/ jueves 5 de septiembre de 2024

Los demonios del Edén y otros demonios

Los demonios se aparecieron a Lidia Cacho, cuando publicó su libro “Los Demonios del Edén”. Y otros más siguen apareciendo cuando siguen protegiendo al “gober precioso” Mario Marín Torres a quien dieron “sabadazo”, al liberarlo de la prisión donde estuvo por tres años bajo los presuntos cargos de participar en la tortura de la periodista. Es que este acto es una ofensa para las mujeres, pues sí maltratan a una mujer periodista, nos agreden a todas las mujeres periodistas. Y si no se hace justicia a las mujeres también hay que alzar la voz.

Todo empezó, escribió Lidia Cacho, cuando “El viernes 16 de diciembre de 2005, siete meses después de que comenzó a circular la primera edición de este libro fui detenida sorpresivamente por brigadas de judiciales…” Lidia se encontraba en su centro de trabajo el Centro Integral de Atención a las Mujeres CIAM) en Cancún donde ella era directora. Desde Puebla los Demonios del gobernador Mario Marín se trasladaron a Cancún y de nuevo a Puebla, en un convoy de dos autos con cinco judiciales, y otros tres vehículos más en Quintana Roo, donde fue llevada a la Procuraduría, donde continuaron amedrentando y amenazando a la periodista. Lidia Cacho, quien inició una investigación sobre pornografía Infantil y trata de personas, destapó una cloaca mucho más grande, por ese motivo causó enojo en quienes ejercían este delito, en los que estaban involucrados Kamel Nacif Borge, Jean Succar Kuri y el gobernador del estado de Puebla. A pesar de todas las pruebas que presentó Lidia Cacho, las autoridades mexicanas no hicieron caso en aquel entonces, por lo que se acudió a instancias internacionales.

Con respecto al libanés Kamel Nacif, conocido como “El rey de la mezclilla”, su país le retiró la visa y lo detuvo, sin embargo salió libre bajo fianza. Kamel Nacif en una grabación con Mario Marín lo llamó “el gober precioso” y ambos celebraron el maltrato y expresaron su misoginia hacia Lidia con la promesa de unas botellas de coñac o huisqui, para Mario Marín. Jean Succar Kuri, fue sentenciado a 93 años de prisión por pornografía infantil y corrupción de menores.

En las entrevistas de su investigación, Lidya Cacho, pudo acercarse a las víctimas que fueron abusadas sexualmente y recoger sus testimonios, que por tantos años de amenazas tuvieron que sufrir. Niñas que desde muy pequeñas estuvieron a merced de estos pedófilos.

Con temple, con valor, con todo un sistema en contra, Lidia cacho llevó a cabo una investigación que casi le cuesta la vida, debido a que su casa fue allanada, sus mascotas envenenadas y ella por todas las amenazas tuvo que salir del país; con el compromiso que implica el periodismo de investigación y con los riesgos en cuanto a estos temas, Lidia Cacho asume que “el reto del periodista es contar historias humanas para comprender mejor el mundo que nos rodea”. Yo diría que es para que la gente se de cuenta de que hay que proteger a las y los hijos. Enseñarles a que no porque les ofrezcan unos zapatos tenis, un celular, o una computadora acepten irse con alguien o tomarse fotos. Decirles que hay redes de trata de personas, que se dedican al negocio sexual.

Queremos creer que estos integrantes de la red de pederastas también tarde o temprano se encontrarán con sus propios demonios, con el peso de sus culpas que pagarán encarcelados, otros, seguramente, darán cuenta en el otro tribunal.

Los demonios se aparecieron a Lidia Cacho, cuando publicó su libro “Los Demonios del Edén”. Y otros más siguen apareciendo cuando siguen protegiendo al “gober precioso” Mario Marín Torres a quien dieron “sabadazo”, al liberarlo de la prisión donde estuvo por tres años bajo los presuntos cargos de participar en la tortura de la periodista. Es que este acto es una ofensa para las mujeres, pues sí maltratan a una mujer periodista, nos agreden a todas las mujeres periodistas. Y si no se hace justicia a las mujeres también hay que alzar la voz.

Todo empezó, escribió Lidia Cacho, cuando “El viernes 16 de diciembre de 2005, siete meses después de que comenzó a circular la primera edición de este libro fui detenida sorpresivamente por brigadas de judiciales…” Lidia se encontraba en su centro de trabajo el Centro Integral de Atención a las Mujeres CIAM) en Cancún donde ella era directora. Desde Puebla los Demonios del gobernador Mario Marín se trasladaron a Cancún y de nuevo a Puebla, en un convoy de dos autos con cinco judiciales, y otros tres vehículos más en Quintana Roo, donde fue llevada a la Procuraduría, donde continuaron amedrentando y amenazando a la periodista. Lidia Cacho, quien inició una investigación sobre pornografía Infantil y trata de personas, destapó una cloaca mucho más grande, por ese motivo causó enojo en quienes ejercían este delito, en los que estaban involucrados Kamel Nacif Borge, Jean Succar Kuri y el gobernador del estado de Puebla. A pesar de todas las pruebas que presentó Lidia Cacho, las autoridades mexicanas no hicieron caso en aquel entonces, por lo que se acudió a instancias internacionales.

Con respecto al libanés Kamel Nacif, conocido como “El rey de la mezclilla”, su país le retiró la visa y lo detuvo, sin embargo salió libre bajo fianza. Kamel Nacif en una grabación con Mario Marín lo llamó “el gober precioso” y ambos celebraron el maltrato y expresaron su misoginia hacia Lidia con la promesa de unas botellas de coñac o huisqui, para Mario Marín. Jean Succar Kuri, fue sentenciado a 93 años de prisión por pornografía infantil y corrupción de menores.

En las entrevistas de su investigación, Lidya Cacho, pudo acercarse a las víctimas que fueron abusadas sexualmente y recoger sus testimonios, que por tantos años de amenazas tuvieron que sufrir. Niñas que desde muy pequeñas estuvieron a merced de estos pedófilos.

Con temple, con valor, con todo un sistema en contra, Lidia cacho llevó a cabo una investigación que casi le cuesta la vida, debido a que su casa fue allanada, sus mascotas envenenadas y ella por todas las amenazas tuvo que salir del país; con el compromiso que implica el periodismo de investigación y con los riesgos en cuanto a estos temas, Lidia Cacho asume que “el reto del periodista es contar historias humanas para comprender mejor el mundo que nos rodea”. Yo diría que es para que la gente se de cuenta de que hay que proteger a las y los hijos. Enseñarles a que no porque les ofrezcan unos zapatos tenis, un celular, o una computadora acepten irse con alguien o tomarse fotos. Decirles que hay redes de trata de personas, que se dedican al negocio sexual.

Queremos creer que estos integrantes de la red de pederastas también tarde o temprano se encontrarán con sus propios demonios, con el peso de sus culpas que pagarán encarcelados, otros, seguramente, darán cuenta en el otro tribunal.

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