niega lo que está en evidencia y que ha sido un tiro de gracia para él, para el partido y para su grupo político, y quizá para laalianza que tiene también todavía, con el PAN y el PRD.

Manuel Buendía tenía “olfato periodístico” y señalaba que los mismos medios eran su fuente, cuando había comentarios de que era nutrido de información por la CIA. Su trabajo no fue el más cómodo para los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, encuyo ejercicio administrativo fue privado de la vida. Incluso no tan cómodo para dos personajes de la vida política: Manuel Barlett, Secretario de Gobernación, y el Secretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui.

Después del 2013 cuando sale libre quien fue acusado como autor intelectual, José Antonio Zorrilla Pérez, quien fuera director de la DFS, Dirección Federal de Seguridad, considerado brazo derecho de Barlett, a pesar del silencio que ha guardado, trascendía una declaración en el que se decía “inocente”, pero que tenía miedo.

Alito se dice inocente. Y como a José Antonio Zorrilla, no se le cree. Y como Zorrilla, Alito tiene miedo.

Cerca de la fecha en que se conmemora en el país la Libertad de Expresión, pasará antes la elección en seis entidades. Pero ha pasado a otro término esa elección, queda como nata la declaración que ventila un pensamiento asesino en potencia ante la fortaleza de las y los periodistas, la investigación periodística, la denuncia, el papel de los medios digitales y tradicionales que ven como la percepción de su labor es opacada por el sarcasmo de la intolerancia ante la memoria que prevalece para impulsar cambios.

A casi 40 años del asesinato de Manuel Buendía, la intolerancia política está latente como entonces, el dino sigue vivo y sigue actuando, opinando, generando lo mismo que dijo Alito, mátalos de hambre. Olvidan que son temporales, que siempre habrá quien narre su caída.

Un día 30 de mayo, de 1984, Manuel Buendía salió de su oficina para encontrar la muerte, fueron 5 disparos en su espalda, con ello los autores pretendieron terminar con la “Red Privada” y el miedo a ser expuestos en ella. El 25 de mayo de 2022, Layda Sansores, Gobernadora de Campeche, revelaba un audio en el que Alejandro Moreno, “alito”, dirigente nacional del PRI, señalaba la forma de matar periodistas “hay que matarlos de hambre”.

Al periodista Manuel Buendía Tellezgirón lo mataron, de acuerdo a las crónicas del hecho, en el cruce de Reforma e Insurgentes. En esa misma avenida de los Insurgente están las oficinas donde despacha, todavía, como dirigente del tricolor, Alejandro Moreno, quien dice que sus palabras fueron editadas, quién, como el gobierno en turno, niega lo que está en evidencia y que ha sido un tiro de gracia para él, para el partido y para su grupo político, y quizá para laalianza que tiene también todavía, con el PAN y el PRD.

Manuel Buendía tenía “olfato periodístico” y señalaba que los mismos medios eran su fuente, cuando había comentarios de que era nutrido de información por la CIA. Su trabajo no fue el más cómodo para los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo y Miguel de la Madrid, encuyo ejercicio administrativo fue privado de la vida. Incluso no tan cómodo para dos personajes de la vida política: Manuel Barlett, Secretario de Gobernación, y el Secretario de la Defensa Nacional, Juan Arévalo Gardoqui.

Después del 2013 cuando sale libre quien fue acusado como autor intelectual, José Antonio Zorrilla Pérez, quien fuera director de la DFS, Dirección Federal de Seguridad, considerado brazo derecho de Barlett, a pesar del silencio que ha guardado, trascendía una declaración en el que se decía “inocente”, pero que tenía miedo.

Alito se dice inocente. Y como a José Antonio Zorrilla, no se le cree. Y como Zorrilla, Alito tiene miedo.

Cerca de la fecha en que se conmemora en el país la Libertad de Expresión, pasará antes la elección en seis entidades. Pero ha pasado a otro término esa elección, queda como nata la declaración que ventila un pensamiento asesino en potencia ante la fortaleza de las y los periodistas, la investigación periodística, la denuncia, el papel de los medios digitales y tradicionales que ven como la percepción de su labor es opacada por el sarcasmo de la intolerancia ante la memoria que prevalece para impulsar cambios.

A casi 40 años del asesinato de Manuel Buendía, la intolerancia política está latente como entonces, el dino sigue vivo y sigue actuando, opinando, generando lo mismo que dijo Alito, mátalos de hambre. Olvidan que son temporales, que siempre habrá quien narre su caída.