/ miércoles 5 de junio de 2019

Los cruceros en Acapulco

La estampa de un Crucero -de los tantos que nos visitan-, embelleciendo aún más nuestra bellísima bahía, es ya típico en el imaginario acapulqueño que nos devuelve la alegría en cada ocasión que los vemos anclados como parte del paisaje tropical, como añadidura navegante de personas que van y vienen por los sietes mares en esta aldea global: incansables vagabundos que de puerto en puerto van a los más diversos destinos turísticos.

Pero no siempre fue así. Hubo temporada de vacas flacas. Tiempos en los que en lontananza no aparecía la silueta de un solo buque ni como perdido por las corrientes marítimas. Competencias desleales con Acapulco. Apatía de secretarios de turismo poco comprometidos con Guerrero, pero, estas meditaciones editoriales no son paño de lágrimas de ningún pasado borrascoso. El presente es luminoso y ello nos basta. En Sectur está al frente Ernesto Rodríguez Escalona, afanoso acapulqueño, conocedor, dedicado y siempre atento a toda innovación y campaña que tienda a traer nuevas corrientes de visitantes, de congresos y festivales que contribuyan con sus eventos mejorando las derramas económicas, benéficas para todo Acapulco, Guerrero y México.

Volviendo al tema de los Cruceros, hoy uno llega y otro se va, en un encadenamiento perfecto que permite a miles de europeos y norteamericanos conocer, sentir, amar una temperatura sin vaivenes, ondulante entre los 30 grados a la sombra; con trescientos días al año, soleados, mientras que las cuatro estaciones se integran en una sola pieza solar para que el turista no extrañe fríos polares ni insoportables calores: Acapulco, eres creación de Dios.

A principios del gobierno de Héctor Astudillo prevalecían las ausencias notorias de los cruceros. Ello no amedrentó a nadie. Personalmente el gobernador visitó los corporativos autorizados en Miami: convocó a ejecutivos, negoció con las compañías navieras; ofreció ventajas, garantizó diversiones. El resultado lo estamos viendo pues no hay semana en que no veamos en la silueta de la bahía de Santa Lucía soberbias imágenes de navíos que nos visitan, porque nos prefieren.

No concluyo estas líneas sin remarcar el reconocimiento que en materia de Cruceros debemos al gobernador Héctor Astudillo Flores. Un yacimiento turístico muy importante en las promociones que no debemos descuidar, pues como ya quedó demostrado en este aspecto, se han logrado redoblar los resultados en beneficio de todos.

La estampa de un Crucero -de los tantos que nos visitan-, embelleciendo aún más nuestra bellísima bahía, es ya típico en el imaginario acapulqueño que nos devuelve la alegría en cada ocasión que los vemos anclados como parte del paisaje tropical, como añadidura navegante de personas que van y vienen por los sietes mares en esta aldea global: incansables vagabundos que de puerto en puerto van a los más diversos destinos turísticos.

Pero no siempre fue así. Hubo temporada de vacas flacas. Tiempos en los que en lontananza no aparecía la silueta de un solo buque ni como perdido por las corrientes marítimas. Competencias desleales con Acapulco. Apatía de secretarios de turismo poco comprometidos con Guerrero, pero, estas meditaciones editoriales no son paño de lágrimas de ningún pasado borrascoso. El presente es luminoso y ello nos basta. En Sectur está al frente Ernesto Rodríguez Escalona, afanoso acapulqueño, conocedor, dedicado y siempre atento a toda innovación y campaña que tienda a traer nuevas corrientes de visitantes, de congresos y festivales que contribuyan con sus eventos mejorando las derramas económicas, benéficas para todo Acapulco, Guerrero y México.

Volviendo al tema de los Cruceros, hoy uno llega y otro se va, en un encadenamiento perfecto que permite a miles de europeos y norteamericanos conocer, sentir, amar una temperatura sin vaivenes, ondulante entre los 30 grados a la sombra; con trescientos días al año, soleados, mientras que las cuatro estaciones se integran en una sola pieza solar para que el turista no extrañe fríos polares ni insoportables calores: Acapulco, eres creación de Dios.

A principios del gobierno de Héctor Astudillo prevalecían las ausencias notorias de los cruceros. Ello no amedrentó a nadie. Personalmente el gobernador visitó los corporativos autorizados en Miami: convocó a ejecutivos, negoció con las compañías navieras; ofreció ventajas, garantizó diversiones. El resultado lo estamos viendo pues no hay semana en que no veamos en la silueta de la bahía de Santa Lucía soberbias imágenes de navíos que nos visitan, porque nos prefieren.

No concluyo estas líneas sin remarcar el reconocimiento que en materia de Cruceros debemos al gobernador Héctor Astudillo Flores. Un yacimiento turístico muy importante en las promociones que no debemos descuidar, pues como ya quedó demostrado en este aspecto, se han logrado redoblar los resultados en beneficio de todos.

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