/ viernes 10 de abril de 2020

Las lecciones del Covid-19

Duros golpes a la humanidad está dando este maldito virus que está infectando a miles y pronto millones de seres humanos de los cuales muchos podemos fallecer. Se dice que los más vulnerables son las personas mayores de sesenta años y enfermos crónicos, pero en realidad puede morir cualquier persona que tenga bajas sus defensas. Ignoro si este virus salió de un murciélago o se salió de control de un laboratorio o peor aún fue elaborado con fines perversos por alguna de las grandes potencias para controlar al mundo. Lo cierto es que a la par del problema de salud que se padece actualmente están las grandes lecciones que nos deja esta crisis sanitaria. Nuestro error fue que nos despojamos del espíritu humanitario con nuestros semejantes dividiéndonos por clases económicas, colores de piel y por las costumbres. Dejamos que fueran las leyes de la oferta y demanda quienes decidieran la suerte de las personas. La economía se convirtió en la gran dictadora que mueve los hilos de las relaciones humanas. Poderoso caballero es don dinero decían los abuelos. Así las cosas, los gobiernos optaron por olvidarse de los que menos tienen por no producir para sobrevivir, la ayuda a las personas mayores sólo se hacen con fines electorales y en cambio al ver que el sistema de pensiones estaba quebrado y la expectativa de vida aumentó se aumentaron los años para una jubilación para así, morir el empleado trabajando. Los servicios de salud dejan mucho que desear viendo cuadros tristes de filas de enfermos clamando por una consulta y medicina. Pero eso no es lo malo sino el hecho de que pueden pasar meses o años para que te puedan operar; muriendo en muchos casos el paciente antes de llegar a la fría plancha. La infraestructura hospitalaria es obsoleta, rota u oxidada, cuando se tiene. Las escuelas públicas están casi derruidas por el escaso mantenimiento y los maestros carentes de compromiso con la enseñanza. No hay apoyo para el que menos tiene. El campo tampoco tiene apoyo para tecnificar al campesino para que se convierta en agricultor con su tractor en lugar de los bueyes. Hoy en día estamos siendo empáticos a fuerza de esta crisis; pero esperemos que al pasar – si es qué pasa- no olvidemos esta dura lección y mantengamos la visión de apoyo a los más necesitados, hacer más humanitarias las políticas públicas en pro del bien común y no solo de unos cuantos. Afortunada o infortunadamente este virus ataca a todos por igual sin distingo de ninguna especie. Ricos y pobres estamos amenazados por igual, por lo que debemos erradicar el egoísmo, racismo y la discriminación y practicar la tolerancia, empatía y humanismo. Estamos ante el umbral de la extinción de la raza humana si no cambiamos de actitud. No se vale que los líderes vivales lleven a sus seguidores masivamente a exigir al gobierno dineri o despensas sin ningún tipo de medidas precautorias para evitar el contagio y ponernos en riesgo a los demás. Tampoco que los empresarios acaparen los productos para encarecerlos a la población. Esta semana venidera será crucial para nosotros y solo saldremos adelante cerrando filias evitando salir. Entendamos y cambiemos conductas valemadristas. O nos cuidamos o nos morimos así de sencillo. ENTENDÁMOSLO.

Duros golpes a la humanidad está dando este maldito virus que está infectando a miles y pronto millones de seres humanos de los cuales muchos podemos fallecer. Se dice que los más vulnerables son las personas mayores de sesenta años y enfermos crónicos, pero en realidad puede morir cualquier persona que tenga bajas sus defensas. Ignoro si este virus salió de un murciélago o se salió de control de un laboratorio o peor aún fue elaborado con fines perversos por alguna de las grandes potencias para controlar al mundo. Lo cierto es que a la par del problema de salud que se padece actualmente están las grandes lecciones que nos deja esta crisis sanitaria. Nuestro error fue que nos despojamos del espíritu humanitario con nuestros semejantes dividiéndonos por clases económicas, colores de piel y por las costumbres. Dejamos que fueran las leyes de la oferta y demanda quienes decidieran la suerte de las personas. La economía se convirtió en la gran dictadora que mueve los hilos de las relaciones humanas. Poderoso caballero es don dinero decían los abuelos. Así las cosas, los gobiernos optaron por olvidarse de los que menos tienen por no producir para sobrevivir, la ayuda a las personas mayores sólo se hacen con fines electorales y en cambio al ver que el sistema de pensiones estaba quebrado y la expectativa de vida aumentó se aumentaron los años para una jubilación para así, morir el empleado trabajando. Los servicios de salud dejan mucho que desear viendo cuadros tristes de filas de enfermos clamando por una consulta y medicina. Pero eso no es lo malo sino el hecho de que pueden pasar meses o años para que te puedan operar; muriendo en muchos casos el paciente antes de llegar a la fría plancha. La infraestructura hospitalaria es obsoleta, rota u oxidada, cuando se tiene. Las escuelas públicas están casi derruidas por el escaso mantenimiento y los maestros carentes de compromiso con la enseñanza. No hay apoyo para el que menos tiene. El campo tampoco tiene apoyo para tecnificar al campesino para que se convierta en agricultor con su tractor en lugar de los bueyes. Hoy en día estamos siendo empáticos a fuerza de esta crisis; pero esperemos que al pasar – si es qué pasa- no olvidemos esta dura lección y mantengamos la visión de apoyo a los más necesitados, hacer más humanitarias las políticas públicas en pro del bien común y no solo de unos cuantos. Afortunada o infortunadamente este virus ataca a todos por igual sin distingo de ninguna especie. Ricos y pobres estamos amenazados por igual, por lo que debemos erradicar el egoísmo, racismo y la discriminación y practicar la tolerancia, empatía y humanismo. Estamos ante el umbral de la extinción de la raza humana si no cambiamos de actitud. No se vale que los líderes vivales lleven a sus seguidores masivamente a exigir al gobierno dineri o despensas sin ningún tipo de medidas precautorias para evitar el contagio y ponernos en riesgo a los demás. Tampoco que los empresarios acaparen los productos para encarecerlos a la población. Esta semana venidera será crucial para nosotros y solo saldremos adelante cerrando filias evitando salir. Entendamos y cambiemos conductas valemadristas. O nos cuidamos o nos morimos así de sencillo. ENTENDÁMOSLO.