Nuevamente, como cada año sucede, los rechazados de la Escuela de Medicina, Enfermería y Odontología de la UAGro, azuzados por una líder con intereses oscuros, se plantaron en glorieta de la Diana colocando mantas y tapancos para cubrirse del sol inclemente.
En realidad, no son tantos estudiantes los que ahí están de guardia, pero no hay autoridad que se decida a retíralos .
No se entiende esta postura de la líder ya que lo único que hace es engañar a los jóvenes estudiantes porque hasta ahora solo han logrado que se les oferte cupo en otras carreras ya que en las carreras que ellos eligieron no pueden permitir un solo más de lo que tienen permitido.
No hay forma de apoyar a este colectivo
Ellos denuncian que se cobra millas de pesos por salir aprobados en estas escuelas y que por ser pobres y no contar con recursos económicos, se les rechaza e impide estudiar la carrera que eligieron.
Por supuesto que esta denuncia requiere una investigación a fondo y de ser cierto castigar a quienes lo hacen. Sin embargo, el bloquear la principal avenida del puerto que nos da de comer y hacer que se formen largas filas de vehículos, embotellando el tráfico y cortar un paso desde la avenida Farallón hacia la Base, es un delito y pérdida de tiempo .
Por supuesto que estos jóvenes tienen derecho a manifestar sus inconformidades, pero no a bloquear vialidades.
Estamos en una crisis económica provocada por la pandemia, inseguridad y los fenómenos naturales que nos han azotado en los últimos meses.
Los pocos empresarios que aún quedan están en quiebra tronándose los dedos para subsistir y pagar sus nóminas y con la esperanza de aliviarse un poco en la temporada invernal.
Sin embargo, de correrse la voz de este plantón pues es posible que muchas reservas se cancelen .
Si hay una inconformidad, pues que vayan a las oficinas de la UAGro en Chilpancingo o aquí en zona sur.
Desafortunadamente los jóvenes se cierran al diálogo y la negociación , envalentonados por su líder que no da la cara, pero todos saben que es la mano que mece la cuna.
Acapulco no se merece darse el tiro de gracia por sus propios ciudadanos y matar a la gallina escuálida en que se convirtió en nuestro destino turístico.
La presidenta municipal tiene el deber de tomar una decisión que libere a la avenida costera Miguel Alemán o seguirán los cierres de los negocios y con ello menos ingresos para el Ayuntamiento.
Llévense a los estudiantes a las oficinas de la UAGro y que ahí les solucionen sus demandas y por otro lado que se apliquen el derecho a quienes lideran este movimiento.
